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Sucesos

Tensa calma en Barbate a la espera de la protesta de hoy ante el Ayuntamiento

Desde que el pasado 9 de febrero una narcolancha matara vilmente a dos agentes de la Guardia Civil en su puerto, Barbate vive días de tensión. El suceso, protagonizado por narcos de La Línea –esto hay que recordarlo– y que bien podría haber ocurrido en cualquier otro punto de la provincia, puso al pueblo nuevamente en el foco mediático. Casi mes y medio después la tensión no sólo no ha descendido sino que ha ido aumentando. A un incidente en el cuartel de la Benemérita, muy cercano a la barriada de El Pinar (antigua Carrero Blanco), territorio comanche, siguió un suceso en el que se vieron implicados miembros de Los Guzmanes y que desembocó en amenazas e insultos a los guardias. Fue la gota que colmó el vaso. El Ministerio del Interior, que pocos días antes había insistido en que no había ningún problema de orden público en Barbate, desplegó por sorpresa al Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, un cuerpo de elite que desde entonces, apoyado por la Usecic de la Comandancia de Cádiz, ha tomado las calles barbateñas.

En la mañana de ayer un equipo de este diario acompañó a miembros del GRS durante su servicio y comprobó que la tensión se respira en el ambiente. Mientras que la mayoría de la población se afana en aparentar esa anhelada normalidad, en el corazón de ese barrio donde en numerosas ocasiones hemos acompañado a los agentes en sus redadas los ánimos están muy caldeados. Tanto es así que el jueves, ante las cámaras de los compañeros del programa En boca de todos, de Cuatro, un hombre llegó a asegurar que le iba a dar “una paliza al Molina”, refiriéndose al alcalde. El sujeto ya ha sido identificado por la Guardia Civil, que en estos momentos está instruyendo diligencias por si esas declaraciones fueran constitutivas de delito.

Otros vecinos de El Pinar, después de que se les recordara que el despliegue benemérito era lógico teniendo en cuenta que habían matado a dos compañeros hacía poco más de un mes, llegaban a soltar sin un ápice de piedad un “a 20 tenían que haber matado”. Ése es el ambiente que se respira en un Barbate donde puede montarse un control policial en cualquier momento.

Un agente del GRS vigilando las calles de la localidad. Un agente del GRS vigilando las calles de la localidad.

Un agente del GRS vigilando las calles de la localidad. / Julio González

El despliegue de los GRS va para largo, y esto impide a esos barbateños que viven del narcotráfico seguir con el negocio. El alcalde aseguraba días atrás a este medio que es apenas “un 4% del pueblo el que vive del hachís”, poca gente si se tiene en cuenta que la localidad está cerca de los 23.000 habitantes, pero la sensación que da estos días es que Barbate parece una olla a presión a punto de estallar.

En los audios de los grupos de whatsapp que están circulando por la localidad resuenan las maldiciones contra los guardias que, como hace 25 años, tienen la orden de restablecer el principio de autoridad. “Se van a cargar el equilibrio del pueblo, su ecosistema, no se puede ni andar por las calles, ni coger la moto para dar una vuelta”, dice un vecino. Otros, los que no tienen nada que temer, incluso soportan pacientemente que se les dé el alto en un control de carretera situado a las afueras del pueblo, que se les pida la documentación y hasta que un perro de la Guardia Civil husmee entre sus pertenencias y sus propias ropas en busca de drogas.

Esa tensión de la que hablamos, esa polarización ciudadana entre los vecinos que están a favor del despliegue del cuerpo de elite de la Guardia Civil y quienes juran en arameo al verlos con sus armas dispuestos a controlar lo incontrolable, vivirá hoy su punto culminante. Una concentración –que no cuenta con permisos– partirá desde la barriada de El Pinar al mediodía y terminará ante las puertas del Ayuntamiento, entre otras cosas porque consideran que lo que les está pasando, esta súpervigilancia, es consecuencia de las continuas reclamaciones del alcalde pidiendo más medios para luchar contra el narcotráfico en Barbate. Será el momento de ver hasta dónde es capaz de llegar ese otro Barbate que quiere vivir fuera de la ley.

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