El fin del estado de alarma se celebró el fin de semana con mucha gente joven tomando las calles festejándolo, muchas veces de manera irresponsable sin las medidas de seguridad que siguen vigentes, con la esperanza del final de la pandemia que ha secuestrado al mundo entero en el último año y con muchas incertidumbres respecto al tiempo actual y las limitaciones que puedan seguir vigentes. Esta nueva fase de la lucha contra el Covid llega también a las iglesias, que estrenan nuevas medidas una vez declarado el final del estado de alarma.

La principal novedad respecto al interior de las iglesias radica en su aforo, que según establece la Junta de Andalucía se sitúa ahora en Cádiz en el 60% de la capacidad del templo, siempre que se mantenga la distancia interpersonal. Es decir, que las iglesias podrán llenarse hasta el 60% de la capacidad que tenga para el público sentado (no se permite la presencia de personas de pie), siempre que entre cada persona haya una distancia mínima de un metro y medio.

Este porcentaje de aforo se debe a que la provincia está actualmente en el nivel 2 de alerta sanitaria, de los cuatro existentes. Si la situación sigue mejorando y los contagios continúan a la baja, en cuestión de días la provincia pasaría al nivel 1, que marcaría entonces un aforo en las iglesias del 75%. Y en caso contrario, si la situación sanitaria empeorara y Cádiz pasara al nivel 3, el aforo quedaría reducido al 50%, pasando al 30% en el nivel máximo de alerta actual, el 4.

Además, hay que tener en cuenta que estos aforos sirven para “todo tipo de reuniones y encuentros religiosos” que se desarrollen “en todo tipo de instalaciones, públicas o privadas, ya sea en espacios al aire libre o espacios interiores”, según establece el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía del pasado día 7, donde se establecen las “medidas temporales y excepcionales por razón de salud pública en Andalucía para la contención de la Covid-19 finalizado el estado de alarma”.

Al margen de los aforos, pocas novedades trae consigo el fin del estado de alarma para el culto religioso. De hecho, más bien no está previsto ningún cambio al respecto, teniendo en cuenta que actualmente sigue en vigor el decreto que firmara en enero el obispo diocesano, Rafael Zornoza, prohibiendo cualquier tipo de culto en la vía pública. Curiosamente, la Junta de Andalucía ya contempla “la utilización del exterior de los edificios o de la vía pública”, para lo que es necesario la aprobación de la autoridad municipal además de establecer las lógicas medidas para asegurar la distancia mínima de seguridad entre los asistentes y el uso de la mascarilla. Pero la propia administración autonómica recomienda “no celebrar romerías, fiestas, verbenas, actividades festivas populares o tradicionales mientras continúe la situación epidemiológica actual”. Una recomendación válida para los niveles 1 y 2 de alerta sanitaria (que es el que afecta actualmente a Cádiz) y que se convierte en prohibición taxativa para los niveles 3 y 4. En ese epígrafe es donde pueden incluirse las procesiones y otros cultos externos propios de las hermandades (tales como rosarios de la aurora o traslados por cualquier motivo), que Zornoza mantiene prohibidos desde enero y “hasta que no se decrete lo contrario”, como él mismo redactó entonces.

Sí podrán regresar las iglesias al horario de misas que era habitual hasta el pasado mes de enero, cuando las autoridades sanitarias y religiosas pidieron un adelanto para poder cumplir con el toque de queda o con la recomendación de que los ciudadanos estuvieran en sus domicilios a partir de las ocho de la tarde. Al haber finalizado el toque de queda, los cultos regresarán a su horario normal, así como las mayordomías y equipos de montaje podrán trabajar desde ahora sin límites de hora, siendo esta una novedad que sí notarán iglesias y hermandades.

Por tanto, en el Obispado de Cádiz se guiarán por el momento en ese Boletín Oficial de la Junta de Andalucía del pasado 7 de mayo así como por el decreto del obispo Zornoza en vigor desde el 8 de enero. El estado de alarma ha finalizado, pero la nueva situación apenas tiene incidencia en las iglesias.