Una oportunidad para el 'Norte V'
Náutica
Un grupo de amantes de la mar constituyen una asociación para restaurar en la Bahía de Cádiz un velero de 12 metros que fue botado en el año 1944.
"Creo que a todos los que hemos creado esta asociación nos une el amor a los barcos y a la cultura marítima. Lamentamos episodios como la pérdida del Galatea, el abandono de la carabela La Niña en una rotonda o la inoperancia y desidia de la sociedad civil y las administraciones ante la situación del Vapor del Puerto”. Miguel Ramos Grosso, un gaditano involucrado en múltiples iniciativas, siempre con el mar como telón de fondo, supo de la existencia del Norte V, un antiguo velero de madera construido en 1944, que se deshacía en un fondeo en el estuario del Bidasoa, después de un periplo de más de 70 años por distintos puertos del Cantábrico.
Tras sufrir el abordaje de un pesquero hace unos meses, sus propietarios, el matrimonio Isabel Ussía Hornedo y Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo, dieron la voz de alarma, a la que no tardó en responder Miguel Ramos, liderando un grupo seguidores. Manos a la obra.
El Norte V es un velero de 12 metros de eslora y un solo palo construido en los Astilleros Lagos (Vigo) hace 72 años. Su primer propietario fue José María Massó, industrial conservero, que lo compra para regatear junto a su hijo Jaime. Posteriormente lo adquiere José Luis Ussía y Cubas, de quien lo heredan su hijo mayor, Luis Ussía Gavaldá, y su mujer, Asunción Muñoz-Seca (hija del dramaturgo Pedro Muñoz Seca). De ellos lo hereda su hijo Alfonso Ussía Muñoz-Seca y de él su hija, Isabel Ussía Hornedo, y su marido Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo, sobrino del mítico aventurero Miguel de la Quadra-Salcedo, que sigue sus pasos como incansable viajero, navegante y director del proyecto España Rumbo al Sur.
El barco ha navegado junto a cuatro generaciones de la familia Ussía. Desde los años 50 hasta mediados de los 70 tiene base en San Sebastián, donde su singular silueta y su altísimo palo lo hacen reconocible para toda una generación de donostiarras. En los 80 se traslada a Santander, pero cada vez se navega menos. Solo la gran afición de la familia Ussía por el mar y el cariño que tienen al barco, por haber sido de sus abuelos, hacen que el Norte V se libre del total abandono y del desguace.
Isabel y Telmo, actuales propietarios, no pueden asumir el coste de la complicada restauración integral del velero e incluso se plantean hundirlo en el Cantábrico o desguazarlo para repartir sus restos entre las distintas ramas de la familia. Pero finalmente surge la idea de constituirse en asociación con una meta: salvar el barco. Miguel Ramos no lo duda y da el primer paso, constituir la asociación y traer el Norte V a Cádiz, concretamente al varadero de Puerto Sherry, donde se ponen en marcha las primeras tareas. Isabel y Telmo ocupan la presidencia y vicepresidencia ejecutivas, mientras Alfonso Ussía Muñoz-Seca y Alfredo Lagos Silva son los presidentes de honor. Junto a Miguel Ramos, coordinador general, se integran en la asociación 30 miembros seniors que aportan su experiencia profesional a cada área del proyecto, desde la construcción a la comunicación.
“El objetivo es restaurar el barco en un plazo máximo de dos años y participar con el mismo en distintas pruebas del circuito de Regatas Clásicas de España”, explica Miguel Ramos. “En la actualidad estamos gestionando con el Departamento de Construcciones Navales de la Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica de la Universidad de Cádiz la incorporación de alumnos al proyecto, enrolándolos como voluntarios para los trabajos y, cuando esté navegable, como tripulantes. Nos gustaría que alguno realizase su proyecto de fin de carrera sobre esta restauración”, añade.
Los trabajos de carpintería se antojan como los más complicados. Desde primeros de marzo, Miguel y sus incondicionales vienen trabajando en la retirada de todas las piezas en mal estado y la limpieza general del casco e interiores. Habrá que lijar el mástil y fabricar toda la jarcia que lo sustenta, levantar la cubierta, sustitución de cuadernas, baos, mamparos… “Creo que va a ser una magnífica oportunidad para pasarlo bien aprendiendo cosas que nos van a enriquecer como navegantes y como personas. Además estoy completamente seguro de que lo vamos a conseguir”, añade.
Al Norte V le llegó, con 72 años, su segunda oportunidad.
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