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De andar por casa

El gusto de renovar una casa del siglo XVIII en El Puerto

  • La influencia del interiorista Jaime Parladé en su propietaria se refleja en los diferentes rincones y espacios creados en la vivienda una vez reformada

  • Imágenes de la vivienda

El patio está rodeado de columnas de piedra y arcos donde se mezclan el suelo de damero de mármol de Carrara con el albero.

El patio está rodeado de columnas de piedra y arcos donde se mezclan el suelo de damero de mármol de Carrara con el albero. / I.C.

La vivienda que hoy recorremos pertenece a una casa del siglo XVIII, en la calle Durango, en El Puerto de Santa María. Su propietaria, Reyes Aritio, la adquirió hace unos años y renovó completamente todos sus espacios y estancias, recuperando el esplendor de antaño. El edificio tiene una superficie de 480 metros cuadrados, presidido por un patio claustral con columnas de piedras y arcos y dos plantas. La planta baja es una zona de recibo con el patio descrito, patio del limonero, el salón, el comedor, el gallinero, la cocina y el baño. La primera planta con una galería que comunica con los dormitorios con sus baños, y una segunda planta con una estancia para invitados con dormitorio y baño y una terraza con vista a la iglesia de la Prioral.

Una entrada con suelo de Tarifa comunica con el interior de la casa. La entrada la preside dos sillas alemanas de principio del siglo XIX, pintada en verde agua, junto con un arcón y un conjunto de apliques de hierros.

El patio principal de la casa tiene una parte de su solería de mármol de Carrara con diseño de damero en gris y blanco y la parte central de albero. Todo el conjunto del patio está decorado con un grupo de mesas auxiliares en su mayoría tocineras de pino, creando diferentes espacios. Estas mesas se encuentran ornamentadas con diferentes objetos de cerámicas .

Un dormitorio con dos camas decapadas junto a una colección de exvotos y pareja de biombos. Un dormitorio con dos camas decapadas junto a una colección de exvotos y pareja de biombos.

Un dormitorio con dos camas decapadas junto a una colección de exvotos y pareja de biombos. / I.C.

Junto al patio se encuentra el gallinero, denominado con este nombre porque era el lugar destinado a las gallinas en su origen. Toda su pared esta decorada con unos murales que representan un gallinero, realizado por un pintor ruso. Este lugar es usado en verano para desayunos y cenas. Todo su suelo es de Tarifa y sobre él se apoya una cama de campaña de hierro tapizada con una tela de un antiguo Suzani, que se acompaña con unos cojines africanos. La estancia la preside una mesa circular marroquí de mosaicos en color barro y amarillo a juego con un trinchero amarillo que protagoniza uno de los laterales de la estancia descrita. Todo utiliza como iluminación un conjunto de antiguos faroles de una estación de tren.

Una escalera comunica el patio descrito con el patio del limonero, ocupado en gran parte por una gran pileta con un limonero. La parte superior de la pileta se ornamenta con un conjunto de antiguos azulejos portugueses. En uno de sus laterales se ubican unos sillones y mesas de hierro y cristal destinados a zona de estar y una de sus esquinas la ocupa una pequeña cuna antigua de campaña.

El comedor es otra de las estancia mas frecuentadas en la casa. Un antiguo Suzani cubre la mesa, la cual se acompaña con un conjunto de sillas de maderas de Olot que se distribuye en la parte central de la habitación. La mesa la decora una pareja de candelabros de madera decapados. Una antigua mesa de costura de sastre se utiliza como mesa auxiliar, en uno de sus laterales, sobre la que descansa una colección de soperas inglesas blanca junto a un candelabro de madera policromado en oro. En otro de sus laterales, se ubica un antiguo mostrador decapado, con una colección de cerámicas blancas. Unos apliques de latón de principios del siglo XIX iluminan esta habitación.

Reyes Aritio Saavedra, en el salón de su casa ante un antiguo escritorio. Reyes Aritio Saavedra, en el salón de su casa ante un antiguo escritorio.

Reyes Aritio Saavedra, en el salón de su casa ante un antiguo escritorio. / I.C.

El salón se presenta con una pareja de sillones tapizados en estampados de ‘Toile Du Jouy’, junto a diferentes objetos decorativos y mesas auxiliares. En el mismo espacio, en el lateral opuesto, se ha creado una zona de trabajo con un antiguo escritorio de caoba de finales del siglo XVIII. Entre los cuadros que cuelgan en sus paredes están una pintura de Lucila Domecq y otra de Belmonte.

La primera planta, donde se ubican los dormitorios y baños, comunica mediante una galería con la planta segunda, donde se encuentra la terraza, con un bonito jardín, junto a una estancia de invitados.

Todos los rincones y espacios de la casa reflejan el buen gusto y la afición de su propietaria por el interiorismo, con la influencia de Jaime Parladé.

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