Una de las notas destacadas del entrenamiento desarrollado por el Cádiz CF en la Ciudad Deportiva de El Rosal el martes 8 de septiembre fue la presencia de Jon Ander Garrido en el césped del campo principal, aunque trabajó en solitario.

El vasco estuvo golpeando el balón durante un buen rato para probar sensaciones. Una buena señal para él poder entrar en contacto con el esférico después de una lesión de rodilla que se ha prolongado más de lo esperado.

El mediocentro se dañó en pasado mes de febrero durante la visita del conjunto amarillo al Sporting de Gijón y ya son seis meses y medio sin poder jugar un partido. Se lesionó, llegó el estado de alarma y confinamiento que le impidió hacer un tratamiento médico.

Cuando acabó el periodo de obligado encierro en casa, Garrido intentó ayudar al equipo en la recta final de Liga fue le fue imposible. La rodilla estaba dañada y tuvo que pasar por el quirófano el pasado 13 de julio.

Si todo va bien, el medio entra en el tramo final de su recuperación y el siguiente paso será adquirir el tono adecuado que le permita competir por un puesto en el equipo. De momento se pierde las primeras jornadas y con el paso de las semanas tendrá la oportunidad de debutar en la máxima categoría.