A los tunos

06 de junio 2021 - 06:21

Supongo que el artículo que escribí sobre las novatadas y la próxima ley que promueve el Ministerio de Universidades debió ser reproducida en algún chat o foro de tunos porque no solo me han escrito unos cuantos sino que varios han publicado cartas al director en este periódico. Antes que nada debo agradecer que me lean, sería horrible la insignificancia. Dado que todos menos el último escritor de cartas al director (Héctor Valle creo recordar) hablan de que tengo fijación con la tuna porque algún tuno me levantó una novia, quiero recordarles que no suelo escribir de ese asunto porque es algo sin mucho interés para mí y, como los toros , cada vez tiene menos relevancia. Diría que es la segunda vez en mi vida que escribo del tema, 20 mil artículos después. Llegué a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid en octubre de 1975. En ese momento ya tenía novia, la que hoy es mi mujer, así que difícilmente competí con ningún tuno por el favor de chica alguna como se han imaginado alguna mente calenturienta aprendices de Freud. Ni siquiera sé si había tuna en mi facultad. Si la había por esas fechas, no le presté atención ni les vi actuar jamás. Yo me dedicaba a estudiar y, si acaso, a la política ,que era la efervescencia de la época. Eso no quiere decir que yo sea mejor ni peor que nadie, relato solo mi experiencia. Hay tradiciones que me parecen magníficas y otras me parecen prescindibles o detestables. La tuna me parece prescindible. Y sí, es arcaica y machista, qué le vamos a hacer. El disfraz de tuno es un poco ridículo, con esas mallas y esas capas. Supongo que cada vez habrá menos tunos en la universidad y los puretones que me escriben lo que tienen es nostalgia de sus años mozos. Supongo. Pero de la nostalgia también se sale.

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