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Los efectos de la pandemia

La hostelería teme la llegada de octubre y el cierre de locales

  • Bares y restaurantes están aguantando un verano muy desigual, con buena entrada los fines de semana frente a un bajón de clientes en el resto de los días

Colas ante un establecimiento hostelero en Cádiz capital.

Colas ante un establecimiento hostelero en Cádiz capital. / Fito Carreto

Cuando le comento a Antonio de María que muchas mañanas veo que las terrazas de las cafeterías por las que me cruzo están llenas, y que el fin de semana, por ejemplo, no cabía ni un alfiler en locales de Plocia, me responde que no es oro todo lo que reluce y que la hostelería gaditana sigue estando bajo mínimos.

"Si un establecimiento un sábado o un domingo no tiene clientes, mejor que cierre. Y aquí ahora el fin de semana se llenan de clientes de Cádiz. Hay que ver el resto de la semana para comprobar cómo está la cosa", advierte el presidente de Horeca que resalta la baja ocupación del Paseo Marítimo de Cádiz en las primeras semanas de julio, como buena parte de la costa de la provincia, aunque en el último tramo del mes sí mejoró de forma más notable hasta el punto de que los propios hosteleros reconocen, siempre en casos muy puntuales, que hay días en los que se ingresa más que en la misma jornada del pasado año.

Y también es cierto que los que tiran son ya los establecimientos ya asentados en los distintos paseos marítimos de la provincia o en zonas con especial fuerza en materia de hostelería, como en la calle Plocia de Cádiz o, sobre todo, un puntal de la capital en el verano: la Viña, con la plaza del Tío la Tiza y la calle de la Palma, siempre con colas de espera aunque menores a las de otros años.

Por si fuera poco, las cafeterías cercanas a los zonas de oficinas privadas y de sedes de la administración pública, como puede ser la plaza de San Juan de Dios y su entorno también en la capital, también han visto como el negocio del desayuno se ha hundido, o por lo menos se ha reducido de forma notable, con la persistencia del teletrabajo entre los empleados de estos centros.

Esta reducción generalizada en el consumo en bares y restaurante ha tenido, en algunos casos, un efecto positivo en cuanto a la tradicional avalancha de público. Es lo que está pasando, por ejemplo, en Conil desde la que se afirma que "estamos a tope, pero no reventado", como ha pasado en los últimos veranos cuando se formaban colas kilométricas para poder entrar en esta localidad.

Esta situación aún incierta ha impedido que la mayor parte de los establecimientos hayan podido recuperar a la totalidad de su personal, tras poner en marcha los ERTE que han evitado, inicialmente, el cierre de los locales.

Para mejorar los negocios tras el cierre obligado por el estado de alarma, en muchas de las ciudades costeras, y por ello con más impacto turístico, los ayuntamientos han permitido ampliar las terrazas a fin de facilitar las distancias de seguridad sanitaria. Este plan fue inicialmente polémico en Cádiz ciudad, aunque hoy vías como Nueva, Plocia, Catedral, Mina, etcétera, han incrementado su espacio para estas terrazas, siempre complicadas de ubicar en las estrechas calles del casco antiguo de la ciudad.

Con todo, el gran temor de Horeca es "lo que va a pasar cuando concluya la temporada estival y llegue el mes de octubre. Será el momento de ver cuál es el grado de supervivencia de muchos de los hosteleros, especialmente aquellos que tienen un pequeño bar, con una barra y sin terraza, lo que les limita su uso y apenas pueden defenderse".

Teme Antonio de María los meses que seguirán a octubre hasta que en febrero se celebre el Carnaval, si finalmente no hay un cambio de fecha por motivos de la pandemia. "Van a ser cinco meses muy duros, en los que muchos locales van a estar desiertos" y que sólo podrán sobrevivir de la clientela local, pues es de prever que durante esas fechas el turismo nacional vuelva a descender y no mantenga el relativo dinamismo detectado el pasado mes de julio.

Aunque Horeca no tiene datos de cuántos establecimientos ya han optado por cerrar sus puertas, en las comunicaciones internas de este colectivo ya han comenzado a aparecer ofertas de venta de equipamiento hostelero.

Confía Antonio de María en que desde la administración central se facilite la continuidad de los expedientes de regulación temporal de empleo, que han permitido aguantar a buena parte de los negocios de la hostelería en la provincia, pues parte de ellos no podrían haber aguantado el cierre durante semanas por el estado de alarma.

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