La afición del Cádiz desempeñará un papel importante en el partido de vuelta en pos de la remontada, pero no espera sentada hasta el próximo domingo para mostrarse activa. Hay hambre, y mucha, de victoria y ascenso. Quedan pocas entradas disponibles y las gradas del estadio Carranza presentarán un aspecto pocas veces visto desde la reforma de las instalaciones. No son pocos los hinchas los que ya tratan de insuflar ánimos. Muchos los hacen a través de las redes sociales en una especie de terapia de grupo virtual. Otros aprovechan la más mínima oportunidad para mostrar su aliento de manera presencial, como los 50 cadistas que ayer acudieron a la Ciudad Deportiva de El Rosal para arengar a los jugadores y al cuerpo técnico. El club abrió las puertas del entrenamiento a mitad de sesión para que los integrantes de la plantilla comprobaran en sus propias carnes que la afición está esperanzada. Los hombres de Claudio Barragán vivieron una pequeña demostración de la olla a presión que el próximo domingo será el santuario cadista.

El medio centenar de incondicionales que ocupó el graderío del campo principal de El Rosal desplegó una enorme pancarta con el lema Sólo hay un camino: luchar para ganar. Más claro, agua. No faltaron las bengalas ni, por supuesto, el habitual y variado repertorio de cánticos con el único objetivo de llevar en volandas a un equipo que dispone de 90 minutos en su campo para levantar el 2-0 en contra que arrastra del encuentro de ida disputado en San Mamés. Airam Cabrera y Jona fueron los más vitoreados por los aficionados ayer en El Rosal.

"Los cadistas nunca nos rendimos", gritaron con energía los aficionados en El Rosal mientras los futbolistas hicieron ejercicios de estiramiento en el círculo central del terreno de juego antes de dar por finalizado el entrenamiento. El mensaje de la masa social no puede ser más directo. Aquí no se rinde nadie mientras el balón esté en movimiento. El Cádiz está acostumbrado a sufrir a lo largo de su historia y la pelea constante es una de sus señas de identidad.

A pie de campo estuvo el presidente, Manuel Vizcaíno. El Cádiz lo tiene difícil, pero si afina la puntería en el duelo decisivo alimentará las opciones de remontada y por tanto, el ascenso estará más cerca. Si el equipo y la afición creen que es posible, los jugadores tendrán que demostrarlo desde el pitido inicial.

Cuando los futbolistas abandonaron el campo, intercambiaron aplausos con los ruidosos seguidores que no pararon de lanzar consignas de ánimo. La afición, con su cargada mochila de sufrimiento cuestas, con miles de kilómetros a sus espaldas detrás del equipo de sus amores, demuestra estar a la altura de lo que hay en juego.

Ahora le toca a los jugadores preparar con máxima atención el partido decisivo de la temporada y darlo todo sobre el césped del Carranza a partir del mediodía del próximo domingo. Con cabeza, sin prisa, pero sin pausa, en busca de un mínimo de dos goles con los que igualar la eliminatoria como punto de partida para después culminar una remontada difícil, pero nunca imposible porque hay tiempo.