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Hostelería | Bares y restaurantes de Cádiz piden una ampliación de espacio por la limitación de aforo

“No es ni ganar dinero ni forrarse, es sólo darle de comer al personal”

  • El propietario de un restaurante de Corneta Soto Guerrero critica el criterio del Ayuntamiento para denegarle una terraza

El restaurante Casa Rafael, ubicado en la calle Corneta Soto Guerrero.

El restaurante Casa Rafael, ubicado en la calle Corneta Soto Guerrero. / Jesús Marín

Rafael Montero, propietario del restaurante de tapas y vinos Casa Rafael, en Corneta Soto Guerrero, no olvidará este 2020. Y no sólo por la llegada a nuestras vidas del coronavirus, por las consecuencias económicas que ha traído consigo.

Su batalla empezó en diciembre de 2019, cuando una mañana recibía en su establecimiento la visita de la Policía Local ordenándole la retirada de una pequeña terraza. ¿Su pecado? Tener su tienda en una calle que tan sólo mide 3,30 metros de ancho.

Corrió raudo a ponerlo en conocimiento de los asesores de la patronal de la hostelería Horeca, replanteando su espacio para que, al menos pudiera poner tres mesitas aunque sólo fuera con dos sillas para intentar no ocupar más espacio público del debido. Pero ahí quedó la cosa. Rafael se quedó sin terraza y nadie le contestó a su proyecto. Pero llegó el coronavirus y tras un largo confinamiento la limitación de aforo y la posibilidad de hacerle el ruego al Ayuntamiento para que reconsiderara su postura. Lo solicitó y aún sigue esperando.

Se tomó la justicia por su mano, puede ser, y ante el silencio administrativo optó por sacar de nuevo sus dos mesitas. “Al menos para que me sirviera como reclamo y para que la gente que pasara por la bocacalle se diera cuenta de que allí había un restaurante”.

Pero su gozo en un pozo, de manera que esta decisión le saldrá cara. Este mismo miércoles recibía la visita en su bar de la Policía Local y no venían precisamente a degustar sus tapas y vinos. “Me denunciaron y me obligaron a quitar las mesas apoyándose de la notificación de diciembre de 2019. Un sin sentido”.

Rafael se encontraba desmoralizado y comenta que ve “absurdo el criterio que el Ayuntamiento sigue con esta calle porque por aquí no pueden entrar ningún vehículo solo motos porque tiene dos pivotes en la esquina de Canalejas que no te dejan pasar. Las ambulancias de hecho tienen que esperar en la esquina de Las Tortugas”.

“Estamos en una situación bastante complicada. Queremos solo subsistir. No es ni ganar dinero ni forrarse, sólo darle de comer al personal”.

La decisión del Ayuntamiento de Cádiz de abrir la mano a posibles ampliaciones de terrazas para compensar la limitación de aforos que va imponiendo la desescalada tras el coronavirus ha dejado tras de sí versiones distintas de una misma historia.

Por un lado, empresarios como Raúl Cueto, propietario, entre otros negocios, del Arsenio Manila tiene, de alguna manera, el corazón “partío” porque, por un lado ha conseguido una ampliación de la terraza del Paseo Marítimos, pero, por otra, sigue esperando un escrito del Ayuntamiento que le faculte a abrir, con terraza, las puertas de otros de sus establecimientos:el Casa Angelita de la calle Nueva. Esta céntrica vía sí se puede llamar de las afortunadas. Allí el San Wich o la Vaca Atada han conseguido de Urbanismo algunas sillas más para sus terrazas.

Pero la historia no tiene siempre un final tan feliz. Francisco Alfaro, propietario de la Marisquería San Francisco, ubicada en la plaza del mismo nombre. Siempre tuvo 18 mesas en su terraza, pero el covid le dejó el negocio con 9 mesas. Pidió cuatro mesas más y las llegó a poner, pero este lunes pasado le llegó un escrito de Urbanismo que le ordenaba quitar el añadido a su terraza. “No hay por dónde cogerlo”.

Alejandro Aragón, del bar de café y copas Charlotte, ha pedido al Ayuntamiento poder ocupar una parte del carril bici de Paseo Marítimo, lo que le permitiría una fila más de mesas en su terraza pero “el carril bici es intocables y el momento lo exige”. Entiende que no lo hagan para todo el verano pero sí, al menos, para salir de este atolladero post covid. Ha llevado mil planteamientos distintos hasta Urbanismo con un “no” como única respuesta. Dio alternativas, pidió soluciones siempre que éstas no molestaran al peatón.

El promotor del Charlotte mira al cielo recordando el balón de oxígeno que le ha supuesto la ampliación del horario facilitada por la Junta. “Esa horita de más nos está salvando un poquito la situación”.

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