Narcotráfico | la ‘droga zombie’ ha matado ya a un millón de personas en EEUU
  • El opiáceo causante de 80.000 muertes al año en EEUU ya se encuentra en el mercado negro español y los expertos advierten que hay que actuar cuanto antes

  • Andalucía reacciona ante el fentanilo

Fentanilo en Cádiz, una amenaza muy real

El fentanilo mata a 2.000 personas al mes por sobredosis en EEUU. El fentanilo mata a 2.000 personas al mes por sobredosis en EEUU.

El fentanilo mata a 2.000 personas al mes por sobredosis en EEUU. / Miguel Guillén

Escrito por

· Pedro M. Espinosa

Redactor Jefe

El fentanilo mata a 285 personas al día en EEUU. Casi 2.000 a la semana. Las autoridades estadounidenses han anunciado que en 2022 se produjeron 110.000 muertes en su país por sobredosis. Tres cuartas partes de ellas fueron causadas por este opiáceo sintético, 50 veces más potente que la heroína, y cuyo poder de adicción ha provocado una epidemia en norteamérica que amenaza con extenderse al resto del planeta.

El fentanilo, fetty en el argot pero también conocido como la droga zombie, por los terribles daños neuronales que su consumo continuado provoca en quienes encadena, ya circula por el mercado negro español y causa una profunda preocupación tanto en los cuerpos policiales como en las asociaciones antidroga del país. Por este motivo la Policía Nacional organizó el pasado mes una reunión a la que acudieron inspectores de la Udyco (Unidad de Droga y Crimen Organizado) para ponerles al tanto de los efectos de esta potente droga e intentar prevenir sus efectos. “A España, como tal, aún no ha llegado. Es verdad que vemos su circulación por el mercado negro, pero no a gran escala. España es un país por donde entra mucho hachís sobre todo, también cocaína, sin olvidarnos de la marihuana. Somos el segundo productor de maría de Europa, sólo superados por Turquía. Queremos pensar que el fentanilo no se convertirá en una epidemia. Tenemos el ejemplo del crack, que en los 80 causó severos daños en la población norteamericana y que apenas si se consumió en España. Confiemos que ocurra otro tanto porque los efectos del fentanilo son aterradores”, nos cuenta uno de los invitados al encuentro destinado en una comisaría de la provincia de Cádiz.

Uno de los hombres más preocupados por la epidemia letal de opiáceos en EEUU es Francisco Mena, presidente de la Coordinadora Alternativas, que promueve la conciencia social y generar recursos para plantar cara al azote del narcotráfico y la exclusión social en el Campo de Gibraltar, y que se muestra contundente al señalar que “hay que tomarse la amenaza muy en serio, prevenir para que lo que vemos que está ocurriendo en las calles de muchas ciudades norteamericanas no se repita aquí. Ya sabemos que todo lo que empieza en EEUU luego se reproduce en el resto del mundo. Esto no puede pasar. Son miles de muertos al año por una droga que tiene un poder de adicción como no hemos visto jamás”.

Mena recuerda cómo la farmacéutica Purdue inundó en los 90 el mercado con un nuevo medicamento que, se suponía, acabaría con el dolor sin provocar adicción. “En España tenemos un sistema sanitario muy diferente al de EEUU. Allí la sanidad privada hizo muy mal uso de este opiáceo, que llegó a millones de personas, convirtiéndolas en adictas. De repente cortaron el suministro y ahora se encuentran desamparadas, así que van al mercado negro, a las mafias mexicanas”.

Porque el negocio del fentanilo está en manos de los mexicanos desde hace décadas. A finales de los 90 los narcos de los grandes cárteles dejaron de ser los meros recaderos de los traficantes colombianos y empezaron a importar el fentanilo desde China. Sin embargo, cuando el gobierno de Pekín decidió prohibir su fabricación en 2019, sus empresas químicas decidieron exportar a México los precursores necesarios para conseguir el potente analgésico. Primero lo elaboraban en polvo, luego en pastillas, y así se llegó al año 2006, en que un químico llamado Ricardo Valdez-Torres, apodado El Cerebro, convenció a los hombres de El Chapo Guzmán de la conveniencia de fabricar fentanilo. Tras su arresto y posterior extradicción a una cárcel federal norteamericana, El Chapo –líder del Cártel de Sinaloa hasta su arresto– declaró que había dado instrucciones a sus camellos de la necesidad de diluir el polvo blanco hasta 50 veces antes de venderlo. Como suele ocurrir, nadie leyó la letra pequeña del prospecto y esto provocó miles de muertes al otro lado de la frontera. Se cree que el fentanilo ha matado ya a un millón de personas en EEUU; y la cifra crece cada día. De hecho, su consumo es la principal causa de muerte en la población de entre 18 y 45 años.

