Carnaval de Cádiz| Cabalgata del Humor

La Cabalgata de nuestro barrio

  • La cita de las charangas y asociaciones con el Carnaval se vuelve a firmar al caer la tarde del sábado por el centro de la ciudad

La Cabalgata de nuestro barrio

La Cabalgata de nuestro barrio / Marcos Piñero

En un Carnaval global, plural, hasta donde algunas callejeras explican los guiños locales al público foráneo, la Cabalgata del Humor se nos antoja una especie de isla del tiempo, un verso suelto, un cuplé sin rima pero con su gracia porque la Cabalgata del Humor sólo es apta para quien conoce el código, los personajes que en ella aparecen, para quien conoce su jerga. De barrio, siempre, con todo lo estrafalario y todo lo sublime que conlleva.

En su pequeño y modesto cortejo, entrecortado por cinco carrozas que no tienen otra función que cargar con los altavoces que nos devuelve el pop de moda, nos saludan familias y caras conocidas de las asociaciones locales y barrios populares de la ciudad. Las charangas formada por grupos de amigos con sus hijos, por las mujeres de la asociación viñera Mujeres de Acero o por algunos miembros del Club Caleta, entre muchos otros, conforman el desfile encabezado por cuatro pajes gigantes y siniestros (trauma personal) cabezudos y que realmente tendría como protagonista al disfraz.

Algunas integrantes de la asociación Mujeres de Acero participan en la Cabalgata del Humor. Algunas integrantes de la asociación Mujeres de Acero participan en la Cabalgata del Humor.

Algunas integrantes de la asociación Mujeres de Acero participan en la Cabalgata del Humor. / Marcos Piñero

Porque la Cabalgata del Humor es también un desfile que culmina en un concurso de disfraces y aunque esa idea (la de sorprender con un tipo realmente ingenioso, gracioso y singular) se ha ido diseminando con el tiempo es cierto que este año hemos podido encontrar algunas joyas como el buzo inmerso en un mar de plásticos y basuras con el que pudimos ver a la artesana Aurora Marchante o la Úrsula (el personaje maligno de La Sirenita) caletera encaramada a su barquilla o la llamada a la más rabiosa actualidad con el toque a la nueva paternidad del alcalde de Cádiz.

Las batucadas animan más que la música enlatada, los bombos y cajas marcan el paso del cortejo, las serpentinas vuelan desde unos artefactos que portan una serie de chavales seguidos por un cañón de papelillos. Es el toque chic de la Cabalgata del Humor que no es deslumbrante, ni lo necesita. Es así, la cabalgata de nuestro barrio.

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