Cádiz CF

El camino más recto

  • El conjunto amarillo sólo aseguraría su presencia en la fase de ascenso con dos triunfos para no tener que depender de los resultados que cosechen sus rivales directos

Dani Romera sufre el estrecho marcaje de David Costas delante de Sarsanedas durante el partido del Cádiz contra el Barcelona B.

Dani Romera sufre el estrecho marcaje de David Costas delante de Sarsanedas durante el partido del Cádiz contra el Barcelona B.

La Liga está que arde. La recta definitiva ha derivado en un sprint igualadísimo que quizás requiera el uso de la foto finish en la línea de meta. Hay seis equipos metidos en un puño, con una diferencia de sólo cuatro puntos entre el cuarto clasificado -el Real Zaragoza, con 65- y el noveno -el Osasuna, con 61-. Con el Sporting de Gijón con una plaza asegurada en la fase de ascenso -tercero con 68-, entre el conjunto maño, el Real Valladolid -quinto con 64-, el Cádiz sexto con 63-, el Numancia -séptimo con 62-, el Real Oviedo -octavo con 62- y el cuadro navarro se disputan los tres puestos restantes. El Granada, noveno con 58, y el Tenerife, décimo con 57, tienen escasas opciones.

La situación es de seis equipos metidos en la batalla por tres billetes y en el caso del Cádiz, la única manera que tiene de asegurar su presencia en el play-off es con victorias en las dos últimas jornadas. Si no suma los seis puntos entonces pasará a depender de lo que hagan sus rivales directos. Si alcanza los 69 puntos, nadie lo podrá detener y además acabará como mínimo en el quinto peldaño porque en ese caso se beneficiará del marcador que sé el próximo domingo en La Romareda entre el Zaragoza y el Valladolid. Un empate en Aragón abriría la puerta de la cuarta plaza a los amarillos si saldaran con triunfo sus dos citas finales.

A priori no le basta al conjunto amarillo con un triunfo ante el Tenerife y un empate en Granada para acceder a las eliminatorias. Si el próximo fin de semana ganan el Zaragoza al Valladolid, el Numancia en el campo del Sevilla Atlético, el Oviedo en el terreno de la Cultural Leonesa y el Osasuna en casa al Lorca, el equipo de Álvaro Cervera no sólo está obligado a deshacerse del cuadro canario, sino que además deberá ir a por los tres puntos a los Cármenes para seguir dependiendo de sí mismo. Los gaditanos se han complicado la vida en exceso con la dura derrota en el feudo del Barcelona B y los puntos que se ha ido dejando en el camino de la segunda vuelta, en la que ha sumado 24 y ha perdido 33. Nada tiene que ver el brillante recorrido de la primera vuelta, resuelta con 39 puntos -en el segundo puesto-, con una discreta segunda, en la que como máximo llegará a los 30 si captura los seis que aún debe disputar. Esos seis son claves.

Las magníficas sensaciones que el Cádiz había ofrecido en el encuentro contra el Zaragoza las borró de un plumazo en la primera parte del choque contra el filial azulgrana. La irregularidad es un miembro más de un equipo capaz de tocar el cielo el lunes y coquetear con el infierno el domingo. Una especie de doctor Jekyll y Mister Hyde que alimenta la incógnita de cómo se mostrará en el próximo partido, ya sin el más mínimo margen de error. O gana o corre peligro de despedirse de la fase de ascenso después de 25 jornadas consecutivas entre los mejores.

La derrota sufrida en la comunidad autónoma catalana fue producto de la ausencia de un espíritu competitivo que aparece y desaparece como por arte de magia. El equipo no dio la talla en el momento adecuado. La senda trazada en los últimos dos meses desvela una marcha irregular que deja como una excepción el meritorio triunfo contra los zaragozanos, el único que ha conseguido en unas últimas nueve jornadas jalonadas de empates -seis- y un par de derrotas. De los 27 puntos más recientes sólo ha sumado un tercio -nueve- en una clara tendencia a la baja que, sin embargo, no le impide continuar en sala vip. Pero el margen de error ha llegado a su límite. No hay más posibilidad de fallo. El Cádiz debe demostrar en los dos últimos encuentros si quiere y si puede pelear por el ascenso. Para ello es urgente la recuperación del apetito perdido en Barcelona y guardar los regalos para Navidad. La semana se hará larga con una doble sensación: la del equipo solvente que asomó frente al Zaragoza y la del equipo abonado al desastre ante el filial culé, como si el que fuese a subir fuese el cuadro catalán y el que estuviese condenado al descenso fuese el amarillo.

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