Coronavirus en Cádiz

El otro frente de la batalla ante el virus

  • La Central de Compras del SAS en la provincia se encarga de hacer acopio de material ante un posible rebrote

  • Han pasado momentos muy duros durante la epidemia, sobre todo el principio ante la escasez de EPIs

  • La crisis de las mascarillas defectuosas, un momento clave en la pandemia

Una empleada de la Central de Compras ordenando pedidos delante de uno de los almacenes.

Una empleada de la Central de Compras ordenando pedidos delante de uno de los almacenes. / Julio González

En Cádiz el consumo de mascarillas FFP2 antes de la pandemia era de 17.000 al año. Actualmente es de 13.000 a la semana, lo que supone un incremento de un 4.000%. Es solo un ejemplo para situar el escenario en el que se han movido responsables y trabajadores de la Central de Compras del Servicio Andaluz de Salud en Cádiz durante el brote de coronavirus. Hablamos de una Plataforma Logística de facto que da cobertura a todos los hospitales y centros de salud de los diferentes distritos sanitarios de la provincia, con excepción de la comarca del Campo de Gibraltar, que cuenta con su propio centro situado en Palmones.

Una vez que el virus parece en retroceso y que los peores momentos, esos en que se hablaba del posible colapso sanitario, han pasado, Diario de Cádiz ha visitado la Central de Compras, situada en el interior del recinto fiscal de la Zona Franca, para conocer de primera mano cómo se ha vivido esta situación tan excepcional y, sobre todo, cómo va esa preparación de cara a los temibles rebrotes del Covid-19.

Porque una vez pasada la peor racha de la pandemia la estrategia ante futuras batallas es contar con una buena reserva de material. El SAS va a disponer de tres almacenes, además de los de las plataformas provinciales, donde va a guardar 120 millones de euros en EPIs. Uno de ellos estará en Sevilla, otro en Antequera y un tercero en Granada. Además desde el SAS se han dado instrucciones para que cada provincia tenga su propio estocaje de reserva.

Demetrio González, director económico de la Central de Compras de Cádiz, comentó a este respecto que “hemos estimado unos tres o cuatro meses de almacenaje con el consumo actual, que no tiene nada que ver con lo previo que teníamos”. “En la mayoría de productos hemos alcanzado ya el stock para tres meses. Ahora mismo tenemos unos 3 millones de euros sólo en material de EPIs almacenado, incluso si vemos que estas dependencias se nos quedan pequeñas podríamos buscar otras dentro de la propia Zona Franca”.

Buena parte del personal del Central de Compras del SAS en Cádiz posan en las instalaciones de la Zona Franca. Buena parte del personal del Central de Compras del SAS en Cádiz posan en las instalaciones de la Zona Franca.

Buena parte del personal del Central de Compras del SAS en Cádiz posan en las instalaciones de la Zona Franca. / Julio González

Demetrio nos informa de que actualmente cuentan con 900.000 mascarillas quirúrgicas, “pero es cierto que tenemos que aumentar todavía más el stock porque gastamos a la semana unas 200.000 y aún estamos por debajo de las reservas para esos tres meses. Tenemos para un mes más o menos. Estamos buscando proveedores porque el mercado ya está menos tensionado”, asegura.

De las FFP2, con un consumo de 13.000 semanales, “tenemos 230.000, ya estamos bien para tres o cuatro meses”.

Además de las mascarillas, en la Central de Compras hay almacenados: 205.000 batas, 11.050 monos con capucha, 28.100 gafas protectoras, 21.650 pantallas protectoras, 2.250.000 guantes de nitrilo y 200 mascarillas FFP3, las más difíciles de conseguir incluso ahora. “El principal problema lo tenemos con los guantes, porque aunque tenemos casi esos 2.300.000 el consumo semanal es de 1.500.000. Actualmente es el producto estrella y no hay proveedor nacional. No hay nadie en España que haga guantes de nitrilo. Es el mismo problema que teníamos con las mascarillas pero al menos en ese caso había dos fábricas nacionales, una en el País Vasco y otra en Jaén. En el caso de los guantes todo el producto se importa”, dice.

