Juicio con jurado por el caso Santa María

"El detenido ofreció una resistencia sobrehumana"

  • La vista oral a cuatro policías nacionales acusados de matar a un hombre durante su arresto en 2015 se suspende después de que uno de los agentes no pudiese terminar de declarar por una fuerte subida de tensión. Los servicios de Urgencias lo trasladaron al hospital 

Imagen cedida por la Policía Nacional del día de los hechos.

Imagen cedida por la Policía Nacional del día de los hechos. / P.N.

Esclarecer si los cuatro policías acusados de matar Juan Antonio Martínez durante su detención en abril de 2015 actuaron en legítima defensa o de una manera violenta y desproporcionada es la disyuntiva que tiene que resolver el jurado que este martes arrancó en la Audiencia Provincial de Cádiz y que, sin embargo, se vio interrumpido ante la indisposición de uno de los agentes implicados. A los pocos minutos de comenzar su declaración, el procesado sufrió una fuerte subida de tensión y tuvo que ser asistido por los servicios sanitarios de Urgencia que se desplazaron hasta el Palacio de Justicia gaditano. Poco tiempo después, la ambulancia lo trasladó al hospital. De ahí que la vista con tribunal popular se suspendiera a la espera de la evolución del agente. 

Según ha podido confirmar este periódico, el policía asistido ya ha recibido el alta hospitalaria, de manera que mañana miércoles continuará el juicio con jurado en la Audiencia de Cádiz. No obstante, está previsto que este acusado se acoja a su derecho a no declarar. Así las cosas, en la mañana de este martes sólo pudo ofrecer su testimonio uno de los policías procesados. Mañana miércoles lo harán dos agentes más y numerosos testigos.

A., el primer policía nacional en responder a las preguntas de todos los abogados personados en la causa, explicó que el 4 de abril de 2015, sobre las 6:30 horas de la mañana, se trasladó junto a un compañero en coche patrulla al céntrico barrio de Santa María, en Cádiz, después de que un vecino alertase al 091 de la presencia de un hombre que lo estaba persiguiendo con un destornillador en la mano. Era Juan Antonio.

El coche patrulla, dijo el agente, se desplazó hasta el Campo del Sur y, una vez allí, el vecino que requirió a la Policía les explicó dónde se encontraba el hombre. "Lo seguimos con celeridad por una calle próxima y le dimos el alto hasta en dos ocasiones, pero hizo caso omiso", manifestó el encausado.

"Se volvió hacia nosotros con actitud agresiva y nos amenazó esgrimiendo el destornillador. Entonces retrocedimos y solicitamos colaboración a otro indicativo por radiopatrulla. Ya sabíamos que no iba a ser una intervención normal", señaló el acusado.

Poco después llegaron otros dos compañeros, afirmó el policía a preguntas de la acusación particular. Una vez juntos los cuatro, "Juan Antonio acometió con el punzón en la cara de uno de nosotros. A partir de ese momento, lo golpeamos con las gomas reglamentarias por brazos y piernas, nunca en la cabeza, para impedir que rematara al compañero que había caído al suelo", testificó el agente, que añadió que, acto seguido, Juan Antonio pinchó a otro policía en la parte del tórax en varias ocasiones. 

A lo largo de la intervención, que se prolongó por unos 10 minutos en los que Juan Antonio "gruñía, se reía e intentaba mordernos", los agentes golpearon al hombre "en las extremidades" con las porras "con la única intención de desarmarlo". "No vi que ningún compañero le alcanzase en la cabeza", insistió el funcionario, sin bien especificó que Juan Antonio no paraba de moverse en todo momento. 

Durante el forcejo para proceder a la detención de Juan Antonio, este policía dijo que perdió el equilibrio al esquivar las acometidas del agresor con el destornillador, cayó en la tarima de la escalinata de madera de la iglesia de Santa María y se partió el brazo. "No podía moverlo y utilicé la porra de cabestrillo. Cuando me incorporé, Juan Antonio estaba en suelo, bocabajo, mientras que mis otros tres compañeros intentaban engrilletarlo", relató.

A preguntas del fiscal, el encausado aseveró: "Temimos por nuestras vidas. Di por hecho que nos pinchaba. El detenido ofreció una resistencia sobrehumana. Cuatro personas no podíamos reducir a una sola". Asimismo, indicó que mientras intentaban ponerle las esposas (dos porque una era insuficiente), el hombre siguió ofreciendo una "resistencia activa" hasta que en un momento dado dejó de moverse de repente. "Sospechamos que pudiera estar fingiendo para luego atacarnos". Pero no fue así. Comprobaron sus constantes vitales y confirmaron que Juan Antonio había fallecido. Después, le realizaron un masaje cardiaco para intentar recuperarlo hasta que llegaron los servicios sanitarios que certificaron la muerte.

Cuestionado por las defensas sobre por qué emplearon las gomas reglamentarias y no las pistolas, el policía declaró que, por protocolo, utilizan primero los medios disuasorios "menos lesivos posibles". Y ello "a pesar de que Juan Antonio lanzaba sus ataques con excesiva violencia, con intensidad y con intencionalidad". 

Este policía testificó también que ninguno los agentes que intervinieron aquel 4 de abril en Santa María sabía que Juan Antonio sufría un trastorno bipolar en ese momento. 

Por último, este policía nacional reconoció en sala tanto la camisa rota como el chaleco con impactos del punzón que llevaba uno de sus compañeros la mañana de los hechos. 

En la breve declaración ofrecida por el agente que tuvo que ser trasladado en ambulancia, éste aseveró que Juan Antonio les dijo "venid, que os voy a pinchar" cuando se percató de la presencia policial. 

Una testigo propuesta "con mala fe"

Antes de que dieran comienzo las declaraciones de los policías acusados en el caso Santa María, en el que la familia de la víctima pide 15 años de prisión para cada uno de los agentes y una indemnización de más de 750.000 euros, todas las partes implicadas en el procedimiento expusieron sus alegatos iniciales y plantearon nuevas pruebas testificales.

Causó especial controversia la propuesta del abogado de la familia, quien pretende traer a un juicio a la ex mujer de uno de los policías encausados. Según explicó el letrado, esta mujer se puso en contacto con él para confesarle que ella estuvo presente en el momento en el que los policías enjuiciados manipularon el chaleco de uno de ellos y lo pincharon adrede con posterioridad a la detención de Juan Antonio Martínez, esto es, que falsificaron una prueba.

El abogado de la familia pidió, no obstante, que fuese la Audiencia de Cádiz quien localizase a esta testigo, pues él lo había intentado con anterioridad y no lo había conseguido. Al respecto, el fiscal del caso le contestó que no se oponía a esta testifical si bien le recordó que, según los trámites legales, él era la persona encargada de citarla. Un criterio éste que compartió la presidenta del tribunal del jurado, la magistrada María Inmaculada Montesinos. 

Ahora bien, el fiscal le afeó a la acusación particular que adelantase a los miembros del jurado el posible testimonio de la ex mujer de policía por una cuestión de "interés". La acusación pública habló de "la mala fe procesal" del abogado de la familia por querer "influir" en el tribunal popular.

Por su parte, las defensas de los agentes calificaron esta estrategia de la acusación particular como "una trampa". "Es un testigo de referencia, no presencial, que sale de nada. Se introduce delante del jurado y no se aclara si esa conversación es objetiva o responde a la situación conyugal del momento en el que se hicieron", criticaron los abogados defensores, que dudaron de su veracidad.

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