"Da la sensación de que no han pensado qué es lo que podría pasar con nosotros"
El brexit podría afectar a cuestiones como la atención médica o los derechos laborales o académicos de los europeos residentes
El pensar en los grandes números hace que, al acercar la lupa, la cuenta de la vieja y la letra pequeña hagan aguas de espejismo. Entre los muchos limbos que supondría para Reino Unido una escisión de la UE, se encuentran los tres millones de ciudadanos europeos que residen en suelo británico y a los que recibiría la nada administrativa. Las Islas Británicas son el segundo puerto de destino para la emigración española, que sigue en hemorragia. A nivel local, desde el inicio de la crisis y hasta el momento actual -con el primer semestre de 2015, hasta donde llegan los registros del INE, como el más alto en movilidad exterior- han abandonado la provincia de Cádiz unas 30.000 personas. Todas ellas contemplan con una cierta preocupación que el brexit se haga realidad, aunque el cambio de su estatus sea algo que nadie parezca haber tenido en cuenta. Alejandra Flores, por ejemplo, es doctora en Historia por la UCA con un trabajo sobre tautología y lleva cinco años viviendo en Reino Unido: "A partir de ahora, si me aceptan en el curso que estoy haciendo, viviré de la beca que me dé el gobierno británico, porque aquí hay demanda de profesores y te dan la oportunidad de formarte y trabajar", explica. Con una posible salida de la Unión Europea perdería una condición que la equipara a los estudiantes británicos. "Cuando he llamado para informarme no me han dicho si eso puede cambiar. O a nivel de atención sanitaria: yo estoy registrada en mi GP (médico de familia) y me atienden sin problemas. En caso de salir, no sé si sería igual. Imagino que se abriría un proceso, pero me da la sensación de que no han pensando qué va a pasar con nosotros".
Para Alejandra, el hecho de que haya inmigrantes que se aprovechen de las ayudas sociales -una de las principales razones esgrimidas por los partidarios del leave es controlar "las cifras" de inmigración - "es una cuestión de regularización interna pero partidos como UKIP lo venden como un problema europeo porque las puertas están abiertas. De hecho, el jefe de la librería en la que trabajó votará por la no permanencia, pese a que su mujer es española -cuenta-. Como queriéndose disculpar me dijo: 'A ti no te va a pasar nada'. Pero eso nadie lo sabe".
"Sólo se están preocupando del dinero que dan a la EU y la inmigración, pero la inmigración que vive de los benefits -prosigue-. No han contado con la gente que está trabajando y pagando sus impuestos, que además no tiene derecho a votar".
Para la isleña Cristina A. Rey, hay una gran disociación entre "los discursos políticos y los intereses económicos, que van por un lado, pero los ciudadanos se mueven en otra cuerda: quien no tiene una cuñada italiana, tiene una casa en España". Rey llegó hace ahora un año a Portsmouth y ya trabaja en el Museo Naval de la ciudad: "Es un país multicultural con oportunidades para todos. Y me refiero incluso a puestos de trabajo de managers o encargados, no sólo a puestos tipo 'lo que lo demás no quieren'. Lo cierto que aquí no he visto que nadie trate con desprecio a ningún inmigrante, y a nivel laboral, todas las empresas tienen una política de lucha contra la discriminación. Para mí, el brexit es sobre todo un movimiento de agitación política: el hilo argumental perfecto para hacer política ahora mismo en este país".
Tras dos años buscando trabajo en Cádiz, Alberto Fernández se animó a dar el salto a Londres. Trabaja de vigilante en un centro de ocio en Candem y espera ahorrar lo suficiente para volver y abrir algún negocio. Coincide con Cristina en que "la inmigración está implementada en el sistema de trabajo británico: hay un montón de gente de fuera. Hay quien se queja de que antes se vivía mejor y se ganaba más , y muchos pueden aprovechar ese discurso -comenta-. Pero las ayudas no son necesarias en este sistema. Yo podría haberlas solicitado, por ejemplo, y no lo he hecho".
"No sé qué puede pasar en el referéndum, pero no creo que haya un cambio demasiado súbito -continúa-. Lo que sí se dice es que podría afectar a las condiciones laborales y los derechos de los trabajadores".
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