Las instalaciones de la Central de Compras del SAS en Cádiz disponen de 3.800 metros cuadrados y 37.500 metros cúbicos. Está sectorizado en las áreas de recepción, gran volumen, zona de picking (donde los operarios preparan los pedidos), carrusel, muelle de salida y área administrativa dentro de las dependencias de dos plantas. El carrusel del que hablamos gestiona el 30% de las líneas de pedidos, unas 500 diarias de media y verlo funcionar es hipnótico. Durante nuestra visita dos empleados van solicitando los diversos materiales “y la máquina es la que se los acerca, le dice cuántos lleva, cuántos falta y cómo repartirlos para cada centro hospitalario”.

Tanto los traspasos de material como las salidas están automatizadas mediante dispositivos PDAs (Ayudante Personal Digital), estando en fase de implantación la preparación de los pedidos, lo cuál permitirá ser más eficientes.

El gasto anual en bienes y servicios asciende a 450 millones de euros, de los cuáles unos 125 millones corresponden a material sanitario y no sanitario que pasa directamente por el almacén gaditano.

Un operario con una carretilla entre las centenares de estanterías. Un operario con una carretilla entre las centenares de estanterías.

Un operario con una carretilla entre las centenares de estanterías. / Julio González

Para la distribución de los centros de salud del Distrito Bahía de Cádiz existen 10 rutas establecidas y para los centros de salud del área de Jerez otras ocho. Hay entre 2 y 3 entregas diarias a los hospitales, en función de la programación que se haga.

Durante la pandemia del Covid-19, y ante el desabastecimiento mundial de EPIs se ha estado suministrando desde el almacén central a los centros sanitarios privados de la provincia y otras empresas privadas cuyos profesionales necesitaban dicho material. “Incluso ha sido la vía de entrada para parte del material recibido para distintas delegaciones, lo cuál ha supuesto alterar las rutas establecidas incrementando el número de repartos”, comenta Demetrio.

Diariamente se preparan unas 1.500 líneas de pedido y se reciben unos 275 pedidos de distintos proveedores. Se distribuyen diariamente entre 90 y 100 palets entre las dos grandes naves existentes, una de entrada y otra de salida, donde se almacenan unos 1.060 artículos distintos, con una media de stock valorada en dos millones de euros con una rotación de unos 35 días. Debido a la pandemia, “y después de las peores semanas en las que hemos tenido dificultades para abastecernos, en estos momentos disponemos de un stock de 5 millones”. Esa diferencia de tres millones corresponde a la reserva de EPIs compuesta por todo el material antes detallado, desde batas hasta gafas o mascarillas.

Durante la visita también nos acompaña José Antonio Davín, jefe de sección de Compras y Logística de la Central de Compras y que reconoce que han vivido momentos complicados. “Han sido jornadas agotadoras, durmiendo cuatro y cinco horas al día, bueno, más que dormir intentándolo, porque la cabeza no dejaba de funcionar en ningún momento. Hemos vivido momentos muy complicados al principio porque no sólo no había material sino que era difícil encontrar proveedores de garantías”.

José Antonio Davín y Demetrio González son jefe de sección y director económico de la Central de Compras. José Antonio Davín y Demetrio González son jefe de sección y director económico de la Central de Compras.

José Antonio Davín y Demetrio González son jefe de sección y director económico de la Central de Compras. / Julio González

En el SAS cuentan con un estricto protocolo para comprar productos de garantías. Reconocen que se ha podido producir algún fallo “porque quizá no hemos dado el último paso, que era verificar la autenticidad de ese sello CE que traían los productos. Nadie pensaba que íbamos a tener problemas hasta que aparecieron las famosas mascarillas Garry Galaxy, que nos llegaron con todas las garantías pero que al pasar por el Centro Nacional de Protección detectaron que no filtraban lo que especificaba la etiqueta”, dice Davín. “Eso marca un antes y un después”, añade Demetrio. Que tiene claro cuáles serían los hitos de mayores dificultades: “Primero el inicio de la pandemia con el desabastecimiento y después lo de las Garry Galaxy, porque hasta ese momento todo el mundo confiaba en la calidad de los productos. A partir de ese momento a todos nos entra cierta desconfianza, a nosotros comprando y a los compañeros en los centros sanitarios también, que lo entendemos, más allá de los momentos de tensión que hemos vivido. Esto nos complicó aún más las compras”, afirma.

