Barbate está tomada por la Guardia Civil. Los últimos incidentes, que tuvieron como epicentro el cuartel de la Benemérita en la localidad gaditana y las amenazas recibidas por algunos agentes, han colmado la gota de la paciencia del Ministerio del Interior, que el fin de semana desplegó más de medio centenar de agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) del Instituto Armado por sus calles. Se trata de una unidad de elite que no se anda con chiquitas. Agentes armados hasta los dientes con muy pocas ganas de risas y que tienen la orden expresa de restablecer ese tan vilipendiado principio de autoridad. Al GRS se le suma en estas tareas la Usecic (Unidad de Seguridad Ciudadana) de la Comandancia de Cádiz en los días en que, por motivos del servicio, los primeros tienen que desplazarse a otros lugares de Andalucía desde su base en Sevilla.

La llegada de los agentes ha sido bien recibida por la inmensa mayoría de la población, aunque también hay quien considera que el despliegue es exagerado. Incluso algún agente veterano bromeaba ayer con el enfado que ha provocado la demostración de fuerzas benemérita entre algún espabilado. “La Guardia Civil es como el laurel. Todo el mundo la quiere en la olla, pero nadie la quiere en el plato”, decía.

Porque los barbateños pensaban que los GRS habían llegado para capturar a miembros de la familia Guzmán, protagonistas del referido incidente ocurrido la pasada semana, pero el refuerzo ordenado por Interior ni ha finalizado ni lo hará en las próximas horas. Es más, en el pueblo incluso circula con fuerza la idea de que este dispositivo especial de seguridad podría prolongarse durante tres meses.

Fuentes municipales dicen que “esto es lo que la población demandaba desde hacía tiempo”

Fuentes municipales aseguraron ayer a este diario que la Subdelegación de Gobierno les ha ido dando cuenta detalladamente de los planes para Barbate, si bien prefirieron no adelantar hasta cuándo permanecerá este cuerpo de antidisturbios por sus calles. “La gente está contenta. Es lo que demandaba desde hacía tiempo. Más seguridad, más guardias civiles, pues aquí están”. Pero claro, nunca llueve a gusto de todos. “Quienes se quejan forman parte de esa parte de la sociedad barbateña que hace daño a la imagen del pueblo, que lleva 40 años haciendo daño a Barbate y que insisten en un modo de vida incompatible con la ley y el orden”, asegura otro vecino.

Mientras que la mayoría de barbateños dice sentirse segura con los GRS por su localidad, hay quien incluso hace circular a través del siempre peligroso altavoz de las redes sociales historias para todos los gustos. Es más, hasta hay grupos de whatsapp, en los que están miembros de familias muy conocidas en el pueblo, que están realizando un llamamiento para que este sábado se lleve a cabo en la plaza del Ayuntamiento una concentración en protesta por los controles que, según ellos, entorpecen la vida cotidiana en Barbate, un ecosistema que desde hace décadas ha tenido al tráfico de hachís como otra de las patas de su maltrecha economía. Dicha concentración, caso de producirse, sería ilegal, puesto que no cuenta con los permisos oportunos por parte de la Subdelegación de Gobierno.

Una situación ya vivida hace 25 años

Pese a lo que alguno pudiera pensar, no es la primera vez que la Guardia Civil lleva a cabo un despliegue como este en Barbate. Hace 25 años centenares de agentes también tomaron el pueblo para acabar con clanes como el de Antón, que entonces operaban en una ciudad sin ley y donde se había perdido el principio de autoridad. Como dato curioso, hay que decir que en aquellos años 90, pese a tener escasos 20.000 habitantes, la localidad presumía de tener el concesionario que más motocicletas vendía al año en España. Un cuarto de siglo después, Barbate sigue sin poder librarse de su leyenda negra.