Cádiz | castellón · cronista invitado: Antonio Gómez Cama. Comentarista deportivo de Radio Cádiz

Victoria sin jugar nada bien

Antes del encuentro casi todos los aficionados pensábamos con preocupación de la trascendencia del partido, no sólo por la clasificación del Cádiz sino por el rival. Si me dan a escoger el rival no dudaría en elegir el último clasificado aún sabiendo que el encuentro para ambos equipos es una auténtica final.

Al final ganamos, sin sufrir demasiado y esto para nuestro Cádiz ya es noticia. También es justo resaltar por qué el Castellón va el último y en poco menos de media hora nos descubrió sus cartas. En la primera parte no llegó a tirar ni una sola vez a la portería cadista, que junto con la suya son las dos más goleadas del grupo.

Hasta recién sobrepasada la media hora el Cádiz no dio señales de vida; y es que no siempre la suerte es esquiva en el fútbol. Corría el minuto 32 cuando Cifuentes, después de la salida de un córner, recibía un rechace fuera del área y desde el vértice derecho de la misma enganchaba un disparo raso fortísimo que pasaba entre una nube de jugadores y piernas hasta llegar a De la Cuesta, que desviaba con toda la intención del mundo el balón a la red castellonense.

Mejor botín imposible. Una llegada y un tiro que si no llega a pies del goleador se hubiera marchado fuera es convertido en gol. Lo más difícil estaba hecho. Antes de ese minuto y del gol el balón no había entrado en ninguna de las dos áreas. Qué verdad es que cuando tu partido está para ganarlo, lo ganas. Y la prueba la tenemos en el gol, disparo de un defensa lateral derecho que se perdía por la línea de fondo le llega a un defensa central y tres puntos para la buchaca.

El partido hasta ese momento parecía un encuentro en el que ninguno de los dos equipos se jugaba nada, como esos insufribles partidos de final de liga entre dos equipos que están a mitad de la tabla y que los puntos para el que los gana pasan a ser anecdóticos.

Cuando las cosas pintan mal, y todos sabemos como pintan para el Cádiz, es necesario tirar de orgullo, sacar de las alforjas la casta y dejar las excusas para otros momentos. Es verdad la frase ya tópica de que un equipo es un estado de ánimo, pero no es menos cierto que los ánimos en los profesionales del fútbol generalmente están muy bien pagados, dicho esto y viendo como esta el paro en el país todo lo demás sobra. La primera mitad no tuvo más historia, poca posesión de balón, muchas faltas y poco juego, lo mejor el gol e irnos al descanso con nuestra puerta a cero.

En la mente de todos los aficionados seguramente estaban los arranques en la segundas partes del Cádiz en los últimos partidos disputados en el Ramón de Carranza (Levante, Hércules, Albacete y Rayo) y era más que lógica la preocupación que flotaba en el ambiente. Y el equipo amarillo, con la complicidad manifiesta del Castellón, no hizo sufrir demasiado, aunque tampoco fue capaz de matar el partido en las tres o cuatro ocasiones clamorosas que tuvo.

Para crear algunas de ellas colaboraron inestimablemente los defensores castellonenses con un par de regalitos que el Cádiz no supo aprovechar. Los cambios no terminaron de dar la posibilidad de aumentar el 1-0 que el marcador reflejaba hasta el momento y dar la tranquilidad que la grada demandaba. Ogbeche jugó casi media hora y no se metió en el partido. López Silva salió cuando el desarrollo del encuentro mejor le venía y participó poco, entiendo que más bien por el juego del equipo que por las ganas del jugador. Y Ormazábal entró en el campo faltando poco y casi no le dio tiempo a dejarse ver.

Este último cambio fue un poco arriesgado, no por el que entraba, que siempre es importante dar frescura al equipo en medio del campo cuando van pasando los minutos, sino por el que salía. Creo que se arriesgó en demasía dejando a Fleurquin en el campo con una tarjeta amarilla y con las fuerzas bajo mínimos, el Cádiz en un momento determinado y conociendo al futbolista se podría haber quedado con diez jugadores en el campo en un partido tan importante y con un resultado tan incierto.

Por lo demás, el partido dejó una parte de optimismo por el resultado y cierta preocupación de pensar qué hubiera pasado si el rival hubiera sido un equipo de más entidad. Tiempo habrá de saberlo en estos once partidos que restan. Lo cierto es que ya no vendrán rivales de la zona baja. Algunos llegarán sin ninguna necesidad de clasificación, como el Villarreal B, otros con los deberes casi hechos como el Girona y Elche, y los hay que visitarán Carranza con el cuchillo entre los dientes como el Murcia, la Real Sociedad y Numancia, estos dos con el ascenso en juego. Fuera si que está la cosa más difícil porque el Cádiz se la tiene que jugar contra Betis, Celta, Las Palmas, Nástic y Huesca. El primero se juega el ascenso y los otros estarán peleando como el equipo amarillo por eludir el descenso.

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