Cuando las promotoras inmobiliarias lanzan nuevas ofertas de vivienda en Cádiz ya tienen asumido que un porcentaje importante de quienes se van a interesar por ellas, y al final comprarán un piso, son personas nacidas en la capital pero que tuvieron que marcharse de la ciudad por diversos motivos.

Incluso familias con recursos insuficientes para afrontar un piso de renta libre y que se apuntan al listado municipal, naturales de Cádiz pero residentes en otras localidades del entorno, están locas por volver a su tierra.

Será el sentido de isleños que tenemos en nuestro ADN, será la necesidad de tener el mar cerca, o La Caleta, o poder ir a cualquier parte de la ciudad paseando. Lo cierto es que muchos de quienes en su día se fueron y tienen la posibilidad de retornar, lo hacen. Y quienes se fueron incluso a zonas residenciales de la Bahía siguen teniendo a Cádiz como centro de su vida.

Y tal vez por una cuestión física debería de ser lo contrario. Al fin y al cabo somos 115.000 vecinos viviendo en menos de 5 kilómetros cuadrados de superficie residencial. Con todo lo que ello supone. Pero no, aquí seguimos. E incluso recibimos a los “extranjeros” del resto de España y del mundo, que vienen a vivir a esta isla. Eso sí, la gran mayoría en casas alejadas de las posibilidades económicas de los nativos.

El INE, el Instituto Nacional de Estadísticas, ha elaborado el anual estudio sobre el Movimiento de la Población que en este caso tiene una especial relevancia pues se centra en el 2020, el año de la pandemia, por lo que una parte de estos datos se han visto directamente afectados por los efectos de esta enfermedad.

Ello no ha impedido, e incluso ha animado, a la permanencia en la tierra natal de los vecinos. Cádiz se convierte en la capital de todo el país con mayor porcentaje de autóctonos como residentes, con el 75% del total del censo. Además, el 9,5% procede de otras localidades de la provincia y el 5% del resto de Andalucía. Es decir, casi el 90% de la tierra. Del resto de España sólo viven en Cádiz el 6,7% de sus residentes mientras que del extranjero es el 3,2% restante.

Si tenemos en cuenta a las ciudades españolas con más de 50.000 habitantes, Cádiz mantiene también una posición predominante, aunque se iguala con Jerez (75,5%) y es superada por Sanlúcar (78,5%), poblaciones que en todo caso tienen términos urbanos infinitamente mayores que el de la capital, lo que les facilita suelo suficiente para construir viviendas de todo tipo para los suyos y para quienes vienen de otros lugares. Entre estas ciudades en último lugar está Alcobendas (Madrid), ciudad dormitorio con apenas el 9,6% de los vecinos naturales de la tierra.

El estudio del INE refleja también la evolución de la mortalidad y la natalidad a lo largo del pasado 2020.

Como ha ocurrido en el resto de España, la pandemia ha incrementado el número de fallecimientos aunque en el caso de Cádiz afortunadamente no se han sufrido las cifras de otras ciudades.

El pasado año murieron en Cádiz 1.398, que son 70 más que durante 2019. El dato tampoco nos hace retroceder a cifras de la postguerra como sí ha ocurrido con las estadísticas provinciales y nacionales, sobre todo porque el envejecimiento de la población en la ciudad sigue imparable desde hace unos años. La más que relativa incidencia del coronavirus se refleja en que el mes con mayor mortalidad fue enero, con 142 fallecimientos. Marzo y abril, ya en plena pandemia, fueron 121 y 95. En octubre, con la segunda ola en marcha, subieron las muertes hasta 128.

Respecto al resto de las capitales andaluzas, sólo Jaén y Huelva han cuantificado cifras inferiores, más lógico en el primer caso pues tiene menos habitantes que Cádiz pero no en el de la capital onubense.

En este sentido, el 24% de los residentes en Cádiz tienen ya más de 65 años de edad, lo que nos sitúa entre las doce capitales más envejecidas del país.

En cuanto a la natalidad, los 666 nacimientos certificados por el INE en 2020 supone un muy leve descenso respecto a los 669 del año anterior, aunque cada vez estamos más lejos del millar de nacimiento que se conseguía hasta finales del siglo pasado. Somos, con diferencia, la capital con una menor natalidad el año de la pandemia entre las capitales andaluzas.