Finalmente pudo ser Lola la que evitó un mal mayor en Paterna al defender a su dueña y al nieto de ésta del ataque de sus dos crías.

Expertos veterinarios consideran del todo posible que la madre de los cachorros que agredieron a un niño de 9 años y a su abuela mediara en el ataque en defensa de los agredidos.

Habría que puntualizar una serie de datos que pueden resultar determinantes a la hora de emitir una opinión sobre lo ocurrido en días pasados en Paterna, según Germán Santos y Eva Rollón, propietarios de la clínica veterinaria Canymar. "Sería importante saber el tiempo de las dos crías, ya que los perros empiezan a forjar su socialización a partir de los cuatro meses más o menos", afirma Santos.

A este respecto, la veterinaria Eva Rollón diferencia entre la que pudo ser la actuación de Lola, la madre de las dos crías atacantes, y los cachorros. "Es perfectamente posible que la perra adulta saliera en defensa del niño y de su abuela, demostrando así una conducta socializada". Por contra, según la experta veterinaria, las dos crías respondieron al niño con una "agresión predatoria", es decir con un mordisco similar al que un can propina a una posible presa. Este mordisco, en el caso de razas tan corpulentas y fuertes como la del American Staffordshire pueden resultar incluso mortales.

La propietaria de la clínica gaditana Canymar advierte que "en la mayoría de los casos de agresiones caninas, las víctimas son niños y casi siempre ocurren en ausencia de adultos". "Los niños suelen tener movimientos impredecibles y nos responden a las señales que los perros les envían", según estima Rollón.

El caso de Paterna no es un hecho aislado. En la mayoría de ellos, la raza atacante suele estar entre las consideradas por la Ley como Perros Potencialmente Peligrosos (PPP). A este respecto, tanto Rollón como Santos estiman que cualquier raza puede convertirse en PPP sin necesidad de que aparezca en ninguna lista. "Cualquier perro que muerde a un ser humano, pierde el miedo a morder y pone fin a cualquier tipo de jerarquización en su entorno más inmediato, lo que lo convierte en extremadamente peligroso". Evidentemente estiman que no es lo mismo el bocado de un Yorkshire que el de un American Stafford como el que ha puesto en peligro la vida del pequeño de Paterna de Rivera.

En el caso de la Comunidad Autónoma de Andalucía (no es igual en toda la geografía española), el listado y las condiciones que hay que cumplir para poder poseer uno de estos perros PPP está regulado por el Decreto 42/2008, de 12 de febrero. Esta norma concreta el nombre de ocho razas, así como sus cruces, y enumera una serie de características físicas que pueden convertir a cualquier raza en "potencialmente peligrosa". "Cabeza voluminosa, con cráneo ancho y grande, mejillas musculosas, mandíbulas grandes y fuertes, pelo corto, cuello ancho, musculoso y corto". Podría ser el retrato robot de uno de estos perros peligrosos. A éstos, o mejor dicho a sus dueños, la Ley impone unas obligaciones y unos antecedentes para el caso de aquel que quiera optar a tener en casa un ejemplar de cualquiera de estas ocho razas.

"La socialización es un proceso muy subjetivo que depende precisamente del nivel de integración y sociabilización del propietario del can". Los veterinarios Eva Rollón y German Santos inciden en que hay también "personas potencialmente peligrosas", que adquieren estos perros y los adiestran con el único fin de "atacar", lo que hace pensar que "cualquier raza que cayera en sus manos se convertiría pronto en algo potencialmente peligroso".

El caso de Paterna está ahora en manos del juez que deberá dictaminar el futuro de los tres perros, las dos crías y Lola, la madre, que ahora se encuentran en un centro en Villamartín. Por su parte, el pequeño agredido se recupera favorablemente de las heridas y pronto podría regresar a su casa para así olvidar todo lo ocurrido en casa de su abuela el sábado pasado.