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La taberna Casa Tino de Cádiz se pasa a la acera de enfrente

Restaurantes con solera de Cádiz

La popular taberna gaditana situada en pleno barrio de La Viña duplica su espacio con la adquisición de un local ubicado a pocos metros, al otro lado de la calle

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Eva Zamorano, Tino y Juan Antonio, junto al letrero de su taberna, que ahora cumple 75 años de antigüedad. / Julio González

Todo el mundo le conoce por Tino pero se llama Antonio. Nada que ver. El apodo que le da nombre a la taberna que regenta le viene de su abuelo Constantino. El mismo que hace 75 años abría en la calle la Rosa, en pleno corazón del barrio de La Viña, Casa Tino.

Desde que falleció su padre, este popular establecimiento está en manos de Antonio de la Luz Bolaños y su mujer, Eva Zamorano, una de las diseñadoras gaditanas más conocidas y con mayor proyección internacional de la provincia.

Entre los dos, y con el apoyo de sus dos hijos, Álvaro y Juan Antonio, mantienen vivo el espíritu y el olor de esta taberna gaditana siempre con las miras puestas en el futuro.

Antonio lo tiene claro:“Mi padre se puso malo con 64 años y con 67 se murió. Yo quiero jubilarme con 65 porque tengo muchas cosas que hacer aún”.

Eva Zamorano muestra las imágenes históricas de la taberna que cuelgan de una de las paredes del local. / Julio González

Pero Eva, su pareja, tiene otras miras:“Yo quiero pasar aquí el resto de mi vida. Y, además, quiero enfocar aquí mi mundo de la moda, montar incluso alguna pasarela... lo estoy viendo ya”.

Pero Eva es la que lleva la batuta y, junto a su hijo Juan, que ha ejercido de ideólogo del proyecto, han decidido ampliar el negocio adquiriendo un local justo enfrente de Casa Tino. Lo que hasta no hace mucho era una oficina de una entidad bancaria, en cuestión de días, se convertirá en un apéndice de Tino que la familia quiere bautizar como Sinónimo.

Más espacio y capacidad para Casa Tino

Así, Casa Tino multiplica su espacio y doblará el número de mesas. Si antes la taberna contaba con siete mesas, a las que había que sumar las ubicadas en la terraza, ahora con Sinónimo duplicará su capacidad.

Esta posibilidad les ha permitido no tocar el espíritu de la taberna y abrir las miras a otro enfoque, uno de carácter más cultural y social, que quieren inyectarle a este nuevo local que se ubica justo en la acera de enfrente del conocido bar de La Viña.

Eva Zamorano cuenta que con esto no quieren otra cosa que atender una demanda que llevan años escuchando en sus clientes:“Aquí, a partir una cierta hora no encuentras ni un sitio donde tomarte el café o una copa. Y mucha gente de fuera que llega y nos pregunta que dónde se puede escuchar en Cádiz algo de flamenquito o de Carnaval y no sabemos qué responder”.

Eva Zamorano/Diseñadora

"Yo quiero pasar aquí el resto de mi vida. Quiero montar aquí incluso una pasarela de moda”

Ese es el enfoque que Tino (Antonio, ya para casi nadie) y Eva quieren darle a su nuevo local. “Queremos hacer incluso presentaciones de libros, reuniones culturales, y cositas así”, comenta Tino.

Esta orientación cultural no es nueva. De hecho, Tino lleva muy a gala que el mismísimo Fernando Quiñones montaba reuniones diarias en la taberna de su padre. “Yo me sentaba con él. Imagínese:cuatro y media de la mañana y yo con 15 años. Brutal. Y era gente que no había quién los parara. Fernando me pedía siempre un paquete de magdalenas, pero de las que vienen dos. Nunca se me olvidará”, recuerda Tino con cariño. Y también pasaron por allí Camarón, Paco de Lucía, Pepe de Lucía, “así como todas las putitas de los cabarets, que se mezclaban con los primeros turnos de la Policía Local o la Nacional, los taxistas, la gente que iba a pescar...”, indica Tino.

Salón ubicado frente a la actual Casa Tino, donde abrirá ahora Sinónimo. / Julio González

Él ya no vive en La Viña. Vive en Parlamento y reconoce que este quiebro al barrio no le ha supuesto ningún quebranto psicológico:“Allí vivo muy tranquilo y allí me llevó el amor”.

Se les ve muy unidos a Eva y a Tino. Y juntos han decidido emprender este camino. “Yo vi el cartel de ‘Se vende’ y no me lo pensé. Pregunté y ya me dijeron que el local tenía ya un novio. Pero, lo que son las cosas del destino, ese mismo día me llamaron de la inmobiliaria avisándome que estaba a la venta y que el que quería el local, lo quería para la hostelería así que ya lo tuvimos claro”.

Juan "Nabo", dueño del local

Fueron a por el local y lo han conseguido. Pero, como dice Eva, “las cosas del destino”, porque ese inmueble fue en su día del padre de Tino, que falleció hace ya 27 años, que se lo compró por un millón de pesetas a Juan “Nabo”, “que era de San Fernando y mejor no preguntarse de dónde le venía el apodo”. Ya, con el edificio ya rehabilitado por completo, llegó la Caja de Ahorros de Jerez y se la vendió, “y ahora, después de 40 años vuelve a la familia”, con la intención de abrir estos días con un aumento del personal y utilizando la cocina de Casa Tino, por lo que se convertirá en habitual ver a sus camareros y camareras cruzando la calle cargados de tapas.

Cuenta Eva que no han querido nunca tener a un cocinero “porque siempre teníamos problemas. No queríamos perder las raíces de Manuela, la madre de Tino”, que empezó cocinando para la taberna y les pasaba las comidas por la ventana de la vivienda que tenían pared con pared. “De repente llegaba un cocinero y te decía cosas como que él era el que mandaba en la cocina y que era algo así como la mano de Dios”. Así pasaron cuatro o cinco, hasta que decidieron que lo que necesitaban era un ayudante de cocina dispuesto a mantener vivo el espíritu gastronómico de Manuela:“Y ahí tenemos a Antonio, que lleva ya con nosotros seis años”.

Antonio de la Luz 'Tino'

Mi padre se puso malo con 64 años y, con 67, se murió. Tengo aún muchas cosas que hacer”

“Aquí no necesitamos ni chef, ni Michelín, ni estrellas porque mi madre era la que nos pasaba la comida por la ventana, mi padre compraba los conejos y los pajaritos y nosotros los pelábamos. Fíjese, ahora nos meterían en la cárcel por cocinar pajaritos”.

“Mi suegra decía que la ventana de esa casa era como la ventanilla de un tren. Por allí pasaba medio Cádiz y lo mismo se te paraban delante dos marías para contarse las penas que para pelearse”.

Ahora tiene su faceta de diseñadora embargada por un grupo árabe que le tiene “comprada” su creatividad y su exclusividad, pero recuerda las raíces de esa faceta:“Mi abuela era sastre y yo me vi envuelta entre retales;en su casa tenía una maquina de coser y ya ella le hacía cositas a la gente del barrio”.

Pero ahora Eva y Tino (Eva y Antonio) tienen la mente puesta en la acera de enfrente. Allí abren el nuevo salón de Casa Tino, con el que La Viña se hará más grande ahora. Y si no, al tiempo...

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