Tribuna Libre

¿Una oportunidad para El Puerto?

  • El futuro de la ciudad pasa inevitablemente por el impulso del turismo

Una imagen del casco histórico de El Puerto de Santa María.

Una imagen del casco histórico de El Puerto de Santa María. / Andrés Mora

Como vecino ocasional y amante de El Puerto -paso la otra parte del año entre Madrid y la capital alemana- me intereso cada vez que vuelvo por lo que aquí sucede.

Recorro sus calles, hablo con vecinos, restauradores y comerciantes y le tomo, por así decir, el pulso a esta ciudad tan hermosa como en franca decadencia por la desidia de unos, los problemas económicos de otros y la ausencia de un poder municipal decidido y fuerte.

Camino siempre que puedo por el centro de sus calles, muchas veces mirando hacia arriba si lo hago por las aceras ante el temor de que me caiga un trozo de balcón como el que se desprendió hace algunas semanas en pleno centro.

Y veo que siguen las alambradas protegiendo ciertas fachadas algunos de cuyos elementos amenazan con caerse sin que el Ayuntamiento, a lo que parece, consiga obligar a los propietarios a reparar sus casas o a tomar personalmente cartas en el asunto si no lo hacen.

Veo en mi recorrido los mismos escaparates vacíos con el cartel de ‘Se alquila’ o ‘Se vende’ aunque también he observado algunas mejoras que parecen ir en la buena dirección y permiten concebir esperanzas de que es posible revertir la situación si se pone empeño en ello.

A veces pienso, sin embargo, que no hace falta sólo un alcalde, sino un cirujano de hierro para acometer las obras necesarias y tomar medidas que pueden resultar en un primer momento impopulares, pero que son sin duda necesarias.

No dudo un momento de la buena voluntad de los alcaldes, entre ellos el recién salido, pero sí echo de menos una mayor valentía a la hora de tomar decisiones, venciendo la burocracia que ha acabado instalándose en las instancias oficiales y que hacen que muchos desesperen de que pueda cambiarse algo.Creo que todos estamos de acuerdo en que el futuro de esta ciudad de tan interesante patrimonio y famosa en toda España –queda aún por hacer mucho trabajo en el exterior- por su oferta gastronómica pasa inevitablemente por el turismo.

Localidades de mucho menor atractivo en esta misma provincia o en las vecinas, pero en perfecto estado de revista, a diferencia de lo que ocurre aquí, consiguen atraer un mayor número de visitantes a lo largo del año.

Si algo tiene que ofrecer El Puerto, aparte de su situación junto al Guadalete y su proximidad a unas playas que ya quisiera, por ejemplo, Málaga, es su hermoso casco histórico, que habría que cuidar, respetando por supuesto su singular fisonomía.

Pero cuidar y respetar no significa “sobreproteger” a base de descabelladas condiciones que afectan también muchas veces al interior de los edificios y que impiden las mínimas reformas que desearían acometer sus propietarios o eventuales inversores.

Siempre he pensado, y no me importa repetirlo una vez más, que uno de los principales activos de El Puerto es el Guadalete y que es urgente embellecer y explotar ambas orillas, construyendo sendos paseos que lleguen hasta su desembocadura así como ese puente más de una vez prometido y que acercaría a Valdelagrana.

A diferencia de localidades como Vejer, Arcos de la Frontera y tantas otras, El Puerto de Santa María es además una ciudad plana, por la que sería un placer circular en bicicleta, como hacen ya muchos visitantes extranjeros que la visitan. La práctica diaria del ciclismo no sólo mejoraría la calidad del aire sino que sería además beneficiosa para la salud de todos.

Por último, hacen falta nuevas iniciativas como la de la bautizada Casa de Indias, que ofrece actualmente una pequeña pero excelente exposición de artistas de renombre internacional como el fotógrafo alemán Thomas Struth o la serbia Marina Abramovic, a la que se sumará pronto, espero, un centro de interpretación de Cargadores de Indias.

¿Para cuándo, sin embargo, un museo etnográfico o uno de artes y costumbres populares dedicado, entre otras cosas, a las actividades que contribuyeron durante siglos a la riqueza de El Puerto? No sólo servirían para potenciar la autoestima y el orgullo por la ciudad de sus vecinos, sino que harían que los visitantes pasasen más tiempo en ella.

Leo la entrevista que Teresa Almendros le hizo hace escasas fechas al recién estrenado alcalde de la ciudad y leo que éste califica “la recuperación del centro histórico” como “el principal reto” al que se enfrenta al nuevo equipo. ¿Cuántas veces hemos escuchado eso en los últimos años sin que haya cambiado nada?

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