Cádiz CF

Evitar una fiesta ajena en el Carranza

  • El Cádiz necesita la victoria y de paso frenar la enésima celebración del ascenso de un equipo visitante

Jugadores del Oviedo celebran el ascenso a Segunda A que lograron en el Carranza en 2015.

Jugadores del Oviedo celebran el ascenso a Segunda A que lograron en el Carranza en 2015. / Efe

El Osasuna, líder destacado de LaLiga 1|2|3, se presenta el domingo en territorio gaditano dispuesto a certificar un ascenso a Primera División que tiene en su mano. LLega con todo el plantel por si acaso. Más importantes todavía son los tres puntos para un Cádiz CF que, ubicado en la sexta posición de la clasificación, no puede permitirse el lujo de aplazar aún más su reconciliación con la victoria después de una cadena de tres empates consecutivos ante el Rayo Majadahonda, el Málaga y el Deportivo de La Coruña.

El ascenso no está en cuestión para los navarros en el caso de que pierda el domingo. Conseguirá tarde o temprano el premio gordo, que caerá por su propio peso.

Sin embargo, el billete del play-off sí corre peligro para el conjunto amarillo si no amarra el triunfo en casa. Ganar es vital aunque el rival sea el más fuerte de la Liga. La ventaja sobre el séptimo, el Deportivo de La Coruña, es de un solo punto y por tanto quedaría a expensas de lo que hiciera el cuadro blanquiazul, que iniciará su visita al Lugo justo cuando acabe el partido del Carranza.

Pero hay un elemento añadido a todo lo que hay en juego, que no es poco. Una necesaria victoria del Cádiz CF además evitaría que el estadio Carranza se convirtiese en el escenario de la celebración del ascenso de un equipo visitante, un hecho habitual en la historia reciente. Las fiestas en los últimos años en el Carranza son para otros. Los ascensos del Cádiz en el siglo XXI son fuera de casa: Las Palmas en la campaña 2002/03, Jerez en la 2005/06, Irún en la 2008/09 y Alicante en la 2015/16. Cuando un equipo sube en el estadio gaditano, no es el Cádiz.

La parroquia cadista asistió en los últimos años a la frustración que significó ver desde la grada cómo otras escuadras daban un salto de categoría a costa de un Cádiz.

En la temporada 2011/12, el Lugo se impuso en una dramática tanda de penaltis y los gallegos, entrenados por Quique Setién festejaron por todo lo alto sobe el césped el ascenso a Segunda División A que entonces no pudo lograr el equipo amarillo, que se quedó a un pequeño paso ante el desencanto de una afición que ejerció de anfitriona de la fiesta de los visitantes.

En la campaña 2014/15 el varapalo fue doble. Dos celebraciones en el estadio Carranza y ninguna del Cádiz. El reciento situado en el barrio de la Laguna acogió dos ascensos en apenas tres semanas, en ambos casos de los rivales de los amarillos. El primero, el del Real Oviedo, que venció 0-1 y regresó a al categoría de plata mientras frenó el paso a un equipo gaditano que sufrió un duro golpe en su campo.

Pocos días después era el Athletic de Bilbao B el que festejaba el ascenso a Segunda A en el Carranza tras un empate a uno después del 2-0 del encuentro de ida. Una vez más, el coliseo cadista albergaba la fiesta del conjunto visitante en medio de la tristeza general.

En aquellas ocasiones, eran partidos a vida o muerte. O subía uno o lo hacía el otro. El duelo del domingo no es tan determinante. No es para que el Cádiz suba, pero si es cierto que una derrota de los amarillos podría complicar en demasía sus aspiraciones de participar en el play-off. Lo que sí celebraría sería tres puntos de oro.

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