Arrecian las críticas a la gestión del equipo de Germán Beardo

“El Puerto no se merece esto”

  • Malestar generalizado por la falta de iniciativa municipal para zanjar la crisis de la Policía Local, que dura ya tres meses

  • La falta de socorristas en las playas también levanta numerosas quejas

Agentes de la Policía Local de El Puerto de Santa María, con pantalones de paisano en el patio de la Jefatura.

Agentes de la Policía Local de El Puerto de Santa María, con pantalones de paisano en el patio de la Jefatura. / Andrés Mora Perles

Si el verano de 2020 en El Puerto fue movido, el de 2021 no le está yendo a la zaga. La ciudad ha multiplicado sus habitantes en un verano en el que muchos turistas han decidido quedarse en España para evitar sustos a causa de la marcha atrás en la situación de la pandemia, lo que ha hecho que los municipios costeros andaluces estén siendo algunos de los destinos preferidos por los turistas.

En El Puerto de Santa María, sin embargo, esta situación que debería ser positiva, por lo que supone para la recuperación de la economía de la zona, se está viendo empañada por la larga crisis de la Policía Local, un conflicto que va ya para tres meses y que tiene a la ciudad sin presencia policial en las calles y a los ciudadanos con una creciente situación de indefensión que el gobierno municipal liderado por Germán Beardo no acierta a solucionar.

Colectivos como la Flave o los empresarios portuenses expresan su malestar por esta crisis

Colectivos ciudadanos, partidos políticos y portuenses de a pie se hacen eco a diario de su malestar por esta sangrante situación, que hace que muchos días no haya ni un solo agente disponible para atender las numerosas demandas ciudadanas que se producen en una ciudad turística.

Para el que no sepa de qué va la cosa la situación se puede resumir de la siguiente manera: el sindicato mayoritario de la Policía Local se plantó por el incumplimiento municipal de suministrar periódicamente nuevos uniformes a los agentes -aseguran no tener pantalones, ya que el último suministro fue en 2017-. Esta reivindicación, del todo legítima, es no obstante la punta del iceberg de un malestar latente en la Jefatura por muchos otros asuntos como la falta de medios, el mal estado de las instalaciones, el mal funcionamiento de los sistemas de comunicación y sobre todo la galopante falta de agentes, ya que la plantilla municipal se ha ido mermando progresivamente pasando de los 150 agentes disponibles en 2005 a los 86 agentes operativos en la actualidad para patrullar las calles, lo que obliga a la plantilla a tirar de horas extras ante cualquier evento especial.

Lo que pide el sindicato mayoritario es sentarse con el alcalde, Germán Beardo, y exponerle sus demandas, pero hasta el momento no se ha producido ni una sola reunión, protagonizando el equipo de gobierno una táctica de desgaste -dicen las malas lenguas que aconsejada por el asesor del alcalde, Antonio Caraballo- que ya está pasando una grave factura a la ciudad.

En cuanto a la reivindicación originaria, la de los pantalones, algo de razón deben tener los agentes cuando la última Junta Local de Seguridad ha aprobado por urgencia el procedimiento para la compra de uniformes, aunque este proceso se puede prolongar aún varios meses hasta su resolución.

La cuestión es que, sin que ningún responsable municipal se haya sentado aún con los representantes de la plantilla, la ciudad está sin policías en la calle -menos mal que está la Policía Nacional- y arrecian las críticas de que El Puerto se está convirtiendo en una ciudad sin ley, con vecinos indefensos ante los ruidos de madrugada, accidentes a los que se atiende tarde y mal y terrazas que se van comiendo el espacio público de una forma salvaje, sin que nadie ponga un poco de orden. Tampoco hay contrato con la grúa municipal y la ciudad funciona sin un nuevo presupuesto desde hace ya tres años, en una situación nunca vista hasta ahora.

Los botellones son el pan nuestro de cada día, a pesar de la teórica prohibición

Uno de los colectivos que muestra abiertamente su malestar es la Federación Local de Asociaciones de Vecinos (Flave), cuya presidenta Milagros Muñoz es muy clara: “Se palpa el descontento en la ciudad. El alcalde tiene que sentarse con los policías y solucionar esto, porque El Puerto no se merece esta situación”. La entidad incluso ha acudido al Defensor del Pueblo para pedirle que medie en el conflicto viendo que la crisis va para largo. También desde la Asociación de Empresarios de El Puerto lamentan la falta de negociación entre las partes y creen que “la ciudad no funciona”, en palabras de su presidente, Pedro Fernández, quien teme que el descontrol reinante termine pasando factura a los empresarios “porque nos van a dar un nuevo cerrojazo”, lamenta. Para este colectivo “falta información y transparencia por parte del equipo de gobierno, falta diálogo y falta humildad”, al tiempo que se critica también que ningún responsable salga a dar explicaciones de errores como el de la retirada de las banderas azules, por la falta de socorristas en las playas.

Y es que este error garrafal del Ayuntamiento también está causando numerosas críticas este verano, después de que a finales del mes de julio únicamente haya seis socorristas vigilando el litoral portuense, con un contrato menor, en tanto el Ayuntamiento tiene a bien adjudicar el contrato definitivo. Esto ha supuesto el bochorno de tener que arriar las flamantes banderas azules, a la espera de ver cómo se soluciona el entuerto.

La instalación de una verbena estando El Puerto en nivel 2 ha sido también criticada

Finalmente, en un verano con el Covid campando a sus anchas también se ha criticado mucho la instalación de la Velada del Carmen en terrenos del parking de la Pasarela, con El Puerto en nivel 2 de alerta y cuando la Junta de Andalucía recomienda no organizar verbenas ni eventos multitudinarios. Por contra, se anuncia el cierre nocturno de las playas mientras el botellón se extiende por todo el término municipal, por muy prohibida que esté esta práctica en teoría.

En definitiva, mucho por hacer para que El Puerto pueda tener un verano tranquilo, tal y como se merecen sus contribuyentes y sus visitantes.

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