Provincia de Cádiz

El Juzgado investiga la muerte de otra anciana en la residencia de Chiclana

  • La familia de una interna sostiene que hubo una demora injustificada en el traslado de la mujer a un hospital para ser tratada de una úlcera que derivó en una infección generalizada

El Juzgado Mixto número 4 de Chiclana está investigando la muerte de una anciana que se encontraba en el Centro Residencial para Mayores Novo Sancti Petri porque sus familiares consideran que hubo una demora injustificada en el traslado de la mujer a un hospital para ser tratada de una úlcera en un pie. El juez estimó el pasado junio que los hechos denunciados por la familia de la anciana, V.E., fallecida en febrero de 2015, pueden ser constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia, por lo que abrió unas diligencias previas y remitió el asunto a la Fiscalía.

Otro Juzgado de Chiclana, el Mixto número 2, investiga el caso de otra anciana, de nombre Milagros, que también era interna de la residencia para mayores Novo Sancti Petri. La mujer falleció el pasado julio en el hospital de Puerto Real, dos semanas después de que una enfermera de la residencia anotase que al curarle una úlcera se encontró con "miles de gusanos". Tras unas primeras averiguaciones, la Guardia Civil puso a un médico y seis enfermeros de centro residencial a disposición del juez en calidad de investigados (antes imputados) por un delito de lesiones por imprudencia.

Los hechos relatados en la denuncia presentada por los familiares de V.E., a quien representa el abogado José Luis Ortiz, comenzaron el 11 de diciembre de 2014, cuando en la residencia fueron informados de que la mujer tenía una úlcera en el pie izquierdo. El 5 de enero de 2015 les dicen que la úlcera se ha infectado y que han iniciado un tratamiento con una pomada antibiótica. El 12 de enero les informan de que la úlcera ha empeorado y que sobre ella ha parecido "una capa negra", por lo que continúa el tratamiento con la pomada. La denuncia afirma que también les dicen que "el médico no ha valorado la situación de la úlcera".

Ese mismo día, ante el mal estado de la herida, un hijo de la mujer toma unas fotografías mientras el enfermero está haciendo una cura. El 30 de enero, una enfermera informa al médico de la residencia acerca de las condiciones en las que se encuentra la úlcera, explica la denuncia. Le dice que huele mal, a carne putrefacta, y que van a comenzar un tratamiento con otra pomada antibiótica. Pese a la gravedad de la situación, el médico "no valora la herida ese día", a pesar de saber que se trata de una persona diabética, y da su aprobación para el tratamiento con pomada.

El 2 de febrero, ante la gravedad y el mal estado de la herida, el médico decide trasladar a V.E. al Centro Médico Chiclana. A las diez de la mañana de ese día se lo comunica a la familia. Les dice que "debido a las condiciones de infección en que se encuentra la úlcera y antes de que se gangrene la herida y haya que cortarle el pie, se procede a su traslado", según la versión que figura en la denuncia.

El 3 de febrero, una doctora del Centro Médico Chiclana comunica a un hijo de la paciente que es imposible que la úlcera presente la infección en dos días, que esa situación es más propia de una o dos semanas como mínimo. Es en ese centro médico donde un equipo médico de urgencias observa que V.E. tiene "una sepsis generalizada debido al estado de infección y necrosamiento de la herida".

El 5 de febrero, ante la gravedad de la situación, V.E. es trasladada a la Clínica Jerez Asisa, donde le pautan fuertes antibióticos intravenosos para superar la infección generalizada. No obstante, debido al avanzado estado de la infección, la mujer fallece el 11 de febrero a las seis de la tarde.

El principal reproche que hacen los familiares de la fallecida es que hubo un retraso o demora injustificada en derivarla a un hospital en el que pudiese ser tratada correctamente la úlcera. La decisión, sostienen, tenía que haberla tomado el único médico responsable del Centro Residencial para Mayores Novo Sancti Petri. También reprochan a la residencia la falta de medios humanos y materiales para tratar con éxito ese tipo de úlceras.

El año pasado, la dirección de la residencia respondió a la familia de V.E., ante su reclamación, que se había seguido el protocolo de curas en el centro: que se habían hecho a diario y que se había realizado un seguimiento de las curas, con comunicación al médico para su supervisión.

La residencia cambió de titular el pasado 30 de diciembre. La nueva empresa comunicó anteayer que los hechos del primer caso son anteriores a esa fecha. También lo son los del segundo.

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