Loca Jefatura de Policía
La crisis en la policía local de El Puerto se hace crónica
El Puerto lleva una semana sin agentes en la calle tras el pulso lanzado por la plantilla a los dirigentes municipales
La falta de uniformes ha sido la última de una larga lista de demandas
Nunca han corrido tranquilas las aguas en el seno de la Policía Local portuense, un Cuerpo con un importante peso sindical y una enorme capacidad de presión. Desde hace décadas los pulsos entre dirigentes políticos y sindicales han sido constantes, aunque lo que está ocurriendo ahora en el seno de la Jefatura de El Puerto no había ocurrido nunca, hasta el punto de que la ciudad lleva una semana ya sin policías en la calle.
Si bien es verdad que durante el confinamiento la labor de los agentes fue destacable, ya el pasado verano era un clamor la escasa presencia de estos agentes en la ciudad, aún en plena pandemia y con diversos eventos en marcha que requerían de la presencia de efectivos para el control y vigilancia de aforos, concentraciones y demás necesidades básicas de seguridad.
El último episodio que ha provocado esta falta de agentes en la ciudad ha sido la protesta sindical que asegura que los policías no tienen pantalones de uniforme para prestar servicio en las calles, ya que no se les dota del equipamiento necesario, una demanda que puede ser cierta pero que a nadie se le escapa que es un pulso al Ayuntamiento que pone el punto y seguido a una larga lista de reclamaciones que han ido cayendo en saco roto.
El fallecimiento a finales de 2017 del que fuera intendente mayor del Cuerpo, Manuel Cuenca Ojeda, podría situarse como el comienzo del declive actual de las relaciones entre Ayuntamiento y sindicatos, con la llegada al mando de Rafael Muñoz Leonisio, un veterano del Cuerpo con el que buena parte de la plantilla no tiene buena sintonía, entre otras cosas por las peculiares maneras de este jefe policial, así como por su marcado sesgo político. Por ejemplo en las anteriores municipales hizo abierta campaña por el actual alcalde, Germán Beardo, y han sido sonadas sus polémicas como la participación en las caceroladas contra el Gobierno central el pasado 2020, lanzando insultos contra ministros socialistas y de Podemos o contra el coordinador del centro de emergencias sanitarias, Fernando Simón, o su firma en el manifiesto de antiguos mandos del Ejército acusando al Gobierno central de estar poniendo en riesgo la unidad de España.
El último episodio ha sido una denuncia en su contra, presentado por el sindicato mayoritario de la Policía Local, supuestamente por fumar puros de forma habitual en las instalaciones de la Jefatura.
Pero al margen de los desencuentros con un jefe al que acusan de no organizar correctamente la labor policial -críticas que también alcanzan al siguiente mando en el escalafón, el subinspector Juan Carreto- entre las principales quejas sindicales que se vienen repitiendo desde hace tiempo destaca la de la progresiva pérdida de efectivos a raíz de la ley que permite a los policías adelantar su edad de jubilación, una ley que entró en vigor en 2019 y que supone, en la práctica, una rápida merma de los agentes disponibles. Según advierten los sindicatos, de seguir el ritmo actual en unos cinco años la Policía Local portuense puede encontrarse con apenas 60 policías, ya que cada año se pierden unos 14 agentes, mientras que las incorporaciones de nuevos policías van a un ritmo mucho más lento -ahora mismo está abierto el procedimiento para incorporar a 16 agentes de la convocatoria de plazas de 2019, gestionada por el anterior gobierno municipal).
Tampoco ha contribuido a mejorar las siempre tensas relaciones entre sindicatos y equipo de gobierno la llegada a la Concejalía de Marina Peris, edil del Partido Popular poco familiarizada con este Cuerpo y a la que los sindicatos acusan desde un principio de haberse desentendido del mismo. Ni siquiera cuenta con un despacho ubicado en la Jefatura -como era habitual en sus predecesores- y sus desencuentros con los sindicatos han sido sonados, habiendo llegado a pedirse su dimisión incluso en el pleno municipal.
En los últimos meses tanto la concejala como el intendente jefe han salido varias veces a la palestra denunciando públicamente las actuaciones sindicales, como la reciente queja del mal funcionamiento de las transmisiones con la Jefatura a las pocas horas de haber fallecido un niño en un trágico incendio.
Desde los sindicatos lamentan la falta de un interlocutor con el que poder negociar en el gobierno municipal y la situación ha llegado ya a un punto insostenible, en el que por un lado la plantilla está tirando de la cuerda todo lo que puede y por otro el gobierno municipal se muestra inflexible y es incapaz de sentarse a negociar.
Entre tanto, el ciudadano de a pie asiste atónito a episodios como el de la falta de pantalones y la no cobertura de servicios en la calle, el de las mascarillas no homologadas, el de la falta de grúa durante varios días o el de la ausencia de policías locales durante el fin de semana de la motorada, contribuyéndose así a crear una imagen esperpéntica de lo que debería ser un Cuerpo ejemplar. Más que una Jefatura de Policía Local, parece una Loca Jefatura de Policía.
Rafael Muñoz, un jefe “accidental” siempre en el ojo del huracán
Muchas de las polémicas suscitadas en los últimos meses en la Jefatura portuense han tenido como protagonista a su intendente jefe, Rafael Muñoz Leonisio, que ocupó la plaza de mando máximo del Cuerpo tras el fallecimiento del anterior intendente mayor, Manuel Cuenca Ojeda, en un accidente de tráfico en noviembre de 2017. Desde entonces la plaza de intendente mayor está vacante, siendo Muñoz Leonisio el jefe natural por ser el siguiente en el escalafón. El alcalde, Germán Beardo, anunció hace meses su intención de reorganizar la Policía Local creando una plaza de libre designación para elegir, en concurso público, a un nuevo intendente jefe, pero de momento la intención se ha quedado en eso.
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