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Cádiz | Ordenanza de terrazas

El Ayuntamiento ordena retirar decenas de mesas de bares de San Francisco y Plaza Mina

  • Las terrazas de cuatro establecimiento perderían más de 30 veladores en aplicación de “parámetros técnicos” posteriores a la nueva ordenanza

  • Los hosteleros ven peligrar sus negocios e intentan pactar con Martín Vila una redistribución

  • Sostienen que se exigen nuevos requisitos a la norma consensuada y aprobada por el Pleno

Catorce meses después de que se aprobase tras un largo proceso de participación, conflicto, negociación, mediación y acuerdo que se prolongó durante los 18 meses anteriores; más de dos y años y medio después de que se plantease por primera vez, el Ayuntamiento ha comenzado a aplicar de facto la ordenanza reguladora de terrazas de bares y restaurantes que entró en vigor en julio del pasado año 2019. Y ya se está cobrando sus primeras víctimas. O consiguiendo sus primeros logros, según las gafas con las que se mire el asunto.

El caso es que a pesar de tratarse de una norma consensuada con asociaciones de peatones, de personas con discapacidades y otros colectivos ciudadanos defensores del uso público de los espacios públicos y los propios hosteleros, que aspiran a seguir utilizándolos bajo concesión municipal, su aplicación vuelve a generar conflicto.

Los primeros en notarlo han sido los propietarios de bares de las plazas de San Francisco y Mina, a quienes ya se les ha notificado que deberán reducir sus terrazas en unas 15 mesas en el primero de los espacios y en unas veinte –de momento– en el segundo. Eso, pese a que la ordenanza acordada y aprobada por el Pleno considera ambas plazas como espacios singulares en los que el máximo de ocupación no debe superar un tercio de su superficie. Y pese a que durante el proceso de participación se midieron y se llegó a la conclusión de que estaban muy por debajo de ese nivel, aunque, eso sí, muy concentradas en determinadas zonas.

En la nueva ordenanza se establecieron criterios generales, pero nunca se llevaron al Pleno planos que determinasen dónde exactamente debían colocarse las mesas. Eso, pese a que a muchos hosteleros sí que se les exigió que los aportasen. A algunos les costó hasta 800 euros el documento.

Ahora el Ayuntamiento ordena la retirada de unas diez mesas del San Francisco 1, unas cinco o seis de La Parisien y unas 20 de las 40 que tenía concedidas el propietario del Mina Five y de un establecimiento contiguo alegando “parámetros técnicos consensuados con el concejal”, informaron a este periódico fuentes de Horeca.

En San Francisco, las mesas deben estar todas pegadas a fachada, dentro de los límites de la antigua acera, ya que la plaza hace tiempo que es de plataforma única y completamente peatonal, de manera que perderían dos filas de veladores. En Mina las mesas deben colocarse entre los bancos y los parterres centrales de la plaza, de forma que dejen libre todo el paseo que ocupan ahora. Aun así, al Superbar El Tinte sí que se le han concedido mesas pegadas a la fachada del Museo, conservando también las del callejón, frente a la entrada de la antigua Escuela de Artes, aseguraron a este periódico fuentes de Horeca.

Reunión con Martín Vila

Técnicos de esta asociación empresarial asistieron a los hosteleros afectados en una reunión que mantuvieron ayer con el concejal de Vía Pública, Martín Vila, con el fin de que el Ayuntamiento reconsidere su postura y se atenga a la aplicación estricta de la ordenanza consensuada y aprobada por el Pleno.

“En la ordenanza no se incluyeron planos concretos porque se alegó que si había cambios habría que modificar toda la ordenanza, con todo lo que esto supone. Pero lo que plantean ahora como ‘parámetros técnicos consensuados con el concejal’ no son requisitos objetivos que obedezcan a la norma ni a ninguna explicación lógica. Por eso han acordado presentar una propuesta alternativa que no ponga en peligro el empleo en estos negocios y, en algunos casos, su supervivencia”, explicó a este periódico el presidente de Horeca.

Fuerte golpe

Antonio de María recalca que algunos dependen casi al cien por cien de las terrazas, que es lo que demanda mayoritariamente la clientela, y que el anuncio de retirada de mesas ha resultado ser un fuerte golpe para sus propietarios, “cuando deberíamos actuar en favor del empleo”.

De seguir en esta línea, estos cuatro bares sólo serán los primeros en perder mesas en esas dos plazas y en otras zonas de la ciudad. De hecho, también se ha ordenado la retirada de las dos terrazas que había en la calle Corneta Soto Guerrero “con la argumentación de que obstaculizaban el paso de vehículos de emergencia, cuando hay calles en las que los obstáculos son macetones, bolardos, hitos y otras barreras colocadas por el propio Ayuntamiento”, asegura De María.

Mientras tanto, continúa a ritmo muy lento la instalación de las plaquitas metálicas que delimitan las terrazas, tal y como se recoge en la nueva ordenanza.

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