Dicen que este año el Carnaval...

“Dicen que este año el Carnaval será menos Carnaval...”. Se desperezaba 1988 con la noticia. “... porque los punteros se han negado a salir...”. Ni Antonio Martín ni Pedro Romero se presentarían al Concurso de Agrupaciones de aquel año. “...dicen que este año no todo será igual...” Ante la actitud de los agoreros, la, aún lozana, comparsa de Antonio Martínez Ares se ponía farruca. “...y yo la verdad es que no lo veo así”. Y volvió Martín. Y volvió Romero, que se fue el pasado año, y esta vez para siempre, antes de ver la primavera. Y se fue Martínez Ares. Y no ha vuelto. Y algunos de los miembros destacados que interpretaron esta letra en ‘Entre tus brazos’ cantan hoy con Martín... Porque han pasado más de 25 años, que no es ná y es mucho, y las cosas parecen cambiar pero todo sigue igual. Porque llegan y pasan modas, van y vienen circunstancias, construimos y destrozamos pero, es nuestra gran tragedia, somos los mismos. Con lo mismos deseos y los mismos miedos. Los mismos que este año, antes de que el telón granate se alzara, graznábamos “dicen que este año el Carnaval será menos Carnaval...” Y las cortinas se abrieron. Y comenzó y pasó la fase preliminar del Concurso...

No seremos nosotros quiénes juzguemos si las ausencias han desfavorecido o alentado la competición... No nos podemos agarrar a ningún criterio objetivo y, para gustos, los colores. La única certeza demostrable es que, al igual que en 1988, en este 2014 los ausentes estuvieron presentes a través de las coplas de sus excompañeros de competición. Ausentes tan presentes que el tema se ha convertido en uno de los más cantados de la fase clasificatoria.

Pasodobles, cuplés, alguna cuarteta de popurrí, ciertos versos de tal presentación... Con nombres y apellidos o con alusiones indirectas, los copleros que decidieron no participar en el COAC 2014 han sido criticados o apoyados, han servido de burla o de ejemplo en los repertorios de las agrupaciones. Dos nombres, por encima de todos los demás, Juan Carlos Aragón y los hermanos Carapapa, seguidos muy de cerca por los chirigoteros del Love y del Sheriff, aunque también les ha caído alguna referencia más vaga a Bienvenido, Quiñones, Ángel Gago e, incluso, al cuartetero Paco Chouza, en un homenaje de su cuarteto.

Porque, de alguna manera, siempre duelen las ausencias. Porque el silencio, siempre nos habla. Estemos de acuerdo, o no, con lo que nos diga. Porque otra de nuestras obsesiones es llenar los huecos, porque nunca entendimos los vacíos. Menos, aún, esa gran nada incómoda que nos dejan los que se van para siempre. Así, la fase preliminar también se vistió de luto para despedir a la cantaora Mariana Cornejo y al coplero Pedro Romero. A la nieta de Canalejas de Puerto Real se le ha llorado pero, también, su emocionante despedida ha sido motivo de comparación con el modesto adiós al rebelde de Santa María. A Pedro se le ha llorado sí, pero, sobre todo, se le ha cantado para sacar los colores a la familia carnavalera.

La familia carnavalera que no se cansa de criticarse, admirarse, juzgarse, destruirse y ensalzarse en sus propias letras. El metacarnaval que, a la vista de esta recién enterrada fase preliminar es más meta que nunca.

Una fase clasificatoria que, de nuevo, baja su calidad con un nuevo modelo que no termina de funcionar. Una fase clasificatoria que nos deja algo de esperanza gracias a algunas sorpresas gratísimas pero que no compensan la actitud poco competitiva de los grandes nombres y la escasa originalidad de los pequeños que, cada vez, asumen menos riesgos al apostar por la copia desvaída de agrupaciones veteranas. (En general, siempre en general).

Porque, también, el aficionado siempre es el mismo. Con las mismas quejas y deseos. Escuchar lo bueno. “Porque –antes y ahora– en los tiempos que corren, nadie se muere por nadie”.