Cádiz CF

El Cádiz CF y el orgullo de lo práctico

  • El conjunto amarillo gana en soltura a la vez que aumenta su cuenta de resultados para acercarse a la permanencia

Los jugadores del Cádiz celebran el gol en Getafe.

Los jugadores del Cádiz celebran el gol en Getafe. / Alvarado/Efe

El Cádiz CF crece en soltura avalado por la cosecha de puntos que le coloca a las puertas del objetivo de la permanencia en Primera División. Sin presión, la cabeza y las piernas funcionan mejor. La autoestima, en su pico más alto, contribuye a elevar el rendimiento.

El conjunto de Álvaro Cervera se ha liberado y demuestra una personalidad a la altura de un equipo que persiste en su desafío de continuar en la élite, con un pensamiento diáfano, fiel a un sistema de juego en el que lo pragmático está absolutamente por encima de la estética, sin egos y con el predominio de lo colectivo. No es necesario depender de la inspiración de una estrella. Es una cuestión que atañe a todos.

Y además, como puso de manifiesto en el terreno del Getafe, con valentía para circular el esférico y atacar en determinados momentos, bien plantado sobre el tapete, si conceder huecos al contrario. No hay miedo a perder y sí hambre de triunfos. La humildad y la ambición caminan de la mano hacia la continuidad en la máxima categoría. Tener el descenso lejos ayuda a mejorar.

El secreto del Cádiz CF es que no hay secretos. Todo el mundo sabe a lo que juega. No sorprende a nadie pero muchos no son capaces de desactivar su entramado, entre ellos el Barcelona.

El modelo da sus frutos y además con una plantilla compuesta en su mayoría por jugadores que la pasada campaña militaban en Segunda A, empeñados en demostrar con hechos que tienen un sitio entre los mejores. El mérito del equipo y el entrenador es aún mayor. Incontestable.

Los números corroboran la eficacia de un plan basado en la austeridad en el juego y el aprovechamiento de la más mínima oportunidad para dar un zarpazo certero. El cuadro gaditano encontró en Getafe la alianza de la fortuna, pero no ganó de suerte.

La suerte la tuvo en una acción puntual (el autogol de Timor), pero se trabajó la jugosa recompensa de los tres puntos durante noventa y tantos minutos plenos de intensidad, con solidaridad entre los compañeros para ayudar a tapar espacios. Cerró la portería y sin goles en contra la opción de la victoria es más próxima, como semanas antes ante el Eibar.

¿Jugó bonito el Cádiz CF en el Coliseum Alfonso Pérez? No. ¿Se llevó la victoria, que era lo que importaba? Sí. Una vez más, el triunfo de lo práctico sobre la belleza. Nadie se acuerda del cómo sino del qué.

La defensa es la prioridad y después viene todo lo demás sin dejar de ser relevante. Esa idea interiorizada fue la que puso en práctica en Getafe con la versión más consistente de los últimos tiempos de un equipo amarillo que cuando se dedica a destruir con eficiencia es casi invencible.

El Cádiz CF busca resultados con su idea conservadora y los consigue. No persigue un juego lustroso, ni falta que le hace. La neutralización del contrario es una manera tan legítima como cualquier otra de alcanzar la gloria.

Cervera lo ha dicho en alguna ocasión. No pretende ser mejor que el rival, sino ganarle y sumar los puntos. Y ahí están sus futbolistas y el cuerpo técnico, a un paso de una salvación que está en condiciones de certificar antes de lo que los más optimistas podían augurar.

Pero ojo, aún queda por terminar de concretar la permanencia. Mientras, nada se puede dar por hecho por más cercano que parezca.

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