Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

SEGURIDAD VIAL
  • Las estadísticas demuestran que viajar de espaldas a la marcha es cinco veces más seguro que ir mirando hacia delante. Los expertos creen que la actual normativa en España “se queda corta”

  • Los siniestros de tráfico constituyen en España la principal causa externa de muerte infantil

  • Vuelta al cole, la seguridad como asignatura

A contramarcha salva vidas: "Es física, no una moda"

El pequeño Bruno siempre viaja a contramarcha en el coche familiar El pequeño Bruno siempre viaja a contramarcha en el coche familiar

El pequeño Bruno siempre viaja a contramarcha en el coche familiar / C.P. (Puerto Real)

Escrito por

· Cristóbal Perdigones

Redactor

A principios de los años 60, el profesor sueco Bertil Aldman desarrolló un estudio sobre la siniestralidad en las carreteras de su país. Este trabajo despertó su preocupación por la integridad de los niños al ser los más perjudicados en los accidentes. Basándose en la posición en la que amerizaban los astronautas de la ‘Misión Gemini’ (de espaldas a la marcha), Aldman consideró que ésta y no otra sería la forma más eficaz de conseguir su propósito.

Las estadísticas demuestran que viajar de espaldas a la marcha es cinco veces más seguro que ir mirando hacia delante. Para entender el porqué de esta afirmación, hay tres factores a tener en cuenta. El primero es el tipo de impacto. Estadísticamente hablando, los más graves son los frontales y frontolaterales. Por este motivo, los sistemas de seguridad se desarrollan para garantizar su eficacia sobre todo en ese tipo de colisiones.

Ventajas de viajar a contramarcha Ventajas de viajar a contramarcha

Ventajas de viajar a contramarcha / (Puerto Real)

El segundo factor es la energía generada en un impacto: 1 kilogramo de peso a 50 kilómetros por hora en caso de frenazo brusco se convierte en 32 kilos. Tampoco hay que olvidar las características de cada cuerpo. Para proteger a un niño debemos conocer cuáles son sus partes más vulnerables. Los adultos no siempre somos conscientes de las diferencias morfológicas existentes entre nosotros y los más pequeños, pero hay un dato clave: la cabeza del adulto únicamente representa el 6% del cuerpo, mientras que en un niño inferior a dos años esta proporción es del 20%. Por otro lado, el cuello del pequeño es muy corto y la zona pectoral y abdominal excesivamente grande en comparación con el adulto. Por lo tanto, si se quiere conseguir una protección eficaz, la silla de auto deberá salvaguardar de manera exquisita las partes más frágiles de los niños: cabeza, el cuello y órganos internos.

Teniendo en cuenta que a 50 kilómetros por hora la cabeza de un bebé de 6 meses (2 kilos aproximadamente) puede aumentar su peso hasta los 60 kilos en una silla colocada de cara a la marcha en la que el niño está sujetado con un arnés que bloquea sus hombros, la cabeza es lanzada con una fuerza que el cuello es incapaz de soportar, causando por ello lesiones de extrema gravedad o incluso la muerte del menor.

Con una silla instalada a contramarcha esto no ocurre, pues la cabeza, el cuello y la espalda están alineados sobre el respaldo y la fuerza del impacto es absorbida por la propia silla, salvaguardando al máximo las zonas más vulnerables del niño y reduciendo considerablemente la presión sobre su tórax y abdomen.

Esto, que no es más que pura física, desafortunadamente pasa muy desapercibido en muchas familias a la hora de elegir cómo y con qué sistema de retención infantil viajan los más pequeños. Es más, no está entre los primeros aparatajes que unos papás primerizos compran, entre los que sí están la cuna, el carrito o juguetes varios, pese a que será lo primero que el bebé necesite una vez que salga del hospital y emprenda el primer viaje en coche de toda su vida.

Úrsula Rubio lleva más de una década asesorando a las familias sobre la forma más segura de circular en coche con un bebé, y la primera recomendación es clara: “Tienen que hacerlo a contramarcha el mayor tiempo posible, como mínimo hasta los cuatro años, aunque es algo que en la sociedad en España aún no ha calado”.

El pequeño Bruno, de 22 meses, aún viaja a contramarcha El pequeño Bruno, de 22 meses, aún viaja a contramarcha

El pequeño Bruno, de 22 meses, aún viaja a contramarcha / C. P. (Puerto Real)

La normativa actual también incide en que hay que viajar a contramarcha el mayor tiempo posible, aunque a juicio de Úrsula Rubio, otros colegas de profesión y los miembros de la asociación 'A Contramarcha salva vidas’, esta norma se queda corta. “La Ley obliga a viajar de este modo hasta los quince meses, por eso hay quien piensa que una vez alcanzada esa edad, es seguro que viajen en el sentido de la marcha, y nada más lejos de la realidad”, dice esta profesional.

Hace trece años, cuando Úrsula Rubio se convirtió en mamá por primera vez, se enfrentó como madre primeriza a un universo de información que le aturullaba. Eran las primeras veces en prácticamente todo, pero se interesó por el sistema de retención infantil más seguro para su hijo.

“Vi muchas lagunas sobre el tema, pero cuando ya obtuve toda la información quise compartirla y empecé a conocer a gente que se dedicaba a lo mismo”, recuerda. Se convirtió en asesora y emprendió junto a otras personas de toda España, la creación de la asociación. Unos años más tarde fue cuando creó su propio establecimiento en Puerto Real (Casines), dedicado al asesoramiento y venta de estos sistemas. Le llamó, cómo no, ‘A contramarcha Kids’.

Para convertirse en asesora se formó, estudió y viajó a países donde esta filosofía está ya más que asimilada, y cuanto más aprendía más se daba cuenta del desconocimiento que existe en este tema.  “Hay gente que nos visita con la lección aprendida porque se han interesado y han leído mucho, pero la verdad es que es la minoría. Casi todas las familias miran mucho más todo el resto de la puericultura que la silla del coche. Lo suelen dejar para el final, cuando es el que más importancia tiene puesto que es el único dispositivo que va a tratar de salvar la vida del niño”.

Úrsula es una apasionada del sector, aunque se le intuye cierto apuro cuando incide tanto en la seguridad, por el temor de que su entusiasmo por alcanzar la máxima seguridad se pueda confundir con la labor comercial de su empresa. Pero hay una señal que deja clara que no es así. En ‘A Contramarcha Kids’ no venden sillas online. La decisión puede restar clientes y limitar su público potencial a la provincia de Cádiz, pero tienen claro que quieren “vender seguridad” y apuesta por el trato directo.

Úrsula Rubio, experta en sistemas de retención infantil en 'A Contramarcha Kids' Úrsula Rubio, experta en sistemas de retención infantil en 'A Contramarcha Kids'

Úrsula Rubio, experta en sistemas de retención infantil en 'A Contramarcha Kids' / C. P. (Puerto Real)

“Para comprar una silla hay muchos establecimientos, pero nosotros queremos estar seguros de lo que ofrecemos”. Dicho de otro modo, no se conforma con el mínimo para evitar la multa o cumplir con la normativa vigente. “Lo que buscamos es que si tenemos un accidente en una autovía el pequeño salga ileso, la lesión cero. Eso con una silla solo homologada y de bajo coste no va a ocurrir”.

Por ello trabajan con el Plus Test sueco, que es el test de seguridad más exigente del mundo y uno de los sellos más reconocidos a nivel internacional. Las pruebas se realizan en Suecia, que se caracteriza por sus altos niveles de exigencia en todo lo relacionado con la seguridad de los más pequeños. Así, decir que un sistema de retención infantil (SRI) tiene el sello Plus Test significa que ha superado con éxito las duras pruebas que se realizan. Ni que decir tiene que las sillas que llevan ese sello solo se pueden instalar a contramarcha. Ninguna silla creada para la circulación de frente ha superado el test.

La mayoría de familia que compran sistemas de retención homologados, pero más básicos, lo hacen por desconocimiento y, principalmente, por el precio. “Que una silla sea segura implica elementos que no pueden faltar y eso tiene un coste. Desde la calidad del plástico y el polietileno, a las patas y el sistema antiretroceso. Así, por menos de 400 euros no podemos encontrar una silla para bebés que ofrezca la máxima seguridad. Cuando son un poco más mayores si hay otras sillas algo más económicas, pero hasta los cuatro años, no”.

Además de la calidad, Úrsula Rubio incide en cuestiones básicas que se suelen pasar por alto. Una afirmación es que no todas las sillas valen para todos los coches. “Dependiendo del vehículo se adaptan mejor o peor, y hay algunos modelos que ni tan siquiera se pueden anclar, por eso es muy importante que antes de que se compre una se pueda probar en el coche y ver que todo funciona correctamente, tanto en espacios como en anclajes”.

Otra cuestión importante es la durabilidad, porque las sillas tienen fechas de caducidad (entre 5 y 10 años dependiendo de los materiales, que suelen ser plásticos y estos se acaban degradando) y no se recomienda el uso de las de segunda mano. “Además es que se suele desconocer el uso que ha tenido, y si hemos tenido un accidente con esa silla, ésta ya ha cumplido su función y no es seguro seguir usándola”.

Actualmente, la normativa dice que hasta que los pequeños alcancen la estatura de 135 centímetros deben de usar una silla, aunque las recomendaciones más ambiciosas en cuestiones de seguridad, entre ellas las de la propia DGT, fijan ese tope en los 150 centímetros.

Así, lo más conveniente es el uso de una silla para bebés, que generalmente se pueden usar hasta los 4 años, y siempre a contramarcha, porque se adaptan al crecimiento. Una vez pasados los 4 años, se debería optar por sillas más grandes, del llamado grupo 2-3, que sí viajarían en el sentido de la marcha, o por una silla intermedia, también a contramarcha.

Sistemas de retención infantil Sistemas de retención infantil

Sistemas de retención infantil / C. P. (Puerto Real)

Sobre el lugar en el que colocar la silla, explica Úrsula Rubio que el que mejor se adapta al espacio y donde suelen instalarse es en el situado detrás del copiloto, aunque depende de las necesidades de la familia y si hay más menores que usen sistemas de retención. No obstante, incide en que “el asiento más seguro, por una cuestión de física, es el central trasero, ya que es el que está más alejado de los posibles puntos de impacto”. Eso sí, nunca en el asiento delantero, prohibido desde 2015, salvo tres excepciones: que sea un coche biplaza, que se trate de un vehículo de carga o que todos los demás asientos estén ocupados por menores.

Según datos de la ‘Asociación A Contramarcha salva vidas’, el 95% de los papás españoles creen que su hijo debe ir en una silla de espaldas sólo hasta alcanzar los 9 kilos de peso o cumplir entre 6 u 8 meses. Esta presunción, además de errónea, puede tener (y tiene) consecuencias desastrosas.

Los datos vuelven a encontrarlos en Suecia. Entre 1992 y 1997, en este país, solamente 9 niños que viajaban en sillas de espaldas a la marcha fallecieron en accidente de tráfico. Todos ellos se vieron envueltos en accidentes con consecuencias catastróficas por aplastamiento o intrusión. En el año 2015, la cifra de mortalidad infantil en carretera fue 0. Al contrario de lo que sucede en Suecia, en nuestro país se producen accidentes con consecuencias de poca gravedad para los adultos y que resultan tremendamente graves o incluso mortales para los más pequeños. Los siniestros de tráfico constituyen en España la principal causa externa de muerte infantil

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios