Si caminito del Falla

El tango le echa un pulso a la ópera

  • Nandi Migueles presenta un coro muy gaditano con el que regresan algunos compontes históricos para recuperar su fuerza tradicional

Nandi Migueles observa como se inicia el pasacalles de su coro por la calle Santiago Terry.

Nandi Migueles observa como se inicia el pasacalles de su coro por la calle Santiago Terry. / Jesús Marín (Cádiz)

Nandi Migueles siempre ha tenido predilección por dotar a sus coros de un fondo musical con fundamento. Más allá de las lógicas composiciones, no ha sido la primera vez en que el autor del coro de los Niños se ha decantado por hacer homenajes a los sones que confieren a nuestro carnaval su seña de identidad, a las fuentes de dónde ha bebido. Este año, con ‘Ópera Cádiz’ lo ha vuelto a hacer. Atrás quedaron obras como ‘Allegro molto vivace’, ‘Los niños (El musical’), ‘Cántame un pasodoble’ o ‘Que no pare la música’. “Sí, es verdad que no es la primera vez que recurro a hacer coros muy musicales, pero es que hasta que no veáis lo que traigo este año no os vais a dar cuenta de todo. Es música pero sobre todo es mucho Cádiz, lo que pasa es que el nombre engaña un poco”, nos decía mientras terminaban de prepararse para bajar al escenario del Falla.

Durante las horas anteriores los componentes de su agrupación se habían transformado en el hotel Alquimia de la calle Santiago Terry. “Es de unos amigos nuestros que nos han cedido sus espacios para poder cambiarnos, algo que les agradecemos”, decía Nandi.

Con la agrupación de este año son ya 31 los coros que Migueles ha presentado al Concurso desde aquel ya lejano 1984 cuando decidió abandonar al coro de la Viña, en el que dio sus primeros pasos en este mundo del Carnaval, para sacar ‘La vida es sueño’. “Han pasado ya muchos años pero la ilusión es la misma, la de hacer un coro con amigos, para divertirnos, para pasarlo bien, para estar cinco meses haciendo lo que nos gusta, que es cantar, y luego esto del Concurso está bien pero no puede quitarnos el sueño. Siempre les digo, tanto a los más jóvenes como a los que llevan conmigo muchos años, que lo más importante es disfrutar del camino, sin agobios, sin pensar únicamente en la meta de un premio”.Y eso que Nandi recurre al barbecho de vez en cuando. “Bueno, cada cinco o seis años descanso uno, ahora llevo ya cinco seguidos, jaja... Pero bueno tampoco lo he dejado nunca mucho tiempo. Me gusta hacer coros”. Al preguntarle qué espera de este año dijo que “sobre todo que el coro guste. Yo veo a la gente muy ilusionada, con muchas ganas”.

Durante la preparación del coro se dejaron ver antiguos componentes, como el Cruy, que empezó con Nandi Migueles y que luego ha salido con diferentes chirigotas y comparsas, aunque nunca ha perdido la vinculación con su coro.

Este año, además, Nandi Migueles ha recuperado la participación de algunos componentes de la vieja guardia, gente como Paco Gómez, que desde la cuerda de bajos aporta su es experiencia y que volvió a la agrupación el pasado año después de muchos alejado de las bateas. Al terminar la actuación, Paco, tuvo un recuerdo para los tres compañeros del coro que tristemente han fallecido este año y que estuvieron muy presentes en su primer tango. “Era algo que necesitábamos porque ha sido duro perder a gente con la que hemos convivido durante tantos años”, indicó.

Paco empezó su carrera como corista en ‘Camelot’, en 1988, y después de una etapa alejado del Carnaval por motivos profesionales el pasado año se volvió a tirar al ruedo. “Estoy pasándolo muy bien en esta segunda etapa. Somos una gran familia”.

Parar terminar dijo que habían tenido que trabajar muy duro para montar esta batalla amable entre la ópera italiana y el carnaval gaditano. “No ha sido nada fácil pero las sensaciones ahora mismo son muy buenas. A la gente le ha gustado y nosotros hemos disfrutado”.

Por su parte Nandi acabó diciendo que “es una satisfacción siempre recuperar a amigos. A mí me gusta mirar para el coro y ver a gente que lleva conmigo casi desde los comienzos. Eso le da más empaque al coro”.

El tipo y la escenografía ha sido obra de ArteVida factory, mientras que del maquillaje se ha encargado Claudia Migueles, hija del corista, con un grupo de amigas colaboradoras.

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