Aplicación de la nueva ordenanza

Cierra un restaurante en Cádiz por la reducción de las mesas de su terraza

  • "No entiendo por qué nos las quitan, si cumplimos con la normativa", dice el propietario de San Wich, Javier Álvarez

  • Del establecimiento dependen seis trabajadores, tres familias y un total de catorce personas

La aplicación de la nueva ordenanza de terrazas por parte del Ayuntamiento de Cádiz parece haberse cobrado su primera víctima. Al menos de manera provisional. El bar restaurante San Wich ha cerrado sus puertas después de que le hayan ordenado retirar cuatro de las seis mesas de las que disponía en la Calle Nueva. En él trabajan seis empleados y de él dependen tres familias con 14 miembros en total.

Javier Álvarez, propietario del establecimiento, disponía de permiso municipal para las seis mesas de la terraza que hasta hace unos días tenía montadas en la mediana de una de las calles peatonales más anchas de Cádiz. Esa mediana la conforman una hilera de árboles en sus respectivos parterres, de manera que no obstaculizaban el tránsito de peatones, y ni siquiera el de las bateas de los coros, los pasos de Semana Santa ni la Carrera de San Silvestre, argumenta Javier Álvarez.

Pero cuando tuvo que renovar la licencia recibió la orden de retirarlas de la mediana de la calle y reducirlas a solo dos pegadas a la fachada del establecimiento. Se le argumentó que debían cumplir con las distancias exigibles en la ordenanza de terrazas para el acceso de personas con discapacidad, “cuando las seis que ya tenía cumplían de sobra con esos requisitos”, asegura Álvarez. "Es más, entre nuestra clientela habitual hay varias personas con movilidad reducida que precisamente elegían nuestra terraza por las facilidades que les brindaba", añade.

San Wich se trasladó desde La Laguna a la Calle Nueva precisamente para poder disponer de terraza, un servicio cada vez más demandado, no sólo por la clientela local sino también por los cientos de miles de cruceristas que recalan al cabo del año en el puerto de Cádiz.

De hecho este restaurante especializado en gastronomía chilena y hamburguesas premium figuró en un ranking de los diez mejores restaurantes de la ciudad que publicó en agosto del año pasado el periódico británico The Guardian.

“Ahora me veo obligado a cerrar y a estudiar la viabilidad del negocio, porque solo con dos mesas deja de ser rentable”, explica el propietario de San Wich. Javier Álvarez ya ha mantenido un encuentro con el técnico de la Concejalía de Vía Pública encargado de las licencias de las terrazas. “Además de la accesibilidad para personas con discapacidad, que ya digo que cumplo, lo único que me argumentan en el Ayuntamiento es que la calle es de uso público, que lo sé y lo respeto, y que es potestad del Ayuntamiento conceder o no licencias donde lo estime conveniente, pero entiendo que será en función de lo que marque la ordenanza”, reflexiona.

El propietario de San Wich ha solicitado una reunión con el edil de Vía Pública, Martín Vila, y el alcalde, José María González. Mientras tanto prepara un recurso frente a la decisión municipal y estudia con sus asesores legales fórmulas que minimicen el impacto económico sobre su inversión y sobre los trabajadores.

La aplicación de la nueva normativa sobre terrazas comenzó a mediados del pasado mes de enero por las plazas de San Francisco y Mina. En un principio se ordenó el cumplimiento de una serie de requisitos que respondían a “criterios técnicos” adicionales que no constaban en el texto aprobado por el Pleno.

Después de un par de encuentros con los afectados, los hosteleros de San Francisco llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento con el fin de que la reducción de mesas tuviese el mínimo impacto posible, cumpliendo, claro está, con la ordenanza vigente.

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