¿Por qué a algunas personas les cuesta tanto decidirse por una opción?
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Dos personas se sientan frente al televisor buscando algo para ver pero después de varios minutos "scrolleando" en su plataforma favorita siguen sin encontrar una película o serie que los convenza. Al final, se hace tarde y deciden no ver nada.
Si esta situación te resulta familiar o si tiemblas al tener que pensar en tomar una si o no decisión, este artículo te ayudará a entender por qué.
Qué es la "fatiga de decisión"
La fatiga de decisión no constituye un trastorno clínico, pero representa un fenómeno genuino experimentado por numerosas personas cada día.
A lo largo de nuestras jornadas, enfrentamos una multitud de elecciones. Algunas son simples, como qué comer o qué vestir, mientras que otras son más complejas, ya que pueden repercutir en el futuro, como decidir qué tarea abordar primero o cuál es prioritaria.
Roy F. Baumeister, psicólogo social y autor de "La fuerza de voluntad: Redescubriendo la mayor fuerza humana", acuñó este término para referirse al agotamiento mental que sufre un individuo al encontrarse expuesto cotidianamente a un acumulado de información necesaria para tomar decisiones.
Cómo combatir la "fatiga de decisión"
Para combatir este problema, existen algunas estrategias que puedes implementar. Una opción es utilizar ruletas aleatorias en internet para tomar decisiones menores, como qué película ver o qué comida pedir. Esto te permite dejar de pensar en esas decisiones y liberar espacio mental para decisiones más importantes.
Otra estrategia es simplificar algunas decisiones cotidianas. Por ejemplo, si tienes un menú predeterminado para cada día de la semana no tendrás que pensar cada día que quieres comer. Simplemente es seguir el cronograma. Esto además ayuda a planificar las compras, ahorrar en alimentos costosos y en general ayuda a comer más sano.
Steve Jobs usaba siempre la misma ropa para no tener que decidir qué ponerse por la mañana. Al tener un guardarropa limitado y uniforme basado en jeans y poleras de cuello alto negras, reducía la cantidad de decisiones que debía tomar sobre qué ponerse cada día.
A delegar también se aprende
Por último, es importante priorizar y delegar tareas. Incluso las personas que no estén en puestos de decisión pueden delegar tareas en personas de su mismo escalafón o en profesionales de otros sectores.
Identifica las decisiones que realmente requieren tu atención y en las que puedes tener un impacto significativo, y delega o automatiza aquellas que no son tan importantes.
Recuerda que descansar adecuadamente, llevar una alimentación saludable y practicar técnicas de relajación, como la meditación, también pueden ayudarte a reducir la fatiga de decisión y mantener una mente clara y enfocada.
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