La hostelería lucha por su supervivencia

Coronavirus en Cádiz: Muchos bares no abrirán hasta que Urbanismo se aclare con las terrazas

  • Algunos, como Casa Angelita, en la Calle Nueva, no descartan echar la baraja para siempre

  • Horeca está trazando planos de ampliaciones para locales toda la ciudad

Una terraza en una plaza gaditana, en una imagen de archivo de antes de la pandemia.

Una terraza en una plaza gaditana, en una imagen de archivo de antes de la pandemia. / D. C.

El hecho de que la Delegación de Urbanismo del Ayuntamiento de Cádiz haya comenzado a denegar solicitudes individuales de ampliación de terrazas como ayuda a la reapertura de bares y restaurantes a partir del próximo lunes está generando un gran malestar entre los hosteleros de Cádiz.

Asfixiados económicamente después de casi dos meses sin ingresos y afrontando gastos ineludibles y con las incertidumbres de sus plantillas acogidas a ertes y de cómo responderá la clientela en la nueva normalidad que se nos viene encima, se sienten abandonados, cuando se les prometió que se les iba a lanzar un salvavidas para que el sector no se ahogue en la mayor crisis que atraviesa en su historia más reciente. Hasta el punto de que la mayoría, que no disponen de grandes terrazas, se plantean no abrir hasta que no se aclare definitivamente de cuantas mesas podrán disponer en tanto que no se pueda hacer uso de barras y comedores interiores. Porque muchos no serían rentables con apenas dos o tres mesas.

Por el momento, la Federación de Hostelería de Cádiz, Horeca, no tiene constancia de que Urbanismo haya autorizado la ampliación de ninguna terraza de las que hayan solicitado ninguno de sus asociados a título particular, aseguró a este periódico su presidente, Antonio de María. En cualquier caso, la asociación está preparando planos de terrazas y solicitudes de establecimientos de toda la ciudad para presentarlos a partir del lunes que viene.

Otros, como los propietarios del restaurante San Wich, ya la presentaron y se la denegaron, tal y como adelantó ayer este periódico. Precisamente en la misma Calle Nueva, Raúl Cueto, uno de los socios de Casa Angelita y empresario al frente del Grupo Arsenio Manila, permanece a la espera de respuesta de su propuesta, que presentó el día 12 de marzo, dos días antes de que se decretase el estado de alarma, nada más cerrar sus establecimientos por responsabilidad ante la expansión de la pandemia.

Con tanto solo tres pequeñas mesas altas pegadas a fachada, Cueto ha solicitado autorización para colocar cuatro en la mediana de una de las calles peatonales más anchas de la ciudad, entre los grandes macetones colocados desde hace años por el Ayuntamiento, de manera que no obstaculizarían en absoluto el tránsito de peatones. Pero justo en línea de las que ya les han denegado a los del cercano San Wich... “Si no nos las conceden, si no nos dan ese pequeño flotador a donde agarrarnos, nos veremos obligados a cerrar definitivamente, después de tan solo tres meses abiertos”, confiesa con pena Raúl Cueto. En Casa Angelita trabajan siete personas, actualmente acogidas, como decenas de miles, a ertes por fuerza mayor. “Nosotros, por fortuna, tenemos otros restaurantes, pero muchos nos van a poder abrir sus establecimientos, que son su única fuente de ingresos”, lamenta.

Tampoco abrirán el lunes ni la próxima semana el Musalima, en el Paseo Marítimo, ni el Bebo Los Vientos, ni el Nahú Beach, todos del Grupo Arsenio Manila, pendientes los dos últimos todavía de la normativa para la reapertura de los chiringuitos .

Precisamente en el Paseo Marítimo, los hosteleros con establecimientos entre el Hotel Playa Victoria y Cortadura van a solicitar la denominada vía de escape de la zona ciclable, colindante con sus terrazas, para colocar mesas de manera provisional, al menos los dos próximos meses. Otros ya han pedido instalarlas entre palmeras y papeleras, pero o no les han respondido o se les ha desaconsejado.

La única predisposición que parece demostrar por el momento la Delegación de Urbanismo que encabeza Martín Vila es a dar el visto bueno a propuestas que conlleven la ocupación con terrazas de plazas de aparcamiento, afirma un hostelero de la zona. Y a autorizar más mesas en la Plaza de San Antonio, que no llega al tercio máximo de terrazas que marca la nueva ordenanza en vigor.

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