La plataforma cuenta con una coordinadora de compras que conoce perfectamente toda la normativa relativa a adquirir material. “Hace un buen filtro, y pese a ello enviamos a los de riesgos laborales de nuevo todo para que valoren. Y si tienen alguna duda lo mandamos a la central para que certifiquen. Ya más no se puede mirar, pero claro, con todo y con eso cabe la posibilidad de que alguna partida pueda tener alguna deficiencia”, dice José Antonio.

Los dos responsables de la Central de Compras entienden perfectamente a los sanitarios y sus quejas durante los peores momentos de la pandemia, cuando muchos de ellos incluso se contagiaron por utilizar material defectuoso. “Comprendemos a los compañeros. Fue duro pero lo entendemos. Para nosotros es fácil entender lo que están pasando ellos, pero la parte nuestra también es complicada”, dice Davín.

“Es duro ponerse delante de un paciente enfermo con un virus tan contagioso, del que desconocemos muchas cosas todavía y que ha generado mucha incertidumbre, pánico en los profesionales como es lógico. Nos ponemos en la piel del sanitario que está en urgencias o en una UCI y ve que hay productos que no cumplen todas las garantías y nos duele. Yo también estaría molesto y preocupado”, reconoce Demetrio.

Otro producto que escaseaba al inicio de la crisis fueron los test. Las compras están centralizadas por la Junta de Andalucía pero todos los test pasan por la Central de Compras. “Durante este periodo hemos asumido el reparto no sólo del SAS sino también de los centros privados de la provincia. Teníamos un decreto del ministerio que decía que todos los proveedores tenían que dirigirse a nosotros, por lo que íbamos ofreciéndolos también a centros privados y a empresas. Entraron test a millares. Actualmente tenemos una cantidad importante para todos los centros. No hay déficit”.

El personal de la plataforma logística también ha sido sometido a los test. “Todos hemos dado negativo, incluso de anticuerpos, así que nadie lo ha pasado. Hemos sido de los últimos en hacernos las pruebas. Se ha priorizado a los compañeros de los hospitales”, recalca Demetrio.

El carrusel donde se preparan los pedidos diarios visto desde arriba. El carrusel donde se preparan los  pedidos diarios visto desde arriba.

El carrusel donde se preparan los pedidos diarios visto desde arriba. / Julio González

Durante todo este tiempo han estado en contacto con otros compañeros de centrales de compras, sobre todo de Madrid o Cataluña, “donde ha sido una locura. Me consta que lo han pasado muy mal. Allí llegó antes, hubo más miedo, aquí al llegar más tarde nos vino bien para prepararnos, porque cuando la OMS declara la pandemia el 11 de marzo ya nosotros llevábamos un mes comprando material”, dice Demetrio.

Pese a esto Davín reconoce que “es muy difícil prever cuánto material íbamos a necesitar. No nos podíamos imaginar por ejemplo que las FFP2 iban a tener un crecimiento de un 4.000%. En situaciones como la gripe A, o el ébola, se han comprado pero por suerte no ha hecho falta. Es muy difícil prever el stock que tienes que tener”.

Ambos coinciden en señalar que “ya estamos más preparados. Sabemos que esto no es una gripe, aunque nos queda mucho por aprender del virus”.

José Antonio echa la vista atrás y recuerda que “Deme me dijo un día: vamos a hacer un plan de contingencia para esto. En principio me quedé en blanco, ¿qué podemos hacer?, me costó, hasta que fui metiéndome en el asunto. Nadie sabía cómo se comportaba el virus. Ha habido cambios de protocolos pero no por falta de organización sino porque ha ido cambiando el escenario. Hace un mes nadie pensaba que ahora los contagios hubieran bajado así. La planificación es que es muy complicada. Tú no sabías dónde iba a llegar esto. ¿Qué compramos, cuánta cantidad? Es difícil”.

Y eso que Demetrio puntualiza que han tenido carta blanca para realizar las compras necesarias por parte del SAS. “Nadie nos ha puesto ningún límite presupuestario. Hemos hecho compras de productos muy importantes a precios más elevados de lo normal que en ningún caso hubiéramos comprado si no supiéramos que podemos necesitarlos. Pero al final es la ley de la oferta y la demanda”.

Durante todo este tiempo, las centrales de compra de las comunidades autónomas tenían proveedores de prestigio, pero las locales han tenido que ir a proveedores más locales, principalmente distribuidores, que es otro de los temas que preocupa para el futuro, porque uno es la reserva de material, pero por otro lado está el consolidar proveedores de fabricación nacional. “Eso es importante de cara a futuros rebrotes de la pandemia. Si no tenemos proveedores nacionales que fabriquen dentro del propio territorio cuando vuelva con fuerza el virus, ya sea en otoño o más adelante, volveremos a pasarlo mal”, explica Demetrio.

“Al final se ha ido deslocalizando toda la producción al sudeste asiático. Si la ley no cambia tendremos una reserva importantísima de material para el otoño, pero si dentro de dos años vuelve a ocurrir algo similar y estamos comprando nuevamente todo en el extranjero volveremos a tener problemas. En estos meses han cerrado fronteras y en las aduanas nos han dejado parados muchos productos que habíamos comprado y pagado. Los Gobiernos cerraban las fronteras y se quedaban con el material. Tú preguntabas al proveedor y te decía sé que ha salido pero no sé dónde está”, cuenta Davín.

Por ello, ambos responsables consideran que sería fundamental que primara en el criterio de adjudicación el arraigo, que se valore la fabricación nacional. “Eso está por explorar. Creo que es un área donde tenemos que dirigirnos, y también por el bien de la economía. Apostar por una industria nacional. Incluso proveedores provinciales que se encarguen de fabricar material sanitario, dice Demetrio. Y José Antonio va en la misma dirección. “Ya en Ubrique estamos trabajando con un proveedor que nos hace batas, gorros y calzas, porque nos preocupa todo esto que hemos padecido: cierres de aduanas, material confiscado… era una situación complicada. Entonces dijimos, vamos a intentar acercar el producto lo más posible. Ubrique nos hace material. Eso nos asegura una producción semanal. Un mínimo aparte de lo que nos llegue desde la central de Sevilla”.

Cajas de monos de los Equipos de Protección Individual se almacenan en las instalaciones. Cajas de monos de  los Equipos de  Protección Individual se almacenan en las instalaciones.

Cajas de monos de los Equipos de Protección Individual se almacenan en las instalaciones. / Julio González

No obstante, una vez que finalice el estado de alarma la compra de material volverá a hacerse por concurso, con largos procesos de licitación y adjudicación. “Si cuando acabe la pandemia estos nuevos proveedores no están dentro de la ley de contratos los volvemos a sacar fuera del mercado, y a una industria que ha hecho un esfuerzo por adelantarse a todos los escenarios la dejamos fuera después de la inversión que han hecho muchos. Porque esta forma de comprar durará mientras esté el estado de alarma. A ver si después hay herramientas jurídicas para que al menos esa reserva estratégica que queremos mantener podemos seguir comprándola a estas empresas sin tener que ir a una licitación más estricta y cerrada”, afirma Demetrio.

Por último, Demetrio quiso agradecer todas las donaciones que llegaron al principio de la pandemia de particulares, pequeñas empresas y de otras de mayor volumen. “Inicialmente fueron fundamentales, nos dieron la vida. Más allá de las que llegaron por Inditex, que ya se sabe que fueron esenciales. Pero en la provincia también hubo mucha gente que donó material, no quiero señalar a ninguno en concreto porque me dolería olvidarme de alguno, y además han sido muchos, pero durante las dos primeras semanas fue tal desbordamiento que tuvimos que preparar un equipo de donaciones específicamente para poder asumir todo esa cantidad de material. Fue fundamental. Nuestro agradecimiento a todos. Y también a los compañeros de trabajo. El equipo ha estado a la altura y hay que ponerlo en valor”, acabó.

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