Cuando pasadas la una y media de la tarde se abría la veda para alcanzar un platito de caballas con pimientos en la calle Cristo de la Misericordia, la cola de personas que esperaban degustar el primer acto gastronómico de este atípico Carnaval de 2022 llegaba a Pericón de Cádiz con Arricruz. Y es que ni la calor (de justicia) ni la (también muy buena) afluencia a las playas de la ciudad y a las terrazas de los negocios de la calle de la Palma restaron interés a esta fiesta pre Carnaval que este sábado ha venido a sustituir a la Erizada. ¿Si se acercó el ambiente al del evento tradicional? No, claro, ni se esperaba. Pero, en Cádiz, de escuchar coplas siempre hay ganas, y de una conviá, pues también.

Las viandas, y su respectiva cervecita, empezaban a correr por la barra atendida por ocho voluntarios de la organización (Club Caleta y Federación de Peñas Gaditanas con la colaboración de hosteleros de La Viña y el Ayuntamiento de Cádiz) mientras que desde el vecino tablao instalado en la calle de la Palma ya estaban sonando las primeras coplas de las voces jóvenes, frescas y alegres de la cantera de nuestro fructífero Concurso. 'Los saltamontes saltarines de las cordilleras del aculaero’ ofrecía el repertorio que les ha valido el pase a la final del certamen carnavalesco en su modalidad infantil y los espectadores, que ya iban cogiendo hechuras de nutrido público, aplaudían la entrega de los niños comandados por Manolín Santander.

"La verdad es que por ahora estamos bastante satisfechos. Sinceramente, esperábamos que fueran a venir menos gente porque el día está buenísimo y es normal que les apeteciera ir a la playa, pero mira, parece que van llegando cada vez más personas y por ahora todo está saliendo bien", comentaba tras el escenario el presidente del Club Marítimo La Caleta, José Fernández Campos, que recuerda que desde la entidad caletera" siempre" están a disposición de colaborar con el Ayuntamiento "estén unos u otros" porque ellos a lo que aspiran es a prestar servicio "a nuestra ciudad".

Cierto que el sol apretaba, y que la fila de personas a la espera de su caballa con pimientos iba menguando cuanto más pasaban las horas, pero, efectivamente, sobre las cuatro y media-cinco menos cuarto de la tarde, cuando el espectáculo sobre las tablas se dio por finalizado, se habían finiquitado las existencias del centenar de latas de caballas, de los 80 kilos de pimientos y de las 200 barras de pan (y de los diez barriles de cerveza, obviamente) que la organización había dispuesto para repartir entre gaditanos y turistas. Que muchos había, de unos y de otros.

'Los saltamontes saltarines de las cordilleras del aculaero’, durante su actuación en el tablao de la Palma.

Antes del desmontaje, de todo. De comer, de beber, de escuchar... Y hasta una celebración de cumpleaños. Y es que al término de la actuación de la chirigota infantil, que se retiraba entonando el Me han dicho que el amarillo, uno de sus componentes, Aníbal Hernández, pedía a su madre, Sandra Almerón, que subiera a escena para ser agasajada por su 40 cumpleaños. La administrativa del Club Caleta, e hija del reconocido buzo Manuel Almerón Chinita, -colorada y no por el calor- soplaba así la vela de una tarta de parte de sus compañeros mientras que la calle de la Palma le cantaba la efemérides.

Transcurría el mediodía y los alrededores de la Palma (la propia Pericón o el Corralón con la esquinita de El Manteca como santo y seña) iban también cobrando su vida cuando la presentación de 'Voces negras' en las emocionantes gargantas de 'Los cleriguillos' hacían acto de presencia aportando su sabor, sabor añejo, al nuevo acto gastronómico. Pasodobles de 'Los Fígaros', de 'Hijos de la noche', de 'Los vikingos', de 'Los tarantos', cuplés de 'Cuba', la presentación de 'Caleta' y de 'Los rumberos' fueron arrimando grandes nombres (y apellidos) de la fiesta (Alba, Martín, Villegas, Quiñones...) a esta otra fiesta desnaturalizada en el calendario.

'La tropa del 3x4’ y la ‘Antología J.L. Arniz El Vaporcito’ sucedieron a 'Los cleriguillos' en las tablas mientras que La Viña seguía yendo y viniendo. De La Caleta a la Palma, del Campo del Sur al Corralón, con parada (y fonda) en la calle Cristo de la Misericordia para la tapita de balde.

No, no era la Erizada, ni en lo bueno (la cantidad de público, el ambiente de febrero..) ni en lo malo (el botellón desmesurado, el patoserío que siempre trae la tarde...), pero se echó el mediodía. Y se agradeció. Con la calor y todo.