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Marisol Ferreriro es directora médica del hospital italiano de Ancona

Una doctora de Cádiz, en la primera línea de batalla contra el coronavirus en Italia

  • Esta gaditana “de Cadi Cadi” lleva 20 años en Italia. Casada y con dos hijos ocupa un alto cargo en uno de los centros sanitarios públicos ubicados en el epicentro italiano del coronavirus

Marisol Ferreiro, en una zona con del hospital habilitada con carpas.

Marisol Ferreiro, en una zona con del hospital habilitada con carpas. / d.c.

Felicidades Alberto. Desde Cádiz hay motivos para felicitar a Alberto, entre otras cosas porque este miércoles cumplía 13 años. Pero hay otra razón de peso por la que este niño italiano merece una felicitación. Su madre, Marisol Ferreiro Cotorruelo, es una gaditana que a día de hoy lleva la Dirección Médica del hospital Azienda Ospedaliera Universitaria Ospedali Riuniti, en Ancona (Italia).

Se da la circunstancia de que Ancona, una localidad italiana con poco más de 100.000 habitantes situada en el centro de la bota de cara al Adriático, es uno de los puntos del país vecino más afectados por el coronavirus.

Este centro, en el que Marisol Ferreiro forma parte del equipo de la Dirección Médica, recibía al primer caso de coronavirus el 24 de febrero y ya en la región a la que pertenece esta localidad, en Las Marcas, ya se contabilizan unos 160 casos por cada 100.000 habitantes, cuando la media en Italia es de 97 casos por cada 100.000 habitantes.

Marisol está en medio de este infierno, pero, a pesar de ello, atiende por teléfono a este periódico aún con una sonrisa y con muchas ganas de saludar a su gente de Cádiz, sobre todo a sus tíos Andrés y Manolo Cotorruelo.

Ella nació en el Hospital de San Juan de Dios pero realmente se llevó viviendo en Cádiz muy poquito tiempo. La profesión de su padre, médico rural, le hizo ir de pueblo en pueblo durante mucho tiempo, pasando buena parte de su juventud en la provincia de Málaga para terminar afincándose en Ronda.

Marisol Ferreiro Cotorruelo, en su hospital de Italia Marisol Ferreiro Cotorruelo, en su hospital de Italia

Marisol Ferreiro Cotorruelo, en su hospital de Italia

Pero ella lleva a gala ser de "Cadi Cadi" y así lo dice, si la zeta, "como tiene que ser", según ella defiende. Tanto es así que a uno de sus hijos, el mayor, con 19 años, se llama Marco, "sin ese al final porque total, yo no la voy a pronunciar". Su otro hijo, el cumpleañero, Alberto, es el que mejor lleva el encierro decretado por el Gobierno italiano.

Por contra, Marco no lo lleva tan bien, según Marisol, "ya sabes, se ha echado novia y la echa mucho de menos. Tanto tanto, que el día que decretaron el encierro corrió 7 kilómetros casi cuesta arriba para despedirse de su novia".

Marisol Ferreiro es gaditana y fue también el amor el que la llevó hasta Italia. Acabó Medicina en Sevilla en 1988 especializándose en Epidemiología y Medicina Preventiva, y luego hizo Odontología en Granada y fue como dentista cuando conoció a Maurizio Battino, un investigador de gran prestigio internacional que mantiene un intercambio científico precisamente con un hospital de Wuhan, según documenta el corresponsal en Málaga del diario El Confidencial, Agustín Rivera, en una entrevista publicada en días pasados.

"Y eso fue lo malo, conocerlo (entre sonrisas). Ya sabes cómo sois los hombres, que nunca se deciden. Se convirtió en una desesperación eso de la distancia y llegó el momento en que decidí irme para Italia". Allí dice que le pasó de todo y pasó por todo. Sin saber ni italiano ni inglés, con unas poquitas fotocopias, se preparó unos exámenes y sacó una segunda plaza. A partir de ahí estuvo seis años en una agencia sanitaria, algo parecido al SAS de aquí, luego pasó por un hospital geriátrico tragándose auténticos contratos basura, y posteriormente por una residencia sanitaria cuidando a personas con Alzheimer. Finalmente, fue el terremoto que sacudió Italia en 2016 lo que la llevó hasta el centro sanitario de Ancona, donde ahora ejerce como directora médica.

"El pico nunca llega. Nos dicen diez días, y dentro de diez días nos dicen que llegará en otros diez días”

Allí, en Italia, lleva ya 20 años pero no pasa uno sin pisar Cádiz. Tanto es así que tiene un pisito en la playa. "Pero qué distinto es aquí todo, el color del campo, el ruido de las olas. Aquí no suele haber ni olas y para colmo te echas en la arena y el sol te da siempre de espalda, y eso me pone enferma. Cuánto echo de menos Cádiz". Pero lo peor es que este año ya tenía programada una visita a su ciudad natal en junio pero realmente no sabe si esto podrá ser o no por culpa del coronavirus.

Esta crisis la tiene destrozada. Esta conversación con Diario de Cádiz la hacía camino de su casa más allá de las nueve de la noche y prácticamente ya no le salían ni las palabras ni las ideas. Pero sí la sonrisa. "Es que en eso me parezco a mi madre. Ella tenía también esa cosita".

Marisol Ferreiro confiesa que le costó mucho hacerse con el país, pero reconoce que le ha ayudado mucho un grupo de whatsapp que mantiene con compañeros y amigos de su promoción de Sevilla. "Con ellos me desfogo y me han ayudado mucho en realidad. De hecho, Tomás Daroca, especialista en Cirugía Vascular del Puerta del Mar está en ese grupo". Aparte, allí en Italia tiene también un chat con un grupo de españoles con los que suele ir de cervezas en días en los que en España hay algo que celebrar. "Cualquier excusa es buena".

"Es una auténtica vergüenza ver en las condiciones que trabaja en España el personal sanitario”

Desde noviembre no pisa Cádiz y cree que aún tardará. Se habla de 3.000 contagiados en una región de millón y medio de personas y de 310 muertos. Allí también se sueña con ese pico en el que, a partir de ahí, todo empezará a mejorar, "pero nunca llega. Nos dicen que en diez días llegará ese pico, pero pasan esos 10 días y vuelven a decir que será dentro de otros 10 días y así siempre". Además nos dice que no nos creamos nada por aquí, por España, cuando nos digan que estamos cada vez más cerca de ese pico.

Marisol está informada de todo lo que pasa en Cádiz. "De eso se encarga mi tío Andrés que me manda cada día 400 noticias de Cádiz, así que estoy muy al día". Por eso se atreve a decir que en España la situación es peor que en Italia, "sobre todo es una auténtica vergüenza en las condiciones que trabaja allí el personal sanitario". "Aquí, en Italia, el trabajo es difícil, lo pasamos mal pero hay protección. Lo que veo en España no lo he visto aquí jamás. Es una auténtica barbaridad, al menos en mi hospital".

En cuanto a lo que aún resta por pasar, la gaditana Marisol Ferreiro tiene una tesis bastante apocalíptica, "según qué días me preguntes", pero afirma que hay mucha incertidumbre porque es un virus que no se sabe aún cómo se puede comportar y si terminará por mutarse igual que ocurre con la gripe.

Al compañero de El Confidencial Marisol le llegó a decir que "no creo que ganemos esta batalla. Si los que mandan en la región de Bérgamo no se deciden y no nos mandan el ejército, esto no aguanta".Pero hablando de Cádiz parece que se le pasa un poco esa vena apocalíptica. A pesar de los 20 años que lleva fuera de la ciudad sabe a la perfección quién es Kichi y sabe que, en España, se pone a Cádiz como ejemplo de disciplina en el confinamiento y en la lucha contra el virus.

"Aquí no fue así y se quisieron cerrar las escuelas pero se lo impidieron al presidente. Además la gente no respetaba mucho el confinamiento y los jóvenes, que pesaban que la enfermedad no iba con ellos al principio, formaban unos fiestorros en la Plaza del Papa en los que, en ocasiones, tuvo que intervenir hasta la Policía".

Marisol se consuela pensando que en un día que empezó sobre las nueve de la mañana, algo más tarde de lo habitual "porque quería felicitar a mi hijo", y que eran las nueve de la noche y aún no había llegado a casa, "sé que allí me espera mi marido con una cervecita", casi casi como si estuviera en Cádiz.

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