Cádiz CF

Dos vigentes campeones perdidos en la mediocridad

  • El Cádiz y el Baleares viven más cerca del pozo que de la gloria diez meses después de rozar el ascenso

Diez meses han transcurrido desde que el Cádiz y el Atlético Baleares alcanzaran el campeonato de sus respectivos grupos la temporada pasada. Era entonces el primer gran paso para aspirar a un ascenso rápido previa superación de la eliminatoria de campeones. Para los cadistas fue una obligación; para los mallorquines, un sueño hecho realidad. Una campaña después, aquella cara es una cruz en la actualidad, un duro presente que tiene a estos dos equipos lejos del ascenso y a la misma distancia del descenso, siete puntos.

En las trayectorias del Cádiz y la del Atlético Baleares hay muchas similitudes. Tras el brillo del ejercicio pasado se producen muchos cambios a efectos de plantillas e incluso de entrenadores -dos han pasado por el banquillo local del Estadio Balear y tres por el del Carranza-, sin que se pueda reconducir la situación. Y eso que ambos proyectos arrancaron pensando en meter la cabeza en el play-off y asumiendo la dificultad de repetir el título de campeón. A falta de siete jornadas para que concluya la fase regular, el único objetivo real de los amarillos y los blanquiazules pasa por alejarse de un descenso que en ambos casos está a siete puntos y, si se enlaza una buena racha de resultados, meter la cabeza en plazas de Copa del Rey, que para el Baleares está a diez puntos y para el Cádiz, a nueve.

La clasificación de estos dos equipos en el grupo III y en el grupo IV muestran muchos rasgos parecidos. El Baleares entra en el último mes y medio de competición en el puesto 12º, con 41 puntos y con el mismo número de goles anotados y recibidos (32). El Cádiz alcanza el mismo momento de la Liga en la 13ª posición, con 40 puntos y 33 goles marcados y otros tantos recibidos. Las 12 derrotas de los insulares y las 13 de los gaditanos ponen de manifiesto que esta temporada es absurdo pensar en cotas mayores que no sea acabar en mitad de la tabla.

A nivel organizativo, poco a nada tienen que ver en ambas escuadras los proyectos pasados y presentes. De hecho, tanto en el Baleares como en el Cádiz el movimiento de altas en el mercado de invierno se puede calificar como bestial para tratar de arreglar todo lo que se hizo mal en verano. El equipo de la isla de Mallorca se reforzó en enero con los siguientes jugadores: Salva Chamorro (Villarreal B), Albert Yagüe (Dinamo Tbilisi), Dani Fragoso (Melilla), Ander Gago, Walter Pandiani (Villarreal), David Agudo (San Roque) y José Carlos Fernández (Alcalá). Los de la Tacita hicieron lo propio con Roberto Peragón, Jorge Luque, Calderón (Nástic), Josete (Zamora), Álex Granell (Llagostera) y Carlos Álvarez (Gimnástica de Torrelavega). En los banquillos, Chichi Soler sustituyó a Pep Sansó pero no ha sido capaz de llevar al equipo balear a la zona noble. Ramón Blanco lo hizo con Alberto Monteagudo y en tres semanas Raúl Agné suplió a Blanco, aunque la única alegría, más bien alivio, fue alejar al equipo del descenso a Tercera.

Diez meses después de que el Estadio Balear y el Ramón de Carranza disfrutaran con una primera posición que les acercaba al ascenso a Segunda A, no sólo sigue el sabor amargo por un logro que se escapó, sino que ambos conjuntos navegan por la mediocridad de una categoría que por año que pasa da la sensación de ser más débil.

Además del evidente fracaso deportivo, los dos clubes tampoco ofrecen una estabilidad institucional que aporte garantías. El Baleares podría perder a final de temporada a su máximo inversor; el Cádiz necesitará que el suyo ponga mucho dinero encima de la mesa.

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