El negocio es redondo. Con sólo 800 dólares se consigue un kilo de fentanilo, que procura unas ganancias de un millón de dólares. Cada pastilla se vende a tres euros y la dependencia que provoca es salvaje, tanto, que en las zonas donde comenzó a comercializarse como analgésico la tasa de criminalidad y los abandonos de niños crecieron de manera alarmante.

La idea principal que quiere hacer llegar a la población general la Policía Nacional y el propio Paco Mena, con quien conversa este diario, es que “estamos ante una amenaza muy seria”. Además, advierte Mena, los narcos están utilizando el fentanilo para cortar otras sustancias, como la cocaína. “Con esto buscan paliar sus efectos nocivos, porque están viendo que se les están muriendo los clientes, y eso tampoco les gusta. La cocaína provoca el efecto contrario”.

El problema es que al haber, por pequeña que sea la dosis, restos de fentanilo en una raya de cocaína, el enganche es automático.

En España, las herramientas existentes para evitar que nuestras calles se pueblen de zombies son el Plan Nacional sobre Drogas y la vigilancia de las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, que son quienes tienen las competencias en esta materia. “Hay que tomar medidas urgentes para prevenir que el fentanilo llegue a España, porque ya lo hemos detectado en varias zonas”, aseguran fuentes policiales.

La Policía Nacional confirma que en Cádiz aún no han detectado consumidores, pero sí en otras provincias. De hecho, el pasado 11 de octubre se conoció que agentes de La Rioja habían detenido a una mujer de 38 años por falsificar 178 recetas de un medicamento denominado ACTIQ 200 (hidrocloruro de oxicodona, o lo que es lo mismo: fentanilo). Con ellas llegó a conseguir más de 10.000 pastillas en siete farmacias situadas en ciudades cercanas a la capital riojana.

México controla el mercado y puede usar la ruta española para su entrada en Europa

Las medidas de seguridad en torno al fentanilo son muy estrictas en la sanidad andaluza. Por ejemplo, en el Hospital Puerta del Mar el medicamento se guarda bajo llave y a los pacientes se les administra en parches de diferentes dosis. También se usa el ACTIQ, que se administra a los enfermos que padecen fuertes dolores tras operaciones oncológicas o vasculares en forma de chupachups.

Quizá por todo esto en España, y más concretamente en Andalucía, cuesta cada vez más tener acceso a ciertos medicamentos. “Incluso para la benzodiazepina (un medicamento psicotrópico con efectos sedantes) ya hay que pedir una autorización expresa antes de poder recetarla”, reconoce Mena.

Pero la preocupación no se limita únicamente al consumo, sino también al hecho de que España es una de las principales rutas de entrada de narcóticos. “Me temo que los cárteles mexicanos quieran utilizar algunas de estas vías para meter fentanilo en España. Y si es así, las costas de Cádiz y las gallegas serán las elegidas sin duda. Esto supondría un nuevo peligro para la provincia y su lucha contra las drogas”, dice Paco Mena.

Además, incide en un aspecto a tener en cuenta. “El fentanilo es un narcótico sintético, esto quiere decir que se puede fabricar in situ en cualquier sitio. Los chinos envían los precursores y con esas sustancias legales, pero que son químicamente modificadas, se logra convertir a miles de personas en adictos”.

Paradójicamente, como toda moneda, el fentanilo también tiene su cara. Existen estudios en EEUU que constatan un descenso en el consumo de las drogas consideradas recreativas, como puede ser la cocaína en según qué sectores de la población, por temor a que pueda estar cortada con fentanilo.

Lo que parece evidente es que la amenaza existe y no se puede obviar. La epidemia de opiáceos en EEUU no debe convertirse en una pandemia. “Debemos estar alertas todos. Las autoridades, los cuerpos de seguridad del Estado, los sanitarios, los farmacéuticos… Hablamos de una cosa muy peligrosa y que mata a mucha gente”, finaliza Paco Mena.

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