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Provincia de Cádiz

Barbate vuelve a naufragar en el dolor

  • Una multitud recordó ayer a las ocho víctimas del 'Nuevo Pepita Aurora' con una solemne misa oficiada por cinco sacerdotes y una emotiva ofrenda floral ante el monumento a los marineros desaparecidos

Algunos de los supervivientes del naufragio del Nuevo Pepita Aurora, como los hermanos José y Gabriel Crespo, fueron los que más actividad tuvieron ayer en el puerto pesquero de la Albufera. Estaban convocados por los distintos medios de comunicación televisivos y radiofónicos, que les solicitaron un testimonio de recuerdo de sus compañeros fallecidos en el día que se conmemoraba el primer aniversario de dicha tragedia.

La mañana amaneció con los cielos cubiertos, un leve viento de Poniente que fue aumentando en intensidad y que fue dando paso a claros que hicieron elevar la temperatura. En cualquier rincón de la población la actividad era la normal de cualquier otro día. También en la lonja, donde se desarrollaba una actividad parecida a la de otros días, con los operarios exponiendo a la venta las capturas logradas por las traíñas, los botes de trasmallo y los arrastreros que faenan en la bahía de Barbate: lenguados, salmonetes, besugos, chocos, cazón y rayas fueron puestos a subasta entre las ocho y media y las once de la mañana como cualquier otra jornada.

Al mediodía la actividad había cesado y sólo una unidad móvil de la Cadena Ser de Cádiz permanecía junto a la lonja pesquera por la que pasaron autoridades como el alcalde barbateño Rafael Quirós, o supervivientes como José y Gabriel Crespo.

La llegada del pesquero Quintino sobre las dos y media de la tarde, empezaba a devolver la actividad al puerto barbateño ya que sus redes debieron sacarse al completo al sufrir un desgarro durante la noche, dadas las fuertes corrientes que habían padecido en aguas marroquíes, donde la pesca no había estado muy bien. Fueron quince los barcos que volvieron a Barbate en esta última jornada laboral de la semana. Muchos de esos marineros y patrones tenían previsto acudir a la misa que se iba a oficiar en la parroquia de San Paulino en memoria de sus compañeros.

La misa congregó en las primeras ocho filas de la iglesia de San Paulino a las familias de los cinco marineros fallecidos y a las de los tres desaparecidos. La homilía, pronunciada por el párroco José María Quintana, quiso ser "un canto a la esperanza", a la vida eterna y al misterio de la Resurrección de Cristo, en la que se tuvo un sentido recuerdo para los malogrados pescadores: Manuel Corrales Orive, Antonio Miguel Guerra, Manuel Fernández Fernández, Manuel Reyes Moreno, Andrés Lucio Groslán, Manuel Alba García, Francisco Cla Caballero y Manuel Buela Sánchez.

Cuatro sacerdotes, todos párrocos de la iglesia barbateña en diferentes etapas, oficiaron la misa presidida por el titular actual, el padre Quintana: Manuel de la Puente, Rafael Fernández, Antonio Troya y Tomás Díaz Artola.

En sus oraciones, Rafael Fernández fue nombrando, uno por uno, los nombres y los apellidos de los ocho fallecidos. Durante la letanía se escucharon suspiros y llantos, como al principio de una celebración eucarística multitudinaria que abarrotó cada uno de los rincones del templo.

Entre las autoridades estuvieron presentes, además del alcalde barbateño, el regidor vejeriego, Antonio Jesús Verdú; la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, acompañada por varios miembros de la ejecutiva provincial del Partido Popular; el diputado del PP por Cádiz Aurelio Sánchez Ramos y el parlamentario andaluz de Izquierda Unida por Cádiz Ignacio García. A la salida del templo, García insistió en que pedirá explicaciones al consejero de Agricultura y Pesca, Martín Soler, sobre el naufragio, el rescate y la situación de los supervivientes y los fallecidos.

Una vez concluido el oficio religioso se celebró una ofrenda floral. Las ocho viudas de los marineros fallecidos y los alcaldes de Barbate y Vejer depositaron rosas rojas y varios ramos sobre una placa que, bajo el viejo mástil de un barco y entre unas anclas, en una plaza de la localidad, reza: "En memoria de todos los marineros barbateños cuyas vidas quedaron para siempre ancladas en el fondo del mar".

Tras una oración del padre Quintana y unos minutos de silencio sólo rotos por algún que otro llanto y suspiro de dolor, el acto culminó con un aplauso unánime. Fue el homenaje a quienes perdieron la vida en las procelosas aguas del Estrecho. Regresaban de faenar. Fue a causa de un golpe de mar, traicionero y brutal, que ha dejado destrozadas para siempre a ocho familias. En una tierra de hombres, trabajadores y valientes, que cuando van al tajo, no saben si volverán.

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