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Cádiz

"El pañal de la anciana llevaba puesto entre uno y dos meses"

  • El informe de la autopsia dictamina como causa de la muerte "la omisión de cuidados"

"La causa del fallecimiento es consecuencia de la omisión de cuidados". A esta conclusión llegaron los forenses del Instituto de Medicina Legal que practicaron la autopsia a la mujer de 70 años que murió supuestamente abandonada por su propia hija.

Ayer, durante la tercera sesión del juicio con jurado que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Cádiz, los especialistas afirmaron que el cuerpo de la anciana estaba "sucio", "extremadamente delgado" y presentaba "úlceras de presión en la región sacra y en los talones", heridas propias de aquellas personas que han estado encamadas en una postura fija y a las que no se les ha cambiado de posición en mucho tiempo.

Asimismo, los peritos apreciaron en el cadáver evidentes signos de abandono: "El pañal de la anciana llevaba puesto entre uno y dos meses", un extremo al que los expertos llegaron toda vez que analizaron la fase larvaria en la que se encontraban los gusanos hallados en dicho pañal. "Las pupas o huevos (estado por el que pasan algunos insectos en el curso de su metamorfosis) llevaban entre 36 y 64 días depositados en el material fecal analizado", manifestaron.

El servicio de criminalística de Madrid también corroboró, a partir del análisis de un único ejemplar de larva enviado para su estudio, un desarrollo larvario correspondiente "a un mes o quizás menos", dependiendo de la temperatura alcanzada en el hogar de la víctima.

Éste no fue el único síntoma de abandono que refleja el informe. Los forenses afirmaron en el juicio que las uñas de la anciana no sólo presentaban hongos, sino que además eran tan largas que habían adoptado una forma convexa (en forma de gancho) hacia el interior de la mano. "No se habían cortado en meses".

A nivel patológico -continuaron explicando los peritos- la anciana tenía las piernas entrecruzadas por "atrofia muscular"; sufría "gastritis crónica" y "nefrosis renal"; había "tumoración quística" en el hígado, compatible con la ingesta de alimentos, fundamentalmente carne, en mal estado; y el páncreas y el corazón estaban "dañados".

Respecto a los problemas cardiacos, los médicos forenses puntualizaron que la mujer de 70 años habría sufrido microinfartos "con al menos ocho días de antelación" a su muerte, por lo que confirmaron "un largo proceso agónico" en el fallecimiento de la misma.

Por todo lo expuesto, los peritos que realizaron la autopsia determinaron como causa principal de la muerte "la omisión de cuidados" de la anciana.

De otra parte, también prestaron ayer declaración en la sala de jurados de la Audiencia Provincial de Cádiz agentes de la policía científica y el forense que fue requerido por el Juzgado de Guardia para proceder al levantamiento del cadáver. Todos ellos aludieron al "desorden" y la "suciedad" en el domicilio de la procesada, tal y como hicieran otros testigos (trabajadores sociales, policías...) en días anteriores.

Así, volvieron a repetirse las declaraciones en torno a la presencia de gusanos, de pañales cuya capacidad de absorción se había sobrepasado por acumulación de excrementos en el tiempo, de una probable caquexia (delgadez extrema)... En definitiva, de falta de cuidados elementales higiénicos y alimenticios.

Resultó llamativo que el forense que acudió al levantamiento del cadáver afirmase ante el jurado que cuando exploró el cuerpo, éste no presentaba rigidez cadavérica, un agarrotamiento propio de las primeras horas tras el fallecimiento. Sin embargo -anotó- la madre de la acusada no presentaba este rasgo. "Podría llevar muerta al menos 72 horas", pronosticó este forense.

La evaluación psicológica que se realizó a la procesada en 2012, dos años después de que su madre falleciera, reveló que la acusada no padecía el conocido como síndrome de Diógenes, un trastorno del comportamiento que afecta, por lo general, a personas de avanzada edad que viven solas y que se caracteriza por el total abandono personal y social, así como por el aislamiento voluntario en el propio hogar y la acumulación en él de grandes cantidades de basura.

En el presente caso, la procesada era consciente del estado en el que se encontraba su casa. De hecho, intentó justificar su conducta de dejadez y la propia acumulación de enseres aduciendo que "la situación la superaba".

Según el médico que elaboró la evaluación psicológica de la acusada, las personas que padecen síndrome de Diógenes no lo admiten nunca, no son conscientes del acopio de material en sus inmuebles, a diferencia de la procesada, que sí lo admitió.

De esta misma evaluación se desprendió que la procesada sufría una depresión "crónica", "prolongada en el tiempo", aunque no "severa", pues "ningún dato objetivo" corroboraba esa intensidad sintomática. Es más, el experto señaló que esta mujer "exageraba" su patología, lo que en términos psicológicos se denomina "maximización", esto es, intentar exponer con una magnitud mayor los síntomas que en realidad padecía. Esta depresión no afectaba a su capacidad cognitiva.

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