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Fútbol | Segunda División B

Una injusta derrota (1-2)

  • El Talavera deja frío el Iberoamericano de Bahía Sur al derrotar a un San Fernando que domina el encuentro de principio a fin y que desperdicia innumerables ocasiones de gol

Pablo Sánchez en una de las múltiples ocasiones de gol con las que contó el equipo azulino y desbarató el cancerbero del Talavera, Gianni.

Pablo Sánchez en una de las múltiples ocasiones de gol con las que contó el equipo azulino y desbarató el cancerbero del Talavera, Gianni. / Román Ríos

El San Fernando padeció este domingo su particular Cuaresma y contra todo pronóstico y cuando nadie se lo esperaba, tropezó en su feudo ante un Talavera que no hizo más méritos que el anotar en dos de las tres ocasiones con las que contó durante el partido. Por su contra, los de José Pérez Herrera gozaron de hasta diez clarísimas ocasiones para marcar y solamente lo pudieron hacer de penalti. No era el día y esa es la percepción que dio el partido desde prácticamente su inicio, hasta el final del mismo.

El Talavera dejó frío, más que frío helado, el Iberoamericano de Bahía Sur, que registró su mejor entrada de lo que llevamos de temporada. Pero a todas luces el resultado es engañoso, es cruel y es doloroso para un equipo que fue netamente superior al rival, que lo puso todo sobre el terreno de juego y que, posiblemente, solamente pecó de unas innecesarias prisas cuando iba por debajo en el marcador, pero a la postre y a la hora de analizar esas prisas son normales por la ansiedad que el equipo acumulaba tras errar tantas ocasiones de gol.

Con esto, el partido comenzó con el dominio total de los azulinos, que querían, necesitaban, sacarse la espinita de lo ocurrido en Marbella hace siete días lo antes posible. Ya Oca avisaba a los dos minutos de juego en un remate de cabeza que se iba un poco alto y Carri dejaba a las claras las intenciones isleñas en un disparo de falta que obligó a emplearse a fondo a Gianni que fue, sin duda alguna, el mejor de los foráneos en la primera mitad sobre todo.

Insistían los isleños, que manejaban el partido a su antojo, que jugaban en campo contrario, que continuaban robando el esférico una y otra vez hasta el punto de solamente existir ellos en el partido.Así, cuando no se había cumplido el primer cuarto de hora, Pedro Ríos entraba, cuan cuchillo caliente en la mantequilla, hasta el fondo de su banda derecha y enviaba el cuero al corazón del área chica donde no llegaba Pau Franch por apenas un pelo al remate.

Pedro Ríos, por la banda derecha, y Pablo Sánchez, por la izquierda, hacían estragos en la defensa del Talavera que se multiplicaba para defender a los dos jugadores isleños que no paraban de recibir asistencias de un incombustible Bruno Herrero. En el 23’ un pase del gaditano Pablo Sánchez a Pedro Ríos volvía a significar un disparo del jerezano y un lucimiento del portero visitante que rechazaba a duras penas el chut. Carri no llegaba por muy poco a terminar de introducir el esférico en la meta contraria.

No desvanecían los isleños en el empeño y Pedro Ríos, en el 25’, se sacaba de la chistera una enorme jugada, apoyándose en su compañero de fatigas, Pablo Sánchez, para estrellar el cuero en el travesaño. Parecía increíble.

Y cuando mejor lo hacían los isleños llegó el primer jarro de agua fría. Los de Talavera marcaban a la salida de una falta. Lo hacía el ex azulino Espinar, que se disculpaba ante la que fue su afición y ponía el partido muy cuesta arriba.

La primera parte terminó con dos claras ocasiones de gol, y las dos con el mismo protagonista, Pedro Ríos, en el 39’ y en el 42’.

En la segunda parte lo único que cambió de la decoración fue que el Talavera fue minando, poco a poco, las esperanzas isleñas de igualar y remontar un partido que ya tenía que ir de cara en la primera parte. Gianni volvió a ser providencial en el 60’ y el susto se hacía mayor cuando Espinar marcaba de nuevo, pero en esta ocasión en fuera de juego.

Antes de igualar, en el 74’, Pedro y Pablo volvieron a hacer de las suyas, pero la fortuna era esquiva al cien por cien. Tanto fue el cántaro a la fuente que terminó por romperse y eso ocurrió en el 81’ cuando otro ex azulino, Rubén García, derribaba a Joselu dentro del área.Por fin pudo Pedro Ríos desquitarse de tanta mala puntería con el penalti.

Y la volvió a tener el jerezano que se plantó en solitario en un balón interior y no pudo rematar en el 85’ y el equipo isleño se volvió loco en pos de la victoria, sin pensar que el empate podría haberse dado por bueno. Pero eso no está en el gen de los de José Manuel Pérez Herrera, que tienen una fe incombustible en ellos mismo.

Eso fue lo que le costó el segundo gol a la contra, la pérdida de los tres puntos y quedarse con la cara que se queda uno cuando lo ha hecho todo para ganar y la suerte no ha estado de tu lado. Este equipo sigue teniendo licencias, porque sigue ilusionando.

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