Crónicas del Trece

El legado de Rafael Román

  • El político gaditano regaló en el último pleno de debate sobre el estado de la ciudad un auténtico programa electoral a su partido e, incluso, a quien lo vaya a sustituir como candidato a las próximas elecciones municipales l Román aportó algunas ideas novedosas e imaginativas

Comenzó Rafael Román su discurso de dieciséis folios con una cita de Clint Eastwood. Quien le iba a decir al actor y director norteamericano que algún día su nombre iba a ser mencionado en el salón de plenos de la muy noble y leal ciudad de Cádiz, él que llegó a ser durante unos años de su ciudad natal.

Sería para despistar o para atraer a la audiencia. Es una norma: comenzar una una frase impactante para que el lector o el oyente piense que lo que puede seguir será interesante.

Y bien que lo fue. La frase de Clint Eastwood era el comienzo del discurso que Rafael Román leyó durante el debate que sobre el estado de la ciudad se celebró el pasado lunes. No era un discurso al uso. Primero, porque era el último firmado por el veterano socialista en este tipo de sesiones. En la del próximo año, será otro u otra el que ocupe su escaño como portavoz del PSOE (salvo que un milagro haga que la izquierda recupere el poder municipal en 2011); y segundo porque el texto redactado por Román fue un ejemplo de brillante oratoria de la que ya no estamos acostumbrados a escuchar y disfrutar en San Juan de Dios, donde tan habituales son los comentarios despectivos, los gritos, las muecas de los adversarios y los mensajes vacíos de contenido.

Porque el discurso de Rafael Román, y fue su discurso personal y no el del PSOE, trasladó a la ciudadanía su modelo de ciudad, su modelo de convivencia, su modelo de diálogo. Trasladó una ciudad con un presente llenó de problemas y con un futuro incierto. Con un pasado del que se puede aprender para evitar repetir errores y permitir, así, diseñar un Cádiz apropiado para los tiempos que tocan vivir.

En esta rica pieza de la oratoria, tan olvidaba últimamente, Román dejó a los gaditanos su legado como político local. Siete años, más el que le resta, como portavoz y fallido candidato a la Alcaldía más otros años más como concejal de a pie y, también, como presidente de la Diputación Provincial, convertida entonces en motor de una activa vida cultural hoy relegada por la institución de la plaza de España. Quedará el Román diputado en las Cortes, aquel que sigue defendiendo el Bicentenario -el único que se ha atrevido a criticar los malos modos de gestión de este evento- y a defender las infraestructuras provinciales que, a la vez, son las infraestructuras de la capital.

Román dejó el lunes su legado escrito en dieciséis páginas . "No es la primera vez que nos ha tocado vivir momentos difíciles... Podemos rendirnos al pesimismo y a la desolación. Pero ni lo debemos ni lo podemos hacer. Ni lo vamos a hacer... Las ciudades no permanecen inamovibles. Cambian, se transforman". Son frases suyas en este discurso iniciado con las palabras de un brillante director de cine.

"La ciudades no permanecen inamovibles. Cambian, se transforman". Sin duda su mensaje más claro, más rotundo y, a la vez, más evidente. Evidencia que, sin embargo, esta ciudad está dejando pasar de largo.

Román desgrana una serie de ideas, un auténtico programa electoral que regala a su propio partido y, si fuera inteligente, a quien va a seguir gobernando la ciudad tras las municipales de 2011. Son, algunas, ideas ya conocidas y por él defendidas; otras, por contra, aportan novedad e imaginación a una ciudad carente de ella.

La conversión de los Depósitos de Tabacos en un centro dedicado al conocimiento y a la sostenibilidad capaz de atraer a colectivos formados y con capacidad económica; el cierre definitivo y potenciado del Campus de Cádiz; la ampliación del puerto, la Gran Plaza del Mar; la reordenación del polígono exterior de la Zona Franca y la apuesta por una industria limpia lo que no le impide seguir apoyando el mantenimiento de la planta de astilleros, lo que entra en contradicción de su planteamiento por nuevas apuestas ciudadanas.

Asume el fracaso del Plan Hotelero y apuesta y apuesta por pequeños hoteles con encanto y pone sobre la mesa una serie de pequeños museos que resalten el esplendor cultural de Cádiz: Manuel de Falla, Celestino Mutis o la relación histórica de Cádiz con América. Incluso propone un museo Fotográfico recuperanco el rico patrimonio que en esta materia tiene la ciudad. A todo ello une una reclamación ya clásica en Román: la apertura de las murallas y baluartes.

Es cierto que algunas de estas cuestiones ya se están desarrollando o se incluyen en el nuevo Plan de Ordenación Urbana, pero más cierto es que su desarrollo más ágil y completo necesita de un consenso ciudadano, y político, que el propio líder socialista planteó en su discurso. Teniendo en cuenta que, por segunda vez en un año, la misma alcaldesa ofrece su mano tendida para estos acuerdos, no cabe más que ponerse a trabajar en este sentido. Rafael Román deja ahí su legado. Para que lo aprovechemos todos.

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