Cádiz CF

Duarte, un regalo para Cervera y el Cádiz CF

  • El entrenador está encantado con la adaptación del canterano, reclutado para el primer equipo

  • El centrocampista se mueve entre el oficio de Garrido y el fútbol de José Mari

Javier Duarte, durante una sesión preparatoria en El Rosal.

Javier Duarte, durante una sesión preparatoria en El Rosal. / JESÚS MARÍN

Hay sueños después del confinamiento y en la lucha cuerpo a cuerpo contra el Covid-19. Hay jugadores que invitan a soñar y que cuando la pelota empezó a rodar en agosto pasado apenas había referencias de él en el primer equipo del Cádiz CF. El nuevo fútbol después del confinamiento ha abierto la puerta a Javier Duarte Egea; una puerta a la que llamaba desde hace dos temporadas sin ser un amago por su parte porque Duarte va de verdad, de frente y con compromiso.

Álvaro Cervera está gratamente encantado con el papel que está teniendo el jugador del Cádiz B desde que decidiera que, de cara a la atípica pretemporada y las once jornadas que restan por disputar, se uniera al trabajo con los profesionales. También lo han hecho los porteros Juan Flere y Christian Arco, el defensor Moi, el ya casi fijo Sergio González y el extremo Sergio Pérez.

Sin embargo, Duarte es el que menos ruido, que no brillantez, estaba acumulando en el filial porque él, este malagueño de 22 años, va en silencio mientras lo dice todo como futbolista. No presume y ni siquiera lo intenta; alza la cabeza sólo para buscar la mejor opción colectiva del equipo y es modesto entre los modestos. Por eso mismo pasa desapercibido para muchos.

Javi Duarte es un centrocampista muy completo, un jugador que mezcla creación y destrucción en porcentajes similares, lo que le hace dueño de un equilibrio en una zona del campo por la que suspiran los entrenadores. Tiene capacidad para recibir entre los centrales antes de poner en marcha la maquinaria, así como para fajarse cerrando espacios, saliendo al corte par ayudar a jugadores de banda y reinando en la anticipación. Percibe antes que muchos lo que puede suceder en una acción.

Sus 175 centímetros de estatura no son óbice para su pugna en el juego con las torres rivales porque salta con el cuerpo y el corazón. Todo ello dentro de una resistente carcasa que le da físico para ser casi el mismo en el minuto 1 y en el 90. Lo ha demostrado en los juveniles del fútbol base cadista, en Primera Andaluza, en Tercera… pero también esta campaña rota en dos en Segunda B. Ese salto era un examen para él y otros tantos; él lo ha sacado con nota, como si llevara algunos años en esa categoría.

Todas esas características han ido profundizando en Cervera hasta que el día 1 después del confinamiento se decidió que el pivote criado en la Costa del Sol subiera el último peldaño. Con Jon Ander Garrido lesionado, el entrenador tira de la casa porque en el filial hay de donde recurrir con garantías. Duarte es el mejor ejemplo a falta de que lo plasme sobre el verde reservado para profesionales.

Este chico formado en el Málaga CF, Puerto Malagueño, CD 26 de Febrero -todos equipos de la vecina capital- y por último el Cádiz, al que llegó en su tercer año de juvenil, ha destapado algo que gusta, y mucho, a Cervera. Y no es para menos. El preparador ve en el canterano el esfuerzo y la capacidad de abarcar metros y espacios de los que se adueña Garrido. Pero también tiene el dominio de balón y la salida que da José Mari. Dos conceptos adorados por el técnico en un mismo jugador, un chico de 22 años. Las cuatro semanas de preparación en esta pretemporada atípica han terminado por convencer a Cervera de que con Duarte la elección tiene muy buena pinta. Si el malagueño está progresando y disfrutando, el entrenador no se queda atrás por las muchas condiciones que ve en esta perla del Mediterráneo adoptada por el Atlántico.

Después de cinco temporadas en la entidad, la actual era la cuarta en el Cádiz B, al que llegó muy joven y ha tenido un papel determinante en dos ascensos (Tercera y Segunda B). Duarte ha demostrado jugar de memoria con Sergio González, pero es que apenas ha notado cambios ni se ha resentido su rendimiento cuando la pareja de baile en el doble pivote ha sido Javi Pérez, Sergi Fernández, José Alonso o David Hinojosa, entre otros. Es otra característica de su línea de trabajo.

Y por encima del futbolista está la persona. Un chico modesto, equilibrado, sencillo, currante que sabe que nada cae del cielo si a cambio no se ofrece pundonor y esfuerzo. Como se suele decir, un joven de 22 años con la cabeza bien amueblada que se encuentra ante la oportunidad de su vida para que, definitivamente, el fútbol sea una rampa de lanzamiento para alcanzar la elite del planeta del deporte rey con todo lo que ello conlleva.

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