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Hostelería | Bares y restaurantes de Cádiz piden una ampliación de espacio por la limitación de aforo

Las terrazas mantienen en pie de guerra a Ayuntamiento y hosteleros

  • Urbanismo afirma que son una minoría las ampliaciones denegadas y Horeca habla de una mayoría

Muchos de los hosteleros de la plaza de San Francisco se han quedado sin poder ampliar sus terrazas.

Muchos de los hosteleros de la plaza de San Francisco se han quedado sin poder ampliar sus terrazas. / Jesús Marín

Son como el agua y el aceite y no lo pueden remediar. Intentan templar el ambiente pero turnan piropos con ataques. Son un matrimonio mal avenido y sus intereses no confluyen en casi ningún punto.

Al Ayuntamiento se le habla de Horeca y te recuerda el delegado de Urbanismo, Martín Vila, que esos son los que quieren “privatizar la playa y llevar a estado de semiesclavitud a los camareros planteando jornadas de 12 horas. Y se le habla a Antonio de María, portavoz de los hosteleros, de normativa urbanística y termina pidiéndole a Vila una “especial sensibilidad” o un espíritu de colaboración “lejos del pragmatismo o del exceso de celo”.

El covid ha dejado muy tocada a la hostelería gaditana que ve como se avecina un verano “negro” para el que se quieren preparar ampliando sus zonas de terrazas para así paliar las consecuencias económicas que conlleva la disminución de los aforos tanto en el interior de los bares como el exterior. Pero el Ayuntamiento, o mejor dicho Martín Vila, considera más importante no tanto conseguir más mesas en las terrazas sino que “las que tienen, se llenen de público”.

Vila cree que muchas de las propuestas no caben “ni en el espacio ni en el sentido común”

Pero hasta en algo tan lógico no se encuentran. Por un lado Antonio de María le recuerda al Ayuntamiento que por cada mesa que logren ampliar sus terrazas es una familia más de Cádiz la que come. El portavoz de Horeca le recuerda a Vila que detrás de cada nueva mesa “en la que se sirve pan, aceite, agua, o lo que sea, hay multitud de proveedores que viven de esto”.

Pero el delegado de Urbanismo del equipo de José María González ‘Kichi’ mantiene que están ahí para gobernar y para “ordenar un espacio público que es de todos”. Habla de peatones, ciclistas, personas con movilidad reducida y de empresarios, a la vez que habla de que muchos de estos hosteleros “aprovechan la coyuntura del covid para hacer ciertos secuestros del espacio público”.

Afirma Martín Vila que detrás de sus declaraciones no hay ni un “exceso de pragmatismo” ni “ideologías. Bueno sí, la ideología de incluir a todo el mundo y no excluir a nadie. El espacio público es de todos y no hay que ir más allá”. Y el delegado de Urbanismo lo resume así de fácil: “Al final se trata de que si me das lo que pido, estoy contento, y si no me da lo que pido, no estoy contento. Son tiempos de altura de miras y entender de que estamos en una pandemia y que lo primero es la salud pública”.

En cuanto al número de peticiones concedidas, denegadas o en estudio, Martín Vila no tiene a mano el número exacto, aunque cree que las que están en el limbo administrativo puede rondar la veintena. A pesar de ello recuerda también que el último mes se recibieron ciento y pico de peticiones y que cuando se le deniega al hostelero una petición, suele solicitarla de nuevo.

Muchas de las propuestas que se deniegan “no caben ni en el espacio ni en el sentido común”, pero insiste Martín Vila en que son una minoría. Destaca actuaciones como las llevadas a cabo en la calle Nereida, donde el Burguer la Teja tenía dos mesas antes del covid y se ha llevado a cabo una transformación del espacio para que pueda contar con cuatro. Y otra, en la Glorieta Helios, donde la Granja Santa Ana ha reordenado la terraza con la eliminación de un espacio destinado al aparcamiento de motos. “Lo que no podemos es ensanchar el espacio público como si tuviéramos un programa informático para ampliarlo hacia el infinito y más allá”.

Como casos extremos pone la calle La Palma, donde la hostelería viene ocupando de manera estructural “el espacio al límite”. “Allí cómo vas a ampliar el espacio de las terrazas sin menoscabar el que necesita el peatón para andar. Allí cualquier ampliación se convierte ahora en imposible y no es una cuestión de voluntad política o de ser más o menos dogmático. Es sólo cuestión de no excluir a nadie del espacio y no privatizarlo”.

Otro espacio polémico: la plaza de San Francisco. “En enero o febrero se dijo a los bares que había que dejar espacio para la entrada y salida de los portales. Creo que es de sentido común. ¿Qué pasa allí? Que las ampliaciones de terrazas se plantearon al principio al límite del espacio y ahora no cabe ampliación alguna. Allí Le Parisien ha pedido ampliar su terraza pero, ¿qué hacemos si justo delante tiene un banco?”.

Martín Vila afirma no tener nada contra los empresarios. “Todo lo contrario. En este tiempo he hablado con casi todos los hosteleros que, desde Horeca, me han pasado sus contactos para explicarles por qué se les denegaban sus propuestas”. “Terminaban entendiéndolo, a lo mejor no compartiéndolo, pero sí entendiéndolo. Yo también entiendo que desde su prisma, cuantas más mesas mejor porque pueden tener más volumen de negocio, pero nosotros no podemos mirar el interés de una parte sino el interés general”.Y al otro lado del ring, Antonio de María, portavoz de Horeca, que destaca que, en términos generales, el Ayuntamiento “ha colaborado con diligencia aunque los permisos han tardado y de hecho hay muchos que siguen esperando una resolución”.

De María habla de San Francisco como de una zona estigmatizada por el Ayuntamiento. Allí han sido el restaurante Quinto Centenario o la Marisquería San Francisco o el San Francisco Uno los que se han quedado sin poder ampliar sus terrazas porque no cumplen con una normativa que “a lo mejor habría que relajar en un caso de emergencia como el que vivimos y haber valorado cada caso con una mayor flexibilidad”, según De María.

“Denegarles las mesas es un daño cierto. Dejan de vender”. Desde Horeca no deja de reconocer que incluso mandó una felicitación al Ayuntamiento al principio de la crisis porque simplemente presentando una solicitud con una declaración responsable y un plano, ya se podía agrandar la terraza. “Ahí sí hicieron gala de una sensibilidad especial. Pero luego debió haber una contraorden, de manera que no se podía llevar a cabo ningún cambio hasta no tener una autorización expresa y si no se hacía, aténganse a las consecuencias”.

“La hostelería es una actividad de las pocas que se pueden hacer en esta ciudad. Además, es una actividad fácil que no requiere más que espacio, crea puestos de trabajo, y cada mesa se convierte en un punto de venta”. Y es más, De María considera que el Ayuntamiento debería ser más proactivo con la hostelería pero vemos que hay criterios contrarios”.

Y si el concejal Martín Vila decía a este Diario que eran unos 20 expedientes que estaban a la espera de resolución, De María habla de unos 200, aunque lo entiende porque “no dan a basto técnicamente”.

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