El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El modelo turístico para Cádiz

Esto es un turista que llega a un bache y dice...

  • El veraneante alcanza bares, almacenes y establecimientos más tradicionales de la ciudad que, sin embargo, siguen teniendo al local como gran sostén

El turista, colorado de sol y sangría, que se cuela por casualidad en uno de esos rincones donde se rinde culto al chato de vino y la partida de mus y se acerca a la barra y pide... Podría ser el comienzo de un buen chiste, pero no lo es. En Cádiz, el veraneante ha llegado al bache, al bujío exquisito, a ese almacén que tú y yo sabemos que ponen los bocadillos pa matarse y hasta aquel rinconcito donde te fríen el pescao por dos duros. No hay tierra ignota, vecino, en el modelo turístico del siglo XXI (pre y post covid) que también se dibuja en Facebook, en Instagram, en Trypadvisor y hasta en el entrenamiento previo que significa visitar la ciudad en febrero... “Pero el gaditano, el ciudadano que vive aquí todo el año, sigue siendo la clientela principal y al que hay que cuidar”, aseguran en bares tradicionales y en baches; en bocaterías; en fruterías y pequeñas tiendecitas locales.

Allí, a esos lugares donde el turismo es bienvenido, aunque no se necesite para sobrevivir, hemos querido dirigirnos para preguntar cómo se ha vivido el verano en el que parece que el turismo terminó de explotar en la ciudad. Un estío que “no ha estado mal” aunque, paradójicamente, en no pocos de estos locales no se recuerda como “el mejor verano”.

Es el caso de Casa Selu, un pequeño rincón que ocupa la esquina de Diego Arias con Solano donde Cristina nos cuenta que “aunque comparado con el año pasado ha habido un incremento del turismo nacional”, sí recuerda otros veranos donde en su bar se han recibido “a más visitantes”. O en el Bar Carru, en la plaza Viudas, donde Antonio García sólo salva agosto. Eso sí, ¡qué agosto!... “Muy bueno de gente de fuera. El resto de meses, nada de nada...”

Es interesante la reflexión de Salvador Fernández, segunda generación del Bar Salvador, frente al Oratorio de San Felipe, uno de los lugares de desayuno por excelencia de la zona. “Yo no diría que ni mejor ni peor. Ha sido un verano diferente”, baraja. “Bueno, muy bueno, en cuanto a turismo nacional sí, pero también un público una mijita más difícil que otros años. Como con mucha bulla, estresado... Un poquito especiales... Pero de verdad que no nos podemos quejar”, explica el joven que pone el acento en que, aunque cada vez vienen más turistas a su establecimiento, “es el público de Cádiz nuestra columna vertebral”, alaba.

Lo mismo ocurre en El Periquito. Bar de comida casera de primera, y con menú diario a buen precio, en la calle San Rafael. Un lugar que antes de la pandemia tuvo, incluso, que crecer en extensión y que se las vio y se las deseó en la era covid. “Es que lo hemos pasado muy mal, por eso este verano creo que nos parece tan bueno. Pero ahora la verdad que se está respondiendo, también la gente de Cádiz. De hecho, yo soy de los que piensa que hay que tratar igual de bien al de aquí que a la gente de fuera”, reflexiona uno de sus dueños, Santiago Figueroa.

Con sus pequeñas dimensiones, pero su popularidad creciente, el Mini Bar, en la calle Dr. Dacarrete también han pasado un verano “de lujo” que les ha hecho recordar los tiempos antes de pandemia. “Sí, pero igual, por los turistas pero también por los gaditanos, porque nuestro bar es donde viene la gente de Cádiz”, dice tras la barra Jeremy Caballer.

Manuel Barrero lo especifica con porcentajes. “¿El turismo? Es que el 90% de nuestra clientela es de la gente de Cádiz, del barrio. Y sí, evidentemente, este año se ha visto un incremento de turistas que venían a por bocadillos para la playa, quizás, el año que más en los 15 años que llevamos nosotros aquí pero nuestro negocio se sostiene por las personas que viven en la ciudad”, pone negro sobre blanco el dueño de Bocatería Los Patios, artífice de uno de los bocadillos de tortilla más afamados del centro de Cádiz, tras la desaparición de Paco (los nativos, ya conocen lo que sigue) del Corralón.

Otro Paco, Paco Oliva, es la cara reconocible de un popular almacén de la vecina calle Doctor Marañón. “Un verano como otro cualquiera. Turismo nacional, poco, y cuando venían los guiris entraban aquí que parecía esto un museo... A mirar nada más”, ríe el comerciante que también sostiene su negocio independientemente de la afluencia de visitantes.

Las fruterías Selu (con Ramón Hernández a la cabeza), Chico (en plaza Viudas) y Aquí hay tomate (en la calle de la Rosa) también han visto “veranos mejores”. A Chico es que le fue bien “hasta en la pandemia, la verdad, yo lo tengo que decir”. Y aunque el turista nacional “pica” fruta, el incremento de este año “parece que se ha notado más en los bares, a nosotros, bien, vienen, pero como otro verano”.

Donde no pican ni unos calcetines es en los tenderetes exteriores del Mercado donde Yesenia Cabrera (La Barata) cuenta que echa de menos “a los cruceristas”. “Esos sí nos compraban, algo se llevaban, pero el turista nacional, nada”. “Los que han hecho el agosto, nunca mejor dicho, son los de la hostelería, los bares sí que están llenos”.

Y es que hasta en lugares de más solera como Los Claveles o el Bache del Bizco (Bar Pichón) en Pericón de Cádiz se han dejado ver turistas. “Sí , es verdad, aquí han venido muchos turistas este año”, dicen. Y es inevitable fantasear con la estampa...

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