Cádiz CF

Los motivos del malestar del Cádiz CF con Camello

Gesto serio de Manuel Vizcaíno en la sala de prensa del estadio.

Gesto serio de Manuel Vizcaíno en la sala de prensa del estadio. / LOURDES DE VICENTE

¿Tiene el Cádiz CF motivos para exteriorizar su malestar por lo sucedido con Sergio Camello? ¿Es correcta la postura adoptada por el jugador? ¿Merece una entidad como la gaditana que un futbolista y su entorno actúen con un grado importante de desprecio? Lo sucedido en la tarde de este miércoles con la operación para fichar al delantero abre muchas cuestiones entre el enfado y la resignación.

Son muchas las ocasiones, quizás demasiadas, en las que se efectúa un juicio con una severa carga contra Manuel Vizcaíno, como presidente del Cádiz CF, por su política en la configuración de la plantilla. Curiosamente el caso de Camello parece diferente a cualquier otro, ya que el proceso de los acontecimientos pone de relieve que la entidad gaditana ha estado en un lugar correcto en todo momento.

Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, dejó claro hace algunas fechas que no contaba con el jugador para el primer equipo rojiblanco, a pesar de sus buenos registros el curso pasado en el Rayo Vallecano. A partir de ese momento, el club del Metropolitano ha tratado de dar salida a uno de los descartes.

El Cádiz CF ha intervenido en la negociación respetando galones porque lo primero que hizo en entrar en conversaciones con el Atlético, dando paso a la famosa cumbre Miguel Ángel Gil Marín-Manuel Vizcaíno, en Zahara de los Atunes, lugar de residencia veraniega del máximo dirigente cadista. Primero escuchar y saber qué pretende el equipo que tiene la propiedad del futbolista.

Cuando esa negociación tuvo un avance adecuado y fructífero, desde el Cádiz CF se ha tratado de dar a conocer el proyecto a Sergio Camello y a su entorno -entiéndase agencia de representación-, donde el club amarillo ha chocado una y otra vez contra un muro. Y eso que detrás del conjunto amarillo ha estado una propuesta ambiciosa en la económica en la que se contemplaba un pago de unos 6 millones de euros por el ariete, además de un salario superior al millón de euros.

Se entiende perfectamente que el atacante contemple otras opciones y que no esté obligado a recalar en el Cádiz CF. Pero lo que gusta menos, o nada, es que tanto él como su entorno ni siquiera se hayan molestado en atender una llamada de teléfono e incluso asistir a un encuentro cordial para conocer de primera mano la pauta del proyecto cadista.

Hay un punto del comunicado elevado a las redes sociales por parte del Cádiz CF que no deja dudas de que no se le ha tratado como debía. "No queremos entrometernos en una operación en la que se nos llamó para que ningún equipo se sienta perjudicado por nuestra presencia, porque creemos en que los comportamientos de los clubes inciden en su resultado, y el nuestro siempre va a ser impecable". El club matiza que se les llamó, por lo que alguien no ha estado a la altura en esa llamada.

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