Cádiz CF

Lo mejor y lo peor del estreno liguero del Cádiz CF

  • El empate ‘in extremis’ y el regreso de la afición al estadio endulzan el comienzo de la temporada a la espera de la progresión del equipo, que repite virtudes y defectos del pasado

Jugadores y Cervera celebran el gol ante el Levante.

Jugadores y Cervera celebran el gol ante el Levante. / Jesús Marín

El Cádiz CF prende la mecha de la Liga con un valioso punto que le sirve para dar el primer pequeño paso en el largo trayecto que conduce a una nueva permanencia en la élite del balompié patrio. Los amarillos se libraron de la derrota ante el Levante en el último suspiro y en ese contexto el empate dejó sabor a victoria.

No ganó nadie, pero los locales se quedaron con la sensación de triunfo y los visitantes se marcharon con el fastidio de perder dos puntos en último lance del partido.

De tener el partido perdido a un empate 'in extremis' que produce un subidón que, sin embargo, no oculta la necesidad de mejorar. Lo reconoció el propio entrenador, Álvaro Cervera, poco después del pitido final. La Primera requiere algo más.

El equipo repitió aciertos y errores del pasado, con margen de aprendizaje y progresión porque esto no ha hecho más que empezar.

El duelo del estreno de la escuadra gaditana en la temporada 2021/22 ofrece algunas conclusiones:

El estilo no cambia: El Cádiz CF se ajusta al manual de siempre con el que se propulsó de Segunda División B hasta Primera y además le valió para amarrar la permanencia en la categoría más alta con una solvencia impensable. Sistema ultradefensivo que mientras dé réditos admite poca discusión. El pragmatismo antes que la estética. El esfuerzo por encima de la calidad. El resultado es lo que importa a la hora de la verdad.

Dos caras: El equipo amarillo no tiene inconveniente en ceder el esférico al contrario para instalarse en su parcela a la espera de un contragolpe o una acción a balón parado. Todo en orden mientras no perforen su portería. Los problemas salen a flote cuando se ve por debajo en el marcador. El guión salta por los aires y se ve obligado a tomar la iniciativa que no está impregnada en su ADN.

A la hora de atacar aparecen las dificultades. Ante el Levante apenas generó oportunidades y tiró muy poco a puerta. Hay un Cádiz CF en defensa y otro en ataque.

Rivales superiores: La inmensa mayoría de los adversarios atesora mayor calidad que un Cádiz CF que inclina la balanza de sus argumentos hacia el despliegue físico. Los gaditanos sufrieron las acometidas de los levantinistas sobre todo en res cuartos entre la media y el eje central de la zaga. Si los amarillos no cierran bien los espacios, el sufrimiento es excesivo.

Estar dentro del partido: una de las claves que siempre apunta Cervera es llegar con opciones al final del encuentro. Es decir, si el equipo va perdiendo que sea por un gol de diferencia porque siempre está abierta la posibilidad del empate. El ejemplo más claro es el del Camp Nou la pasada campaña. Ante el Levante, Morales falló la ocasión de poner el 0-2 y dejó con vida al Cádiz CF hasta el último instante.

Nunca saca la bandera blanca: En la plantilla saben mejor que nadie que la salvación costará el máximo esfuerzo. Mientras el balón esté juego nadie se rinde. Aunque pueda carecer de recursos, el equipo lo intenta hasta el final y tanta insistencia a veces se convierte en recompensa, como en la jugada culminada por Espino con su remate al fondo de la portería.

Un punto que es bueno: Pese a las limitaciones, el Cádiz CF hizo por dar un giro en los momentos más complicados del partido. Sin ofrecer las mejores las sensaciones, apretó sin tregua hasta evitar dejar la cuenta a cero en la primera jornada. El empate no es nada malo en una situación compleja.

La afición: La hinchada cadista, aunque no en su totalidad, vuelve al estadio y puede vivir en in situ el recorrido de su equipo por la élite. El regreso a las gradas no pudo ser más intenso: alegría por el retorno con el equipo en Primera, sufrimiento por la derrota que parecía inevitable y euforia en el último minuto que permitió volver a casa con la sonrisa puesta.

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