¡Qué porquería!
Doña Cuaresma
Tanto me había insistido mi amiga Pura para que escuchara a una de estas pandillas de tuercebotas chirigoteros que le he hecho caso. Yoigan. Milagro. Ni que decir tiene que no me han gustado, pero he de reconocer que eso de que haya carnavaleros que odien esta fiesta de Belcebú tiene su aquel. ‘El Grinch de Cai’ se hacen llamar, y todo este tinglado les parece una porquería. Intentan hacerse los irónicos, pero estoy segura de que en su interior hay algo de verdad. Poco a poco voy ganando la batalla. Lo sé. Soy la Grinch de Cai. Más quisiera el Sheriff ese parecerse a mí. Mientras que él reparte cervezas yo reparto hostias para todo Dios. Cajas y cajas
Por aquello de que hay que conocer al enemigo, de vez en cuando enciendo la Telefunken que me compré en Vivas Hermanos y sintonizo la emisión de eso que llaman el COAJJJJJJ.... (hasta fatiguitas me entran sólo de pronunciarlo) y lo que veo no son más que ataques de nostalgia. Que si una comparsa de toda la vida, que si un homenaje a unos robots, el año pasado a unos brujos, a unos quijotes, un tipo diciendo “Peeeee-Peeeee...” en un palco con cara de haberse levantado con destemplanza de la siesta, otros imitando balidos y cantando contra el alcalde como llevan haciendo 30 años... ¡Qué porquería! ¡Qué falta de originalidad! ¡Qué aburrimiento! Igualito que lo divertida que está la telenovela a la que me he enganchado ahora y en la que un cura se rebela contra el Papa. Les dejo que empieza el capítulo en que el párroco dice que él no recoge firmas contra Su Santidad. ¡Qué monería!
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