El San Fernando continúa con su remar sin mucha prisa, pero sin pausa en la consecución de la permanencia. Los isleños restaron ante el Córdoba una jornada, sumaron un nuevo punto (1-1) y mantienen sus cuatro puntos más el averague con Badajoz y Sanse, que son los que marcan el descenso. Lo de La Isla no pudieron pescar en río revuelto y se pusieron por debajo en el marcador, eso sí, una reacción inmediata permitió el tanto de la igualada y dejó la sensación de que se ha perdido una nueva oportunidad para amarrar la permanencia.

La primera mitad dejó muy poco, o casi nada. Lo más extraño de ésta fue el ver como la afición cordobesista anda de uñas con su equipo e, incluso, aplaudía continuamente las pocas jugadas que realizaban los isleños. Es curioso lo que cambia el fútbol y de ver a una afición volcada y entregada con su equipo, a presenciar un campo casi vacío, con una hinchada en contra que hacía tremendamente complicada la posibilidad de crear jugadas por una y otra parte.

Los isleños eran conscientes de que se podría finiquitar la temporada en ese ambiente a favor y que una victoria dejaría matemáticamente al cuadro de La Isla en la Primera Federación, pero en la primera mitad las cosas no salieron como presumiblemente Pablo Alfaro había planificado.

El partido estaba exento de intensidad, de voltaje, de presión o de actividad y el fuerte calor en el que se disputó el choque pareció afectar a ambos conjuntos más de la cuenta, teniendo en cuenta que, en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego no existió un dominador claro, un equipo por encima del otro, una posibilidad de romper el resultado inicial y eso se tradujo en una primera parte tremendamente aburrida.

Aún así, ambos conjuntos gozaron de sus respectivas oportunidades de marcar. El primero en intentarlo fue el equipo de La Isla que, tras una jugada continuada de una a otra banda, un balón interior preciso y precioso de Dani Molina encontró como respuesta a un Ilyas Chaira excesivamente lento tras su desmarque lo que dio opción a Marín a desbaratar la acción.

Respondieron los de Córdoba en el 15’ en una contra de Ledesma que prácticamente se plantó en solitario ante Perales, el delantero no anduvo muy rápido y la intervención desde atrás de la defensa isleña no permitió el disparo final del jugador local.

En el 24 fue Diarra el primero que disparó entre los tres palos azulinos, pero su centro chut fue repelido en el primer palo por Perales, mientras que en el 34’ fue el propio Diarra el que, libre de marca dentro del área, remató por bajo un centro de De las Cuevas, que se fue rozando la base del poste de un sorprendido Perales.

La primera mitad tocó a su fin con el dominio del equipo local que mostró sus mejores maneras en los instantes finales de este periodo. Pero los isleños se defendieron bien y en ningún momento parecía que la cosa iba a ir a mayores.

Tras el descanso, las tornas no cambiaron en mucho, eso sí el Córdoba pasó a dominador definitivo y la consigna del equipo isleño pareció ser que el punto era mucho más de oro. Así, en el 51’ un remate de Ledesma de cabeza se fue fuera por poco y en el 57, los cordobeses tuvieron una doble oportunidad con un disparo de Calderón que repelió la madera y otro posterior de De las Cuevas que repelió el travesaño. Los astros se habían unido para que la portería isleña no fuese perforada.

Pero esa unión duró lo que quiso uno de los hombres más peligrosos del cuadro local, Simo. El se la guisó y él se la comió en una jugada que significó el uno a cero. Los de Córdoba lo celebraron como si de una final se tratase, no en vano habían disputado el partido ante el San Fernando y ante su público.

La reacción azulina solo significó que si se hubiese planteado el partido de manera más ambiciosa la victoria se hubiese traído para La Isla, porque los isleños comenzaron a dominar, a tener el balón, a triangular y con ello, llegó el empate.

Tras el mismo, vuelta a empezar, la igualada era llegar a 44 puntos, era un punto de oro en un campo que, otrora, fue difícil y era el seguir remando, a pasito lento, en buscar de una salvación que está al alcance de la mano. Lo malo es que quedan dos de arriba, el Alcorcón, el sábado, y el Linares a domicilio, el siguiente.