Miguel Ruiz Montañez | Escritor

"Solo desde la ignorancia se puede sostener que España tuvo colonias en América"

  • El autor de 'La tumba de Colón' vuelve a las librerías con 'Donde nace el cielo' (Ediciones B), una novela de aventuras que recrea el viaje de las primeras mujeres que llegaron a Santo Domingo desde España en 1510

  • Los libros y el lugar

  • Vocación y destino

El escritor Miguel Ruiz Montañez (Málaga, 1962).

El escritor Miguel Ruiz Montañez (Málaga, 1962). / Lorenzo Carnero

El episodio no es muy conocido, pero su enjundia histórica no es precisamente escasa: en 1510, el rey Católico Fernando de Aragón ordenó a los conquistadores de América que volvieran a Castilla a por sus mujeres o bien garantizaran su llegada con las mayores garantías. Su objetivo no era otro que garantizar la población de las nuevas ciudades que la Corona había empezado a fundar al otro lado del Atlántico. Aquel mismo año salió rumbo a Santo Domingo un barco con pasaje mayoritariamente femenino que cambiaría para siempre el rumbo de la historia. Esta odisea queda ahora recreada en Donde nace el cielo (Ediciones B), la nueva novela de Miguel Ruiz Montañez (Málaga, 1962), escritor, ingeniero, profesor visitante en varias universidades americanas, gerente de la Empresa Malagueña de Transportes y autor de novelas como La tumba de Colón, El papa mago y El país de los espíritus, traducidas a más de veinte idiomas y con cientos de miles de lectores en todo el mundo. 

-Lo primero que seguramente llamará la atención a los lectores de Donde nace el cielo es la presentación de Santo Domingo como una gran ciudad ya en 1498. ¿A qué se debió un crecimiento tan rápido?

-El caso de Santo Domingo es interesante, desde luego. En muy pocos años se levantó en una explanada selvática una ciudad mayor de lo que eran entonces Barcelona y Toledo, con hospitales, una universidad, un sistema de alcantarillado y las primeras calles de América, construidas en piedra gracias al trabajo de los maestros canteros. Ya el mismo Cristóbal Colón llamó la atención en sus primeros viajes sobre la belleza del lugar. Y lo cierto es que Castilla y Aragón enviaron todos los recursos disponibles para convertirla en una de las ciudades más importantes de la Corona. Eso sí, Santo Domingo ejercía una atracción notable no solo en España, sino en toda Europa: holandeses y florentinos acudían también, bien para hacer fortuna o para invertir la que ya tenían. 

-Usted conoce bien la ciudad, ¿tenía la mayor parte del trabajo ya hecho?

-Sí, bueno, desde hace veinte años soy profesor asociado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que por cierto celebrará dentro de pocos años su quinto aniversario. Esto dejaba a mi disposición los archivos de la institución, con lo que he podido consultar documentos y legajos de primera mano. De hecho, fue durante una investigación sobre la ciudad cuando encontré en el archivo referencia al envío de mujeres desde España. Y todo lo relativo al primer barco de mujeres que llegó a Santo Domingo.

-¿Qué razones tenía el rey Fernando para enviar mujeres a América?

-Poblar las nuevas tierras que pasaban a formar parte de la Corona. Con los primeros conquistadores apenas viajaron mujeres. El mestizaje con las poblaciones indígenas prendió bien pronto, pero no era suficiente para los intereses de la Corona dado que, entre otros motivos, buena parte de los conquistadores habían dejado a sus mujeres en Castilla y Aragón. Así que el rey Fernando ordenó a los mismos volver a por sus esposas o, al menos, garantizar su traslado con las mayores garantías. Y así se hizo. El primer viaje, que es el que recreo en mi novela, se hizo en 1510 con doscientas mujeres a bordo, en su mayoría españolas, aunque también las había de otros lugares de Europa. A bordo viajaban mujeres tanto de la nobleza como artesanas, comerciantes y hasta prostitutas. A todas ellas se les ofrecieron ventajas y compensaciones, pero, sobre todo, la promesa de un cielo nuevo. Tras aquel primer viaje, siguieron fletándose barcos en los años siguientes para, principalmente, reunir a los conquistadores con sus familias en América.

"No estoy aquí para dar lecciones de Historia. Mi trabajo consiste en intentar sorprender al lector en cada página"

-Donde nace el cielo es también una novela de mujeres, con protagonistas femeninas que no se conforman precisamente con el papel de meras esposas.

-Eso es algo fundamental en la novela, porque pasó así. Santo Domingo era una ciudad en construcción que ofrecía muchas oportunidades. Y estas mujeres no dudaron en aprovecharlas. Hay una razón evidente en todo esto: en la vieja Castilla sometida a la tradición cristiana, las posibilidades de que disponían las mujeres para desarrollar sus inquietudes era prácticamente nula. Únicamente podían ser esposas o religiosas. Pero en Santo Domingo la vigilancia religiosa era mucho menor y, al final, hacían falta manos para construir la ciudad, ya fuesen de hombres o de mujeres. De modo que las mujeres que se fueron a América pudieron emprender por sí solas proyectos con los que en España ni siquiera habrían podido soñar. Hay un dato que refleja muy bien todo esto: la calle más antigua de América se encuentra en Santo Domingo y tuvo como primer nombre el de Calle del Rey. Sin embargo, solo dos semanas después de la llegada de aquel primer navío de mujeres en 1510, la vía pasó a denominarse Calle de las Damas. Y así se llama todavía. 

-¿Se trata, tal vez, de su novela más compleja?

-He tardado en escribirla entre tres y cuatro años, aunque llevaba rumiando el tema desde muchos años. Quizá sí es mi novela más compleja en cuanto al proceso de investigación que tuve que culminar para poder escribirla. Pero no es, en absoluto, una novela compleja a la hora de leer e interpretar. He puesto todo mi empeño en que sea así. Verás, tengo muy claro qué tipo de escritor soy. Yo no soy historiador, ni estoy aquí para dar lecciones de Historia a nadie. Lo que yo quiero es generar emociones en el lector, lograr que se enganche y que disfrute la lectura de la novela hasta el final. Para eso, me valgo de la Historia como me podría valer de cualquier otra fuente. Vivimos en una época en la que las posibilidades de ocio son infinitas. Además, nunca han sido tan accesibles: solo tienes que hacer click para disponer de todo tipo de productos muy atractivos, promovidos por industrias de entretenimiento muy poderosas. En ese contexto, tengo claro que en las primeras cinco páginas tengo que haber dado suficientes argumentos al lector para que considere que en las páginas que quedan, hasta al final, habrá cosas que le interesen. Así que mi trabajo corresponde en sorprender al lector en cada página. 

Imagen de cubierta de 'Donde nace el cielo'. Imagen de cubierta de 'Donde nace el cielo'.

Imagen de cubierta de 'Donde nace el cielo'. / Ediciones B

-Aunque no quiera dar lecciones de Historia, ¿qué opinión le merecen las políticas de descolonización en materias como los museos, por ejemplo, aplicadas tanto por el gobierno de España como por otros gobiernos de países americanos?

-Si estudias el caso concreto de Santo Domingo, encuentras que la ciudad se convirtió en lugar de destino para hombres y mujeres que construyeron lo que parecía imposible. En 1510, la ciudad contaba con dos hospitales. Poco después tendría una universidad y la catedral más grande de América. En Málaga habría que esperar cuatrocientos años para tener el mismo sistema de alcantarillado que Santo Domingo tenía a principios del siglo XVI. ¿Qué clase de colonizadores dotan de sistemas de alcantarillado a los territorios conquistados mientras dejan sin estos recursos a sus lugares de origen? España no creó colonias en América, sino nuevas provincias de la Corona que durante muchos años, como tales, tuvieron representación en las Cortes. El objetivo nunca fue extraer los recursos y traerlos, sino, al contrario, llevar allí buena parte del patrimonio y darle una nueva oportunidad. ¿Bajo qué política colonial se habrían ido las familias más pudientes de Castilla y Aragón a América y se habrían llevado su fortuna consigo? Eso no es colonialismo. Es otra cosa. Lo que hay es una historia común. Solo desde la ignorancia y desde la leyenda negra que nos ha traído hasta aquí se puede definir esto como colonialismo. ¿Se cometieron abusos con la población indígena? Por supuesto. Ahora bien, ¿en qué condiciones vivía esa población antes de la llegada de la Corona? Cuando Colón llegó a lo que después fue Santo Domingo, en el territorio vivían dos pueblos indígenas, los Caribe y los Taínos. Los primeros habían sometido a los segundos hasta el punto de que, como eran antropófagos, los cocían en agua hirviendo y se los comían. Estas prácticas terminaron con la llegada de Colón. ¿Cometieron los españoles abusos contra los indios taínos? Sí. Y por eso se promulgaron leyes contra la esclavitud para la protección de los nativos. Ahora bien, ¿mejoró su calidad de vida de manera exponencial? Pues también.

-¿Habrá continuación para Donde nace el cielo?

-El final de la novela está suficientemente cerrado. Pero he disfrutado tanto el proceso que los personajes me están pidiendo una continuación. Así que sí, la habrá.   

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