Elecciones municipales

Cádiz se juega su futuro en las elecciones del domingo

Vecinos paseando por el centro de Cádiz. Vecinos paseando por el centro de Cádiz.

Vecinos paseando por el centro de Cádiz. / Julio González

DAVID de la Cruz, Bruno García, Óscar Torres. Uno de los tres será alcalde de Cádiz durante los próximos cuatro años. En sus mochilas llevan cada uno tres modelos dispares de ciudad y tres formas diferentes de gestionar el Ayuntamiento. E incluso tres herencias diferentes si analizamos qué han hecho, y qué no, sus partidos por la capital gaditana cuando, a lo largo de estos 44 años de democracia, han tenido la oportunidad de gestionar su gobierno.

Siempre que acudimos a votar en unas elecciones municipales, los vecinos y vecinas de Cádiz nos jugamos el futuro de la ciudad para los próximos años. Salvo aquellos cuya ideología está por encima de los intereses de la ciudad, se acude a las urnas reflexionando sobre la fortaleza o no del candidato de turno, su programa electoral (el que lo tenga) y, sobre todo, se acude valorando lo realizado por el Ayuntamiento en el último o últimos mandatos.

En estas elecciones, además, los tres partidos que se presentan con posibilidades de acceder al gobierno lo hacen con una renovación total de sus cabeza de lista, donde hay una ausencia total de mujeres. Es como si algunos quisieran empezar de nuevo, aunque el fondo ideológico y, sobre todo, el fondo gestor quede muy presente.

Por eso, la pregunta relevante para este domingo, cuando acudamos a las urnas, será si vivimos mejor o peor que hace ocho años (cuando se produjo en la ciudad el último gran cambio político, con la llegada de José María González, Kichi), si los compromisos entonces planteados han mejorado nuestra calidad de vida, solucionado en todo o en parte nuestros problemas de empleo, vivienda, educación, bienestar..., como se nos dijo que iba a pasar. O, por el contrario, si estamos igual que antes (o lo que es lo mismo: si hemos perdido ocho años de desarrollo ciudadano) o incluso si estamos peor.

Hay una percepción, en una parte de la sociedad, de que estamos metidos en un cambio de ciclo en la ciudad. Como ya se percibía en 1995 e incluso algunos adelantaban en 2015. Un cambio en parte impulsado por la influencia que la política nacional y regional tiene en nuestras vidas, pero sobre todo un cambio producto de la desilusión de unos y el hartazgo de otros por estos años en los que el avance de la ciudad no ha sido el esperado.

Es cierto que una parte notable de este tiempo ha estado supeditada a los efectos de la pandemia de coronavirus, que ha trastocado todo lo que se podía trastocar. Pero, a la vez, hemos disfrutado de una ola de ganas de vivir, tras la enfermedad, que nos ha descubierto el potencial turístico de la ciudad (que como todo, se había ido conformando grano a grano desde una década atrás, más allá de estos últimos ocho años) y por ello ha creado una imagen tal vez distorcionada de la realidad social-

Y aún así, nos quedará la duda o la certeza de que se podía haber hecho mucho más en este tiempo. Que se han perdido muchas oportunidades que, de haberlas cubierto, ahora nos permitiría estar en mejor posición como ciudad.

Así, Cádiz llega a las elecciones de este domingo sin haber solventado buena parte de sus grandes problemas. Los datos son evidentes. No es una cuestión de “ocultar lo realizado en este tiempo”, como ha afirmado José María González en un sorprendente twitter más propio del Kichi de 2015 que del alcalde de hoy.

Los Servicios Sociales no han solventado el problema de los sin techo. Los Servicios Sociales no han solventado el problema de los sin techo.

Los Servicios Sociales no han solventado el problema de los sin techo. / Julio González

El problema de la vivienda sigue presente y apenas se ha avanzado en una solución que, ciertamente, es imposible de lograr si la circunscribimos a nuestro minúsculo término municipal. Más aún, la delegación correspondiente no ha contado en estos años con la inversión municipal suficiente para poder adelantar en sus proyectos; los gaditanos no han vuelto por el puente Carranza como se nos había prometido (y cantado). Todo lo contrario, tenemos ahora tantos habitantes como teníamos hace más de 60 años. Y seguimos a la baja.

Los barrios más degradados (en calidad habitacional, en formación, en desempleo, en envejecimiento, en recursos culturales) de los que ya alertaba el contundente informe de la Edusi elaborado hace una década, siguen tal cual.

Son estos los barrios más populares, los que supuestamente eran graneros electorales de la coalición de izquierdas y a los que salían a defender frente a la derecha, y que sin embargo han sido ignorados durante buena parte de esta etapa.

Porque, lo cierto, es que ha sido ahora, casi en el tiempo de descuento, cuando el gobierno municipal ha anunciado inversiones, inversiones y más inversiones. Millones de euros aprovechando los recursos extras por el hotel del estadio y por el ahorro presupuestario. Y cuarenta millones más por la apertura del crédito bancario (posible, eso sí, tras una efectiva política de reducción de la enorme deuda recibida como herencia en 2015).

Inversión mínima en estos años en el mantenimiento de las murallas. Inversión mínima en estos años en el mantenimiento de las murallas.

Inversión mínima en estos años en el mantenimiento de las murallas. / Julio González

De pronto, como si fuera Pedro Sánchez haciendo campaña municipal y autonómica con el dinero de los Presupuestos Generales del Estado, la coalición ha anunciado en apenas unos días más proyectos para la ciudad que durante los ocho años anteriores de gobierno. Recordemos que la falta de suficientes inversiones en estos dos mandatos ya fue criticada incluso por algunos de los grupos que conformaban este gobierno, rechazando que se destinase tanto dinero a los bancos y tan poco a la ciudad.

Junto a todo ello, el descontrol de la gestión del Ayuntamiento ha sido más que evidente, lo que ha provocado más de un cambio interno. El descabezamiento técnico de las concejalías más importantes en 2015, algo inédito desde 1979, dejó fuera de juego al Ayuntamiento durante largo tiempo, y aún hoy se sigue notando. También casi en tiempo de descuento se ha cerrado un acuerdo con la plantilla, tras ocho años de enfrentamientos con esta, aunque no se ha planteado el aumento de plantilla tan necesario en determinados departamentos.

Cádiz tampoco ha sabido ejercer como capital de la provincia, ni ha dado el paso para liderar el desarrollo de la Bahía, ni la búsqueda de espacios comunes entre sus localidades.

El papel relevante del PSOE

Frente a esta realidad y durante ocho años se ha encontrado con una oposición de izquierdas, el PSOE, que ha salvando a los gobernantes con su voto a la vez que criticaba su gestión del día a día. Curiosamente, en buena parte de estos años han sido los socialistas los que han ejercido una oposición más dura. En esta campaña, su candidato, Óscar Torres, ha calificado estos ocho años como “decepcionantes”. ¿Tal vez con un atisbo de arrepentimiento por su apoyo en este tiempo? ¿Dará el PSOE su voto para que los herederos de Kichi sigan gobernando cuatro años más?

Así, Cádiz llega a las votaciones del 28 de mayo con la certeza de que hay que darle un vuelco a la ciudad, para activarla de nuevo e intentar recuperar el tiempo perdido.

Llega también a unas elecciones con un resultado incierto. En este juego a tres, todo indica que el PP de Bruno García lleva ventaja, aunque siempre con la necesidad de alcanzar la mayoría absoluta para poder gobernar.

En la izquierda, la duda es quién ganará en concejales o en voto. Si al principio todo hacía prever que iba a ser Adelante (asumiendo una pérdida de sus ediles actuales), ya hay quienes consideran factible un sorpasso por parte de los socialistas. Se abre así la posibilidad de que Óscar Torres se convierta en alcalde en una hipotética mayoría de izquierdas y con un gobierno en el que seguiría presente Adelante, olvidando el PSOE sus críticas de estos ocho años.

Así, los ciudadanos jugarán este domingo a dos cartas con tres pretendientes. Desde 1979 nunca el resultado ha sido tan incierto y las necesidades de la ciudad, a medio y largo plazo, tal claras. Queda pensar lo que queremos para Cádiz y reflexionar sobre lo que hemos vivido en estos años antes de elegir nuestro voto, más allá de lo que mueva la ideología de cada uno.

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