22 años y medio por el asesinato de una mujer en Algeciras
El acusado, José Alejandro Martínez se declaró "culpable" y quiso "pedir disculpas a la familia" No podrá acercarse a las hijas de la víctima en 30 años
A juzgar por los gestos del juez y de su propio abogado defensor, ninguno de ellos se esperaba la reacción de José Alejandro Martínez Delgado, acusado de haber asesinado a María del Mar Sevilla, una mujer de 56 años a quien abordó en el ascensor del portal de su casa en el número 10 de la urbanización Parque Bolonia de Algeciras el 9 de mayo de 2012. La vista que le condenaría y cuyo desarrollo estaba previsto que concluyera mañana, fue mucho más breve de lo previsto. Después del relato de los hechos, el magistrado dio paso al interrogatorio del inculpado. Al preguntarle si deseaba contestar a las preguntas, respondió: "quiero declararme culpable y pedir disculpas a la familia". Lo sorpresivo de sus manifestaciones llevó al juez a solicitar una aclaración: "¿es usted consciente de lo que implica lo que acaba de decir?" Un leve asentimiento con la cabeza fue más que suficiente. Desde que entró en la sala esposado y custodiado hasta que volvió a salir, apenas 25 minutos.
Se renunció a las pruebas testificales, a las documentales, a las periciales y tan solo la fiscal leyó las preguntas que debía haber contestado el acusado simplemente para que constara en acta. Las otras dos partes se adhirieron a las mismas.
Las peticiones de fiscal y acusación particular (20 años de prisión por el asesinato y 5 años por el robo con violencia) quedaron modificadas a 18 años por el primer delito y 4 y medio por el segundo. La libre absolución de la defensa liquidada con el reconocimiento del delito por parte del acusado, fue sustituida por una forzada adhesión a la de las acusaciones. La sentencia, que será firme en un par de días, recogerá con toda probabilidad ambas peticiones de privación de libertad a las que habrá que añadir una indemnización para las dos hijas de la víctima de 700.000 euros y la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de ambas durante un periodo de 30 años.
Lo único que del juicio se asemejó a lo que debería haber sido fue el relato de los hechos (que en la sentencia se declararán como probados) que recuerdan lo que ocurrió aquella mañana del 9 de mayo de 2012 a las 10:30 horas, cuando María del Mar Sevilla regresaba a su domicilio con las bolsas de la compra del día. Cuando se disponía a entrar en el ascensor y armado con una navaja, José Alejandro Martínez de 24 años de edad, le exigió todo lo que de valor llevaba encima. En un momento y "con el deseo de acabar con su vida, le asestó una cuchillada que le afectó al hemitórax derecho, que le ocasionó una lesión pulmonar con afectación de los bronquios". La herida era mortal de necesidad y a pesar de que los vecinos intentaron taponarle la misma, fue imposible mantenerla con vida.
No fue lo último que el presunto asesino (no lo será de forma efectiva hasta que se haga pública la sentencia a pesar de su confesión de ayer), ya que cuando la víctima estaba "agonizando en el suelo, le arrancó el collar de oro que llevaba en el cuello" y que tenía la foto de su hijo; todo hace pensar que su resistencia a la sustracción de este objeto de enorme carga emocional, fue lo que le costó la vida. El autor de su muerte lo vendió en una tienda de compro oro cercana por lo que obtuvo 175 euros.
Sólo la representante de la Fiscalía y simplemente a efectos de constancia en acta, detalló las preguntas que pensaba hacerle al acusado y que remitían a la confirmación de su participación en el citado relato de los hechos. Defensa y acusación particular en representación de las dos hijas de la fallecida (Vanesa y María del Mar) se adhirieron a la misma, así como a los informes finales que, de nuevo en boca del ministerio fiscal, calificaba los hechos como un "modelo típico de un asesinato, ya que concurre la circunstancia de alevosía, puesto que la forma y sobre todo el lugar en la que fue atacada la víctima, unida a la gran corpulencia del atacante y la edad de la mujer, hicieron que esta careciera de posibilidad de defensa alguna". La acusación apenas añadió que dichos hechos eran "deplorables" e interesaba la aplicación de la pena solicitada. La sorpresa de la defensa quedó reflejada en sus últimas palabras, ya que reconoció que "la asunción de hechos por parte de mi defendido, no me deja otra opción que manifestar mi acuerdo con la fiscal y la acusación particular".
"Visto para sentencia". Fue lo último que se escuchó en la sala de vistas de la Audiencia. Al acusado se le dio la posibilidad de decir su última palabra. Un leve movimiento de negación fue lo último que hizo